7 películas clásicas para sobrevivir al coronavirus

Aparcamos por un momento los Blu-rays de '28 días después' y 'Estallido' para encontrar otros clásicos epidemiológicos de cara al coronavirus.
Epidemias
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CINEMANÍA
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Según los más agoreros, la suerte ya está echada: el coronavirus ya ha hecho su viaje desde China hasta Europa occidental, y solo nos queda encerrarnos en casa rezando para que la plaga no nos alcance. Admitiendo que esto sea así, lo primero y más importante es preparar nuestra reclusión hasta el fin de la epidemia: tenemos agua, tenemos víveres, tenemos videoconsola, tenemos una biblioteca bien surtida… y tenemos películas por un tubo.

Ahora bien: ¿de qué películas hablamos? Pues de películas sobre epidemias, claro. Y, contando con que 28 días después y Estallido están un tanto desgastadas, hemos seleccionado otros 7 títulos que abordan la cosa infecciosa con mucha soltura, pero que suelen quedar un tanto relegados a la hora de hablar de epidemias. Con ellos, la cuarentena se pasará en un suspiro (o quizás no…).

La amenaza de Andrómeda (Robert Wise, 1971)

La epidemia: El primer gran bestseller de Michael Crichton (Parque Jurásico) puso en juego un virus que mata estimulando de forma casi instantánea la coagulación de la sangre. Algo así como el ébola, pero al revés. Además, para acabar de arreglarlo, el microorganismo en cuestión es de origen extraterrestre…

La solución: Aislar a cinco científicos de caracteres tirando a incompatibles en un centro subterráneo de investigación, cual si de un Gran Hermano virológico se tratase. Encerrados junto a los dos únicos supervivientes de la infección, los estudiosos descubrirán que el virus de marras es más inteligente de lo que parece.

Contagio (Steven Soderbergh, 2011)

La epidemia: Ya hablábamos hace poco acerca de cómo Soderbergh puso a la población mundial al borde de la extinción mediante una variedad mutante de la encefalitis, una malvada corporación, Gwyneth Paltrow y una cagarruta de murciélago. Pero que nos aspen si la película (un megahit en servicios de VOD desde hace unos meses) no viene al caso.

La solución: Pues la que viene siendo habitual. Es decir, rezar para que no te toque la china mientras los virólogos de guardia (Samuel L. Jackson entre ellos) desarrollan una vacuna… y teóricos de la conspiración (Jude Law) aprovechan para sacar tajada económica del desastre.

Muerte en Venecia (Luchino Visconti, 1971)

La epidemia: Por una vez nos dejamos de virus imaginarios: en esta ocasión, el microorganismo malvado es el cólera, una enfermedad que antes de la invención de las vacunas y los antibióticos (por no hablar del agua corriente y potabilizada) era un problema de aúpa en una ciudad lacustre.

La solución: Ni Visconti ni Thomas Mann (autor de la novela original) estaban por la labor de dar remedios. Las autoridades venecianas no quieren poner la ciudad en cuarentena para no perjudicar al turismo, y el protagonista (Dirk Bogarde) está demasiado ocupado con su patética pasión por un adolescente (Björn Anderssen) como para salir cortando de allí.

[REC] 3: Génesis (Paco Plaza, 2012)

La epidemia: El apocalipsis zombie provocado por la Niña Medeiros se extiende sin parar. Y, en la tercera entrega de la saga, llega hasta el lugar más apto para extender la muerte, la destrucción y la locura: un banquete de boda.

La solución: La entrega más cómica de la saga [REC] no ofrece demasiado alivio contra la plaga. De modo que, puestos a abandonar este mundo a lo grande, nosotros optamos por la respuesta de esa Leticia Dolera con el vestido de novia hecho unos zorros y asestando motosierrazos al ritmo del Eloise de Tino Casal. 

La máscara de la Muerte Roja (Roger Corman, 1964)

La epidemia: Adaptando un relato de su querido Edgar Allan Poe, y con Nicholas Roeg (Amenaza en la sombra) como director de fotografía, el rey de la serie B escenifica la purulenta plaga que sacude los dominios del príncipe Próspero (Vincent Price), un aristócrata muy renacentista y muy satanista.

La solución: Como pérfido villano que es, el príncipe Próspero decide encerrarse junto a sus cortesanos en su castillo para así dar fiestones y acosar en paz a desvalidas doncellas (Jane Asher, entonces pareja de Paul McCartney). Pero ojo, porque en la orgía se ha colado alguien que no está en la lista de invitados…

La peste (Luis Puenzo, 1992)

La epidemia: Cuando Albert Camus escribió la novela que adapta este filme, no se andó con chiquitas: la enfermedad a la que se refiere el título, y que devasta una ciudad (norteafricana en la literatura, latinoamericana en la adaptación) es la peste bubónica de toda la vida.

La solución: Con el presupuesto bajo mínimos y la histeria colectiva desatada, no queda mucho que hacer salvo decretar una férrea cuarentena mientras los protagonistas del filme (entre ellos, Raúl Juliá, Robert Duvall Sandrine Bonnaire) divagan sobre el silencio de Dios, el mito de Sísifo y demás existencialismos.

Los Crazies (George A. Romero, 1973)

La epidemia: Siempre a lo suyo, el maestro Romero deja en paz a los zombies por una vez… para reemplazarlos por ciudadanos de Pensilvania convertidos en maníacos homicidas. El causante de la infección: un virus experimental creado por el ejército de EE UU.

La solución: En parte para evitar la propagación de la epidemia, en parte para echar tierra sobre el asunto, las autoridades cortan por lo sano y masacran a toda la población del lugar, sin distinguir entre sanos y enfermos. Y, en este último grupo, está el científico que podría haber encontrado una cura.

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