Ana de Armas pasó de actuar fonéticamente a dominar el inglés en cuatro meses: "Mi vida dependía de ello"

Hollywood no es su vida, es su realidad. Una realidad imparable en 2020 con ‘Sergio’, ‘Sin tiempo para morir’ o ‘Blonde’, interpretando a Marilyn Monroe.
Ana de Armas pasó de actuar fonéticamente a dominar el inglés en cuatro meses: "Mi vida dependía de ello"
Ana de Armas pasó de actuar fonéticamente a dominar el inglés en cuatro meses: "Mi vida dependía de ello"
Ana de Armas pasó de actuar fonéticamente a dominar el inglés en cuatro meses: "Mi vida dependía de ello"

“Nunca se sabe del todo, pero pase lo que pase, como actriz y personalmente, esto es un antes y un después: esos cinco meses rodando en Budapest con Denis [Villeneuve] y Ryan [Gosling] han sido un aprendizaje enorme”. Ana de Armas (La Habana, 1988) respondía así en plena promoción de Blade Runner 2049, cuando todos los periodistas insistíamos con preguntas casi retóricas sobre si aquella secuela de replicantes la lanzaría al estrellato.

Ella respondía así: una réplica breve, precisa, sincera y emocionada. Era 2017 y llevaba ya tres años peleando en Hollywood. “La gente solo conoce todos los ‘síes’, pero he oído muchos ‘noes’ y también he dicho muchos”, explicaba entonces. De hecho, cuando hizo la prueba para Blade Runner 2049 estaba en uno de esos momentos en los que nada le salía. “Ya fuera por el tema del acento, porque eres cubana, pero no pareces cubana…”, eran las excusas que recibía.

Sin lágrimas en la lluviaA Blade Runner, y sobre todo a Denis Villeneueve, tiene que agradecerles que rompieran esa barrera de idioma y etnia para ella. En la película le dejaron ser ella, con su acento, para interpretar a Joi, la novia del protagonista (Gosling). Y los ocho títulos que se acumulan en su filmografía presente y futura son buena muestra de ese salto; de que, por una vez, los periodistas no íbamos tan desencaminados y de que aquella película fue un antes y un después para Ana de Armas.

https://www.instagram.com/p/B8Oz-BEHPLx/Ella nunca habla de sueños cumplidos. Nacida y criada en Cuba, a los 13 años empezó a estudiar en la escuela de teatro. “Pero el mundo no existe para ti, no tienes ni idea de lo que pasa fuera. Es muy difícil soñar nada, porque supuestamente estamos bien con lo que tenemos”, cuenta siempre. No tenía canales de televisión, ni revistas, ni mucho menos internet. Aunque recuerda alguna película, sobre todo de terror, como Tiburón.

No tendría referentes, pero sabía que quería actuar y a los 18 años cogió su pasaporte español (por sus abuelos castellanoleoneses), 200 euros que le quedaban de las tres películas que había hecho en su isla y se marchó a España, donde entró enseguida en los pasillos de El internado.

Todo iba bien en Madrid, encontró “a su familia elegida”, pero no papeles interesantes. No avanzaba a mujeres más adultas, cuando el cineasta venezolano Jonathan Jakubowicz la llamó desde Los Ángeles para la película Manos de piedra (últimos coletazos de Weinstein). Fue suficiente para conocer a agentes allí que le pidieron que se mudara y, de nuevo, no se lo pensó dos veces: “Vendí mis muebles de Madrid en dos días y me fui a LA”.

Los primeros papeles, como las estrellas clásicas, se los aprendía fonéticamente. Pero harta de no tener las mismas herramientas en inglés se puso en serio, siete horas al día de clases. Cuatro meses después, lo dominaba. ¿Tan rápido? “Mi vida dependía de ello”, contestaba hace poco.

https://www.instagram.com/p/B61fj2MDhmv/A punto estuvo de no aceptar el papel de Marta Cabrera en Puñales por la espalda, porque a priori le parecía un estereotipo de “cuidadora latina bonita”. Cuando consiguió darle profundidad al personaje, acabó con una nominación a los Globos de Oro. Un gran comienzo para un enorme 2020 que afianzará su posición en la industria (incluso por encima de pandemias).

Primero con Sergio, junto a Wagner Moura. Y después Sin tiempo para morir, en un papel creado para ella por Cary Fukunaga y arreglado por Phoebe Waller-Bridge. “Puedes decir que está ella, ese humor suyo tan específico. Mi personaje es una mujer real”, dice porque rechaza la reducción de chica Bond.

Además, tiene pendiente Deep Water, con Ben Affleck; y quizá el que más le ilusiona, Blonde, donde claramente ha roto todas las barreras interpretando a Marilyn Monroe. Podría decirse que es otro sueño cumplido, pero Ana de Armas ni siquiera lo había a soñado. Lo suyo, como dice ella, ha sido “más bien improvisación”.

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