7 documentales sobre actrices y actores malditos que deberías ver

¿Qué hay, que nos gusta tanto, en la vida de los actores? Sobre todo en la de los malditos. Es una curiosidad intrínseca por esa profesión con la que deciden convertirse (los que son buenos) en mil personas distintas. Esto no puede hacerse sin que deje huella y ese proceso es fascinante. Y al contrario de lo que se pueda pensar es verdaderamente importante la vida privada de un actor para entender su arte. Es, al menos, esclarecedor. Y morboso sí, pero qué le vamos hacer. No podemos negar nuestros impulsos.

Por ejemplo, de esa obra maestra titulada Moteros tranquilos y toros salvajes y escrita por Peter Biskind aprendimos que Warren Beatty paseó por las sábanas de medio Hollywood y que además fue uno de los precursores del radical cambio de la industria y que una cosa no podía ser sin la otra. Cuanto más detalles sobre las actrices, bailarinas, productoras y directoras de casting que Beatty amó, más entendemos su forma de actuar, o su implicación como productor o director. Y así ocurre con otras muchas personalidades de las que afortunadamente tenemos buen material para satisfacer nuestra curiosidad.

“Es muy difícil hablar en serio de Monroe, porque era toda oropel. Se escapaba a la seriedad; cambiaba de tema. Pero cuando uno veía en la pantalla el resultado que había conseguido, por las buenas o por las malas, se quedaba asombrado. Era asombroso lo que irradiaba. Y, aunque no lo parezca era una excelente actriz de diálogo. Sabía dónde iban las risas. Lo sabía. A cambio, claro está, teníamos a trescientos extras: miss Monroe tenía que aparecer a las nueve en punto de la mañana y no llegaba hasta las cinco de la tarde. Llegaba y decía: 'Lo siento, me he perdido cuando venía al estudio'. ¡Llevaba siete años contratada allí!”

Esta es quizá una de las mejores anécdotas de la actriz contada por el grandísimo Billy Wilder. No hace falta mucho más para entender que ella era algo fuera de lo normal pero que algo fallaba ahí.

De Marilyn Monroe se han escrito centenas de libros, se han hecho películas tan loables como La vida secreta de Marilyn Monroe y documentales otros 340. Así que elegir uno solo no es fácil. Sin embargo, hay uno que lo tiene todo: Marilyn Monroe: Sus últimos días. A parte de contar como se construyó el icono, relata con una sensibilidad apabullante gracias a la reconstrucción de su último metraje: Something Got To Give, de qué manera Marilyn odiaba ser Marylin.

Bogart es Bogart. Es el seductor, el hombre que mejor fuma del cine clásico. El del sombrero y gabardina. El que todos los hombres queríamos ser una fría noche de invierno cuando salimos a la puerta del bar a echar un cigarro. ¡Diablos! ¿Cuántos habremos empezado a fumar por culpa de Bogart?

Bogart era un tipo difícil. Audrey Hepburn reconoció en varias ocasiones que su compañero en Sabrina de reparto era no menos que maquiavélico. Él simplemente decía que la actriz no sabía actuar. Y es que pasaban dos cosas, la primera es que Bogart siempre iba un par de copas por delante de los demás, y la segunda que el actor quería a Lauren Bacall para el papel protagonista.

El mejor documental sobre el actor es Bacall on Bogart, donde ella narra la historia de su vida con el actor. Su amor, sus malos momentos, su faceta reivindicativa, básicamente todo sobre el protagonista de Casablanca.

La muerte de Brittany Murphy conmocionó al mundo. Porque era muy joven, porque apenas había demostrado su talento como actriz y vaya si lo tenía, porque su muerte ocurrió en extrañas circunstancias, cosa que hace que la leyenda se infle como un globo.

No se ha hecho documental alguno, pero esta película de Joe Menendez en la que Amanda Fuller interpreta a la actriz es una joya, una película tan mala que es buena. Y merece que hagamos una excepción. Excesiva y al mismo tiempo entrañable y cursi, es casi pornográfica en su forma de relatar los problemas de la actriz, sobre todo los de su autoestima. Un documento al que no deberíamos hacer mucho caso pero que nos acerca a esta terrible industria de carroñeros. Y sobre todo, esta cinta traducida en España como Todo por un sueño, nos enseña que los actores y las actrices pueden ser personas con muchas inseguridades. Tantas que a veces acaban ahogándoles.  Y no lo dudéis, cada inseguridad y cada complejo se refleja en sus interpretaciones.

