'Aladdin' en tu consola: así era el videojuego que acompañó a la película

La gran época dorada de Disney en el cine también fue su edad de oro en el mundo de los videojuegos. Cada película que estrenaba iba seguida de un título (o más) para las consolas más populares del momento. Así, aquellos que vivimos esos ya lejanos años, recordamos aventuras como la de Disney’s Aladdin con añoranza.

Virgin Games y Disney Software fueron los encargados de crear este programa que llegó a las casas de los niños el 11 de noviembre de 1993, un años después de la película de dibujos animados en la que se basó.

Este título fue lanzado para Sega Genesis (conocida en Europa como Megadrive) como uno de los varios que se lanzaron en ese mismo mes, incluido otro de gran éxito y con el mismo nombre que llevó a cabo Capcom para la Super NES.

El éxito de Disney’s Aladdin fue rotundo: vendió más de cuatro millones de copias en todo el mundo, convirtiéndose en el tercer juego más vendido de la Sega Genesis de todos los tiempos, solo por detrás de Sonic the Hedgehog y Sonic the Hedgehog 2.

Además, el título obtuvo el galardón al Mejor juego Génesis de 1993 por la revista Electronic Gaming Monthly y consiguió ganar también en la categoría de Mejor Animación.

Fueron muchos los títulos que Disney desarrolló partiendo de sus películas, pero la historia de Aladdin llegó al corazón de tantos niños que era fácil triunfar en el ámbito de las consolas. Pese a ello, hay que reconocer que el trabajo de los desarrolladores fue extraordinario, desde la animación a la paleta de colores, pasando por las mecánicas del juego.

En el programa, el jugador controlaba al protagonista, el joven Aladdin, que debía recorrer las calles y los tejados de Agrabah, la Cueva de las Maravillas y la mazmorra del Sultán, nivel tras nivel, hasta llegar al enfrentamiento final en el palacio del Gran Visir, Jafar. Todas estas localizaciones aparecían en la película, así que al usuario le resultaban familiares por haberlas descubierto en la pantalla.

En su camino, Aladdin tenía que hacer frente a los guardias del sultán y a los animales del desierto, obstáculos que si se era hábil, esquivabas con relativa facilidad. La única defensa del héroe eran una cimitarra con la que podía desviar los proyectiles que los enemigos le lanzaban, y un limitado suministro de manzanas que podía lanzar.

Además, Aladdin podía intercambiar gemas que iba recolectando en su aventura por vida a través de un vendedor ambulante que aparecía en ciertos puntos de la partida. De igual manera, había rondas de bonificación, pequeños minijuegos donde conseguir más manzanas, gemas o vidas adicionales: sus el Genio y la del mono Abu.

En la primera, el jugador intercambiaba fichas con el genio, quien le devolvía vidas, manzanas o gemas, de forma aleatoria. En el segundo, el usuario se ponía en la piel del pequeño mono Abu, quien debía de atrapar elementos de bonificación que iban cayendo del cielo, esquivando objetos como rocas u ollas.

Por último, tenemos que citar la música. Porque, si bien ambas versiones de Aladdin tenían un apartado sonoro muy cuidado, la de Genesis/Megadrive aprovechaba las formidables capacidades sonoras de esta consola para entregar versiones vibrantes y pegadizas de Príncipe Alí, Un mundo ideal y otros temas emblemáticos.

Toda una mezcla de diversión, fidelidad a la historia original y unos gráficos y animaciones muy conseguidas para la época en la que se estrenó el videojuego que hicieron de él, el coloso de Disney en Sega Genesis.