9 personajes de Hollywood que metieron la pata en Twitter

Espabilado como siempre, Charlie Sheen tuvo que cambiar de móvil tras publicar su número en la red de mensajes breves. Estas otras figuras no llegaron a tanto, pero sus casos también tuvieron delito. Por YAGO GARCÍA
9 personajes de Hollywood que metieron la pata en Twitter
9 personajes de Hollywood que metieron la pata en Twitter
9 personajes de Hollywood que metieron la pata en Twitter

Publicar tu número de móvil en Twitter es algo que no se le ocurre ni al que asó la manteca. Pero Charlie Sheen nos ha dejado claro que sus actos desafían a toda lógica, con lo que no sorprende (demasiado) saber que cometió ese enorme desliz. Hay quien dice que el actor lo publicó cuando John Cryer, su ex compañero de la serie Dos hombres y medio, manifestó su deseo de recuperar el contacto con él, otros que el destinatario del mensaje fue su hermano Emilio Estévez, y ha llegado a sonar hasta el nombre de Justin Bieber, pero lo cierto es que el valioso dígito apareció en la red social acompañado por las palabras "Llámame, hermano". Lo cierto es que los casi cinco millones de seguidores de su cuenta lo retuitearon con fruición, con lo que Sheen se ha visto obligado a cambiar de teléfono y, suponemos, a vigilar más lo que escribe. Al igual que él, estos nueve personajes de Hollywood también cometieron fallos de los gordos en el servicio de mensajes breves, pero garantizamos que ninguno fue tan peligroso... Ni tan estúpido.

¿Qué ocurrió? En abril de 2009, el intérprete de Lobezno estaba en plena gira por Australia, su tierra natal, y en su twitter apareció lo siguiente: "Almorzando en el puerto viendo el Centro de la Ópera. ¡Adoro esta vida!". Resulta que los nativos de Sydney aluden al edificio de marras como el Teatro de la Ópera o en todo caso, dada su peculiar arquitectura, como "La regata de balandros", pero nunca jamás como "el Centro de la Ópera". ¿Qué ocurrió? Pues que el espabilado de Hugh había confiado su cuenta a las manos de un becario.

¿Qué ocurrió? "Los amigos no dejan a los asnos [jackasses] conducir después de haber bebido". Así describía el archicrítico de EE UU, con su legendaria mala leche, el accidente en el cual perdió la vida el actor de Jackass Ryan Dunn. Siempre obstinado, Ebert replicó de forma harto seca a quienes, como el bloguero Pérez Hilton, le llamaron la atención sobre sus comentarios, pero al final acabó pidiendo disculpas en consideración a las familias de Dunn y de la otra víctima.

¿Qué ocurrió? "La circuncisión es bárbara y estúpida: ¿es que Dios necesita que le dones tu prepucio?" fue la réplica del orondo australiano a un fan que le preguntaba si debería operar a su hijo. Las palabras de Crowe, ya de por sí contundentes, fueron subiendo de tono conforme otros followers le recordaban que dicho acto es un precepto religioso para judíos y musulmanes: "Si creeis que cortarle la cosita a vuestros hijos es civilizado, hacedme un unfollow e íos a la mierda", fueron algunas de sus palabras. La intervención del director israelí Eli Roth consiguió librarle de las acusaciones de antisemitismo, pero Crowe optó por borrar todos los tweets ofensivos poco después del incidente.

¿Qué ocurrió? "¿Cómo se os ocurre despedir a Jo Pa [el entrenador de fútbol americano Joe Paterno]. Como fan suyo, me parece de mal gusto". El actor más twittero de Hollywood (y sustituto de Sheen en Dos hombres y medio, ¿casualidad?) tuvo que tragarse una buena cantidad de reacciones tras estas palabras, las cuales causaron aún más revuelo que sus divulgadas intimidades con Demi Moore. Y es que el técnico del equipo universitario Penn State había encubierto, presuntamente, los abusos sexuales cometidos por uno de sus subordinados, algo que Kutcher ignoraba cuando escribió su mensaje.

James Francojames_franco_twitter

¿Qué ocurrió? Tanto va el follower a Twitter, que al final se rompe: esa fue la lección que aprendió el actor de El origen del planeta de los simios (entre muchas otras) tras haberse pasado la gala de los Oscar pegado al smartphone. Cuando el comediante Bruce Vilanch criticó su labor como presentador, Franco posteó una foto retocada que ponía en boca de su rival las palabras: "James Franco jodió los Oscar. Hacedme caso, que sé de comedia: le escribo los chistes a Bette Midler". La cosa no fue para tanto, pero menos de un mes después el actor canceló su cuenta.

¿Qué ocurrió? Pues que, siguiendo el ejemplo de Charlie Sheen, 'LiLo' se scarlettjohanssonizó a sí misma. Es decir, que no esperó a que un fan publicase una foto indiscreta de su cuerpo serrano, sino que posteó una artística imagen en topless en su cuenta, aliñada con mensajes muy dolidos a su reciente ex novia Samantha Ronson, con quien acababa de romper.

¿Qué ocurrió? En comparación con las meteduras de pata anteriores, esta te parecerá poca cosa... Salvo si eres fan de Dexter. Porque, justo tras acabar de ver el último episodio de la quinta temporada, a la Caulfield se le ocurrió comentarlo en la red social, sin tener en cuenta que una buena parte de sus seguidores aún no lo habían visto. Su respuesta, que termina con la frase "por favor, no me odiéis", da hasta un poco de pena.

¿Qué ocurrió? "Los tres poderes de Emma Frost: telepatía, transformarse en diamante y, sobre todo, apestar actuando". Estas fueron las palabras del guionista favorito de J. J. Abrams tras ver a January Jones (Mad Men) en X-Men: Primera generación. Aunque sabemos que la Jones no es precisamente la actriz más amada de Hollywood (que se lo pregunten a Seth Rogen), el comentario de Lindelof fue acogido por muchos como una falta de caballerosidad.

Nicole Crowthernicole_crowther_twitter

¿Qué ocurrió? Reformulemos la pregunta, mejor, porque el interrogante correcto sería más bien: "¿Quién es Nicole Crowther?". Pues una extra de Glee que atrajo sobre sí las iras de los fans de la serie al desvelar el nombre del rey y la reina del baile en su cuenta de mensajes breves. Los gleeks se cebaron con ella, y también el guionista Brad Falchuk (ver imagen). La 20th Century Fox, por su parte, no sólo la despidió fulminantemente, sino que también reformuló los contratos de muchos de sus trabajadores para incluír cláusulas de confidencialidad.

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