Así es 'American Factory', el documental triunfador de los Oscar 2020

Steven Bognar y Julia Reichert nos abren una ventana a la inaprensible cultura china y retratan el impacto del capitalismo y la globalización en la clase obrera
Así es 'American Factory', el documental triunfador de los Oscar 2020
Así es 'American Factory', el documental triunfador de los Oscar 2020
Así es 'American Factory', el documental triunfador de los Oscar 2020

"Esto es muy serio, mucho más serio de lo que pueden imaginar. Recemos". Con estas palabras  arranca el documental ganador del Oscar American Factory, un retrato implacable del impacto del capitalismo y la globalización en la clase obrera estadounidense. No sabemos quién habla pero enseguida comprendemos que su lamento tiene que ver con el cierre de la fábrica de General Motors asentada en Dayton, Ohio, que puso en la calle a 10.000 trabajadores en 2008.

¿Estamos entonces ante una foto fija de los peores años de la última crisis económica? No tan rápido. La cámara observa pacientemente la llegada a Dayton de inversores chinos en 2010. En concreto, Fuyao, empresa que se asienta en la antigua planta de General Motors y vuelve a contratar a muchos de esos trabajadores en paro. Son tiempos alegres para esta comunidad de Ohio, tiempos de recobrar la ilusión y la esperanza que convierten a esta primera mitad de American Factory en una suerte de ¡Bienvenido, Míster Marshall! con chinos y norteamericanos.

Pero con la alegría recobrada vienen imágenes inquietantes que parecen registradas por unos documentalistas omnipresentes. "EE UU es un lugar donde puedes ser tú mismo. Mientras no hagáis nada ilegal podéis ser libres de hacer lo que queráis. Podéis incluso hacer bromas sobre el presidente y no os pasará nada", les explica un "profesor de cultura estadounidense" a un grupo de trabajadores chinos recién llegados al país. Así, American Factory se convierte en una ventana fascinante a esta inaprensible cultura oriental y, sobre todo, a su cultura laboral en las antípodas de la occidental. En resumidas cuentas, nosotros trabajamos para vivir y ellos viven para trabajar.

Gran parte del interés de American Factory consiste en comprobar este choque de civilizaciones. De las buenas palabras del CEO de Fuyao Cao y del nombramiento de calles a partir del nombre de la empresa china al progresivo deterioro de las condiciones de trabajo de los empleados de la fábrica: medidas de seguridad inexistentes, horarios leoninos, sueldos mucho más bajos y la prohibición recurrente de formar sindicatos. Las alternativas de los empleados son inexistentes, como la de tantos trabajadores que vieron cómo sus condiciones empeoraban después de la crisis económica sabiendo que nunca mejorarían.

Detrás de este apasionante título están dos documentalistas míticos: Steven Bognar y Julie Reichert, de quien ya hablamos aquí a propósito de Growing Up Female, el primer documental feminista de la historia. Su bagaje en el cine de lo real explica la confianza con la que todos, chinos y estadounidenses, empleados y jefes, hablan a cámara en todo momento del proceso. "Queremos dar voz a esas personas que nunca aparecen en pantalla. Trabajadores, sus historias, sus luchas. Deberían estar en pantalla porque son igual de importantes que los superhéroes", explica Steven Bognar en American Factory: A Conversation with the Obamas (Netflix).

American Factory cuenta además con unos valedores muy especiales. Tras su exitoso paso por Sundance y la compra de derechos de Netflix, Michelle y Barak Obama decidieron entrar como productores del documental, siendo la primera película en la que participan con su productora Higher Ground. "Esas escenas que nos presentan a los trabajadores, en su uniforme, entrando a trabajar –recuerda Michelle Obama– es mi historia, mi pasado. Ese era mi padre. Lo que le enorgullecía y le daba un sentido a todo era ese uniforme y esa habilidad de mandar a sus hijos a la universidad".

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