Aforo (muy) reducido: ¿Puede suspenderse una sesión de cine por falta de público?

¿Has ido alguna vez a ver una 'peli' y has descubierto que eres el único espectador? ¿Quieres saber cuáles son tus derechos, y los de la empresa, en situaciones así? Entonces, te interesa leer este reportaje. Por YAGO GARCÍA
Aforo (muy) reducido: ¿Puede suspenderse una sesión de cine por falta de público?
Aforo (muy) reducido: ¿Puede suspenderse una sesión de cine por falta de público?
Aforo (muy) reducido: ¿Puede suspenderse una sesión de cine por falta de público?

Es un día laborable, a la hora de la siesta. Pero tú estás de vacaciones, no tienes que estudiar o (¡ay!) estás en el maldito paro, y te apetece ir al cine. Llegas al local de tu elección, pagas tu entrada, y al llegar a la sala te la encuentras completamente vacía. Supones que el resto del público no tardará en llegar, palomitas en ristre, pero te equivocas: o bien acabas compartiendo la sesión con otras dos o tres personas, o bien tienes la sala para ti solo. Algo mucho más frecuente de lo que parece, con lo que muchos de nuestros lectores se han encontrado varias veces, y que hace que en CINEMANÍA nos planteemos una pregunta: ¿se puede suspender una sesión de cine por falta de aforo?

Para empezar, insistimos en que estos pases casi exclusivos no son raros, ni mucho menos. Desde el complejo Kinepolis, de Pozuelo de Alarcón (Madrid), Ruth Benito (del departamento de marketing) nos informa de que "aunque parezca mentira, entre semana las salas están más vacías", y que en alguna ocasión "alguna pareja se ha encontrado una para ellos solos: como en el salón de su casa, vamos". Claro que los Kinépolis, situados en la periferia de una gran ciudad, quedan un poco lejos para gran parte del público. ¿Qué ocurre en el caso de cines más céntricos, como el también madrileño Yelmo Ideal? Pues, según su gerente, Óscar Pérez, cosas muy similares, pero con menos frecuencia: "Los pases con más tendencia a quedarse vacíos son los que se hacen a primera hora los días laborables, sobre todo los miércoles o jueves", nos explica Óscar. "Las 'sesiones golfas' de madrugada, sin embargo, suelen acabar llenas hasta la bandera".

Vale, estamos de acuerdo en que (por raro que parezca) hay sesiones de cine a las que asiste un público que puede contarse con los dedos. Pero, ¿cuáles son las obligaciones de la sala en estos casos? Según nos informa la asociación de consumidores FACUA, las mismas que si las entradas se hubiesen agotado: una empresa no puede suspender una sesión por falta de público, y menos aún si hay espectadores que han comprado su entrada. "Si tú estás pagando, el cine tiene que proyectar su película para ti, aunque estés tú solo", nos explica su portavoz. "Hacer un pase para tan poco público puede ser gravoso para la sala, por el desgaste de materiales y otros factores", detalla, "pero cancelar la proyección sólo es justificable en caso de fuerza mayor: de lo contrario, sería como si una compañía de vuelos low cost suspendiese el despegue de un avión porque va a medio pasaje".

A estas palabras se suma un dato más: la sala no puede suspender el pase ni siquiera aunque no se haya vendido una sola entrada. "Esto está en vigor, sobre todo, desde que la venta de entradas se informatizó, porque todos los datos acaban llegando al ministerio de Cultura", indica Borja de Benito, el responsable de comunicación de la federación de exhibidores FECE. "De este modo, se debe indicar el número exacto de espectadores de cada pase, incluso aunque ese número sea cero". Al hilo de esto, Ruth (Kinépolis) nos indica que, en caso de que no haya habido ventas, en su cine se siguen ofertando entradas "hasta media hora después de la hora indicada para el comienzo, por si hay alguien que llega tarde y quiere entrar".

Aun así, tenemos testimonios según los cuales algunas salas se saltan esta norma a la torera. El madrileño Francisco J. P. nos habla de un incidente en el cine de un centro comercial, donde se dirigió con otra persona a ver Origen: "Fuimos a la taquilla media hora antes del inicio de la sesión, y nos dijeron que esta se cancelaba por aforo insuficiente". Desde Valladolid, Pedro S. B nos habla de un cine ("siempre el mismo") al que no quiere mencionar, y que ha suspendido varios pases "por frecuentes, y sospechosos, problemas técnicos" que solían coincidir con una venta de entradas muy baja. Ya sabemos que esto no es legítimo, pero ¿qué medidas puede tomar el espectador para ser resarcido?

Según lo que nos indican nuestras fuentes, sentimos comunicar a Francisco y Pedro que, si no se ha comprado la entrada, no se tiene derecho a indemnización. Claro que, según nos indica nuestro contacto en FACUA, una vez desembolsado el dinero en la taquilla la cosa cambia mucho: "La cancelación del pase se podría negociar si el cine plantea una indemnización, para resarcirte de un perjuicio por incumplimiento de contrato". Esta indemnización sería obligatoria incluso por razones de fuerza mayor, y podría consistir, como mínimo, en la devolución del importe de la entrada "y en el importe de las palomitas y el refresco, en caso de que se hayan comprado, para compensar por el sobreprecio". En el caso de cancelación por falta de asistencia, el espectador podría exigir una satisfacción mayor: "Que te regalen dos entradas gratis, por ejemplo".

Pero, como ya nos han explicado antes, no es legítimo suspender una sesión porque su aforo sea muy escaso. Borja, de FECE, nos explica que la empresa sí puede "cambiar el pase de hora, por ejemplo, y justificarlo como un cambio de programación". Cuando le preguntamos por los casos antes mencionados, nuestra fuente en la federación de exhibidores es concluyente: "No puedo hablar sobre casos concretos, pero si esta situación se da, lo que diga el taquillero no tendría el valor de una comunicación oficial de la empresa". "Por suerte o por desgracia", podríamos añadir nosotros.

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