Amor y lujo: nuestros seriales favoritos

Repasamos esos 'culebrones' estadounidenses que marcaron nuestra juventud, antes de la llegada de las telenovelas venezolanas... y la HBO.
Amor y lujo: nuestros seriales favoritos
Amor y lujo: nuestros seriales favoritos
Amor y lujo: nuestros seriales favoritos

DINASTÍA (1981 - 1989)

Ambientación lujosa: La muy petrolera ciudad de Denver (Colorado, EE UU), donde las familias de los potentados se hacen la vida imposible entre divorcios, fornicios, fusiones y adquisiciones.

Protagonistas millonarios: La familia Carrington, un verdadero cosmos mitológico con el tonante Blake (John Forsythe) al frente. Su maligna ex esposa Alexis (una Joan Collins desaforada) y la ingenua Krystle (Linda Evans) luchan por su corazón en legendarias peleas de gatas.

Entre bastidores: Creada por Aaron Spelling (Starsky y Hutch, Sensación de vivir), Dinastía puede parecer anecdótica hoy en día, pero en su momento rompió tabúes (la presencia de personajes homosexuales escoció, y mucho, a parte del público, convirtiéndola en icono gay) y ofreció una mirada cínica y sanamente autoparódica al melodrama de toda la vida. Su éxito propició la aparición de un spin-off titulado Los Colby (1985 - 1987) y especiales como Dynasty: The Reunion, de 1991, en el que la Collins y la Evans arreglaban sus diferencias en una escena digna de un videojuego de lucha particularmente violento.

FALCON CREST (1981 - 1990)

Ambientación lujosa: Los viñedos del californiano Valle de Napa, con sus terratenientes dándose la vida padre y sus braceros chicanos pasándolas canutas.

Protagonistas millonarios: Cuando el honesto Chase (Robert Foxworth) hereda parte de la finca que da nombre a la serie, no sabe lo que le espera. Porque con la cuota vinícola de la matriarca Angela Channing (Jane Wyman, ex esposa del entonces presidente de EE UU Ronald Reagan), no juega ni el mismísimo dios Baco. Las nueve temporadas de la serie dieron pie a la aparición de secundarios como el ninfómano Lance (Lorenzo Lamas, 'El rey de las camas'), el sibilino Richard (David Selby) y la despendolada Melissa (Ana Alicia).

Entre bastidores: Concebida por la cadena CBS y la productora Lorimar como su respuesta a Dinastía, Falcon Crest se convirtió inmediatamente en un fenómeno de masas para el público estadounidense... Y para el español: la malignidad de Angela Channing la llevó a ser mencionada en una canción de los Hombres G y en el mismísimo Congreso de los Diputados.

SANTA BARBARA (1984 - 1993)

Ambientación lujosa: El asesinato del heredero Channing Campbell comocionará a la localidad californiana que da título a esta serie. Además, dotará al programa de un rasgo distintivo: ser una de las pocas soap operas con un eje argumental claro.

Protagonistas millonarios: Las oscilaciones de la audiencia y los imperativos de la producción hicieron que el reparto de la serie se renovase casi por completo entre la primera y la segunda temporada. La trama acabaría girando en torno a la historia de amor entre la rica heredera Eden (Marcy Walker) y el detective hispano Cruz Castillo (A Walker).

Entre bastidores: Agraciada con la sintonía más discotequera de este especial, Santa Barbara fue calificada, el día posterior a su estreno, como "La peor serie de televisión jamás rodada". Aún así, el serial se ganó pronto una legión de fans en todo el mundo, incluída España. Entre sus seguidores más devotos se hallaban el mismísimo presidente Reagan y su esposa Nancy, quienes acostumbraban a enviar cartas de condolencia a los actores de la serie cuando sus personajes morían o enfermaban. Tratándose de un antiguo actor, y pese a su fama de poco espabilado, nos inclinamos a pensar que la ingenuidad del mandatario era más bien una forma de hacerle la puñeta a su ex Jane Wyman, prota de Falcon Crest.

DALLAS (1978 - 1991)

Ambientación lujosa: Si Dinastía nos transportaba al turbulento mundo de los petroleros de Colorado, Dallas centró sus trece años de existencia en los magnates de Texas, también enriquecidos gracias al oro negro.

Protagonistas millonarios: Pocos personajes de ficción pueden alardear, como los de Dallas, de haber dado lugar a frases hechas. Sirvan de ejemplo esos "eres más malo que J. R." (refiriéndose al maligno líder de la familia Ewing, encarnado por Larry Hagman) o "bebes más que Sue Ellen los viernes" (por su alcoholizada esposa, con el rostro de Linda Gray) que agraciaron el habla cotidiana de los españoles en la última etapa de la Transición.

Entre bastidores: Pionera en su campo, Dallas se caracterizó por sus espectaculares cliffhangers entre temporada y temporada, e incluso entre capítulo y capítulo. El más espectacular de todos, nunca resuelto por la cancelación del show, mostraba al malvado J. R. siendo empujado al suicidio por los fantasmas de su pasado, en un tono no muy distinto al del Cuento de Navidad de Charles Dickens. La popularidad de la serie en España llevó al humorista Pepe Da Rosa a dedicarle dos parodias en formato cine (Le llamaban J. R. -1982- y J. R. contraataca, al año siguiente), así como un resumen de su enrevesado argumento en esta alegre rumbita flamenca:

BEVERLY HILLS 902010: SENSACIÓN DE VIVIR (1990 - 2000)

Ambientación lujosa: El exclusivo Distrito 90210 de Los Ángeles, donde los quinceañeros se escapan (cuando pueden) del Instituto West Beverly para ir de compras a Sunset Strip o al club Snake Pit, a embolingarse.

Protagonistas millonarios: Viendo las andanzas de Brenda (Shannen Doherty), Dylan (Luke Perry, sex symbol oficial), Steve (Ian Ziering) y los demás niños pijos de la serie, los teenagers españoles descubrimos que había lugares en el mundo donde uno podía ser joven y conducir un deportivo sin haberlo robado previamente.

Entre bastidores: Producto, al igual que Dinastía, de la imaginación de Aaron Spelling (quien aprovechó para incluir en el reparto a su hija Tori), Sensación de vivir no sólo causó polémica gracias a sus tímidos acercamientos al sexo y las drogas, sino que también señaló el ocaso de los seriales al estilo clásico. El cambio de década había llegado, y con la MTV ya en el aire y el grunge a la vuelta de la esquina el tono de las nuevas series de culto iba a ser juvenil y desenfadado, más cercano a los instis que a las salas de juntas. Sin embargo, en 2007 Gossip Girl llegó a las pantallas, demostrándonos que el glamour y los millones son ingredientes imprescindibles para una buena soap opera... Y que no hay nada nuevo bajo el sol.

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