El mito de los mitos. El actor que tiene el récord de convertirse en leyenda con tan solo tres películas. Los jóvenes de su generación querían mirar como él, conducir como él, vestir como él, apoyarse en los marcos de las puertas como él… Hizo tres películas, dos clásicos y una obra maestra: Rebelde sin causa, Gigante y Al este del Eden respectivamente.

Como ocurre con Marilyn Monroe hay mucha tinta vertida sobre este icono y no es fácil elegir un documental, pero sin duda, el que hizo Michael J. Sheridan que narraba Martin Sheen es el más revelador. 88 minutos con documentos gráficos, fragmentos de sus películas en televisión y entrevistas con sus compañeros son suficientes para comprender la obsesión que este joven americano tenía con la velocidad, la búsqueda de la perfección en la pose, el arte de elegir buenos papeles y la cualidad innata de arrebatar cada fotograma a tus compañeros de reparto.

El animal más bello del mundo. La mirada de Ava Gardner te traspasa desde una fotografía o desde un fotograma. Imagina haber compartido con ella noches interminables por Gran Vía, por Chicote, por Las Ventas. Es la actriz más española de Hollywood. Su vida fue puro éxtasis. Alcohol, seducción, cine, toros y un piano. Y como muchas actrices y como muchos actores ella odiaba verse en pantalla, decía que esa mujer no era ella.

Con esa premisa abre Isaki Lacuesta, ya no solo el mejor documental sobre Ava Gardner, sino uno de los mejores documentales cinematográficos de los últimos años. Con el primer plano de la actriz en Pandora y el primero de Harén, la primera y la última película que Ava rodó en España, el director enlaza una historia sobre cine, montada con exquisitez y donde la actriz dialoga consigo misma sobre su pasado, su presente y, inconscientemente, sobre su legado.

El James Dean del Nuevo Hollywood. Con una carrera casi igual de corta pero ni tan guapo, ni tan icónico… pero mucho más magnético y mucho más actor. Todos los amantes del cine de los 70 sabemos que no hubiera sido lo mismo sin él. Nuestro Fredo… ¿Qué sería El Padrino sin Fredo? Todas sus interpretaciones son de personajes secundarios pero todas las películas fueron nominadas al Oscar. Él quería ser del método como Dean, pero no podía, porque su arte residía en todo lo contrario, en la torpeza, en su fragilidad, en su entrañable fealdad y en la debilidad de su mirada.

Sólo interpretó cinco películas antes de morir. ¡Pero qué cinco películas! El padrino, La conversación, El padrino Parte II, Tarde de perros y El cazador. Richard Shepard reconstruye el mito a través de un documental que, cinematográficamente hablando, está entre los mejores que ha hecho la HBO. Descubriendo a John Cazale se alimenta de las mejores secuencias del actor y de entrevistas a sus colegas, entre las que destacan la de Meryl Streep, su fiel acompañante hasta que murió. Imperdible documento.

Al comienzo de este informe hablábamos de lo importante que es conocer la vida privada de un actor para entender su arte, su estilo, su talento… Mitchum hablaba poco porque fumaba mucho, era un verdadero adicto a la marihuana, Mitchum escuchaba porque era más inteligente que los demás, Mitchum era libre y probablemente se acostó con más mujeres que Warren Beatty, solo que él nunca lo dijo.

Aunque estos detalles de su vida no se cuentan en Robert Mitchum: The Reluctant Star, estamos ante un documental imprescindible para los fans del actor. Y ya no solgo porque salgan mitos como Anthony CAruso, Deborah Kerr o Syndey Pollack hablando de este actor y su vida tanto fuera como dentro de la pantalla, sino porque él mismo aparece hablando del cine, de su infancia y juventud, de sus logros y de sus caídas, como su legendario arresto por fumar hierba. Nunca Mitchum ha hablado tan abiertamente como en este filme.