Monty Python: 20 cosas que tal vez no sabías sobre el grupo cómico más genial

Una recopilación de hechos y dichos llena de leñadores travestis, loros muertos y hombres con tres nalgas
Los miembros de Monty Python
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Con dos miembros fallecidos (Terry Jones y Graham Chapman) y los cuatro supervivientes enfrentándose agriamente en redes sociales por razones de parné, es muy poco probable que los componentes de Monty Python vuelvan a mirarse alguna vez a la cara. 

A estas alturas, lo de John Cleese, Eric Idle, Terry Gilliam y Michael Palin ya no lo arregla ni Brian en persona. De modo que, para sobrellevarlo, hemos preparado esta colección de hechos y dichos que ilustren a los novicios y aclaren las preguntas sobre la serie Monty Python's Flying Circus y filmes tales que Los caballeros de la Mesa Cuadrada o El sentido de la vida.

¿Cómo se conocieron los miembros del grupo? ¿Cuál fue su secreto para sobrevivir junto a a un gafe de la talla de Gilliam? ¿Existe de verdad el hombre con tres nalgas? ¿Estaba muerto el loro, o sólo estaba descansando? Las respuestas a todas estas preguntas, y a algunas más, no te esperan necesariamente si sigues leyendo.

Una educación perfectamente malgastada

Ante el refinamiento de sus sketches y la vasta cultura de la que hacían gala (no hay más que recordar el partido de fútbol entre filósofos), uno pensaría que los miembros de Monty Python habían frecuentado ámbitos académicos de relumbrón. Y eso es cierto, porque la génesis del equipo tuvo lugar en las dos universidades británicas más famosas. 

Michael Palin y Terry Jones se conocieron siendo alumnos de Oxford, donde hicieron sus pinitos en el teatro, mientras que Graham Chapman, John Cleese y Michael Palin asistieron a clase en Cambridge. Chapman y Cleese, compañeros de promoción, fueron miembros además de los Cambridge Footlights, la famosa troupe estudiantil del centro. 

Durante una gira con los Footlights por EE UU, ambos trabaron amistad con un chaval de Minneapolis que hacía sus pinitos en la animación y que ardía en deseos de marcharse de su país: el nombre del susodicho, como ya habrás imaginado, era Terry Gilliam...

Raíces absurdas

¿Cuáles fueron las influencias de los Monty Python? Pues, leñadores travestis y loros muertos aparte, podemos señalar dos: como buenos hijos de la Gran Bretaña, y de su época, nuestros chicos habían crecido tronchándose con las ocurrencias de The Goon Show, el programa radiofónico de Peter Sellers y Spike Milligan. Además, los pythons admiraban mucho el espectáculo Beyond the Fringe, creado por Peter Cook y Dudley Moore.

No sintonice su televisor

Antes de ponerse frente a las cámaras y dejar los platós de la BBC como un solar, los futuros miembros de Monty Python se encontraron, desencontraron y reencontraron currando en numerosos programas de TV como guionistas y actores. 

Cuando los 60 llegaban a su fin, Graham Chapman y John Cleese recibieron una oferta de la BBC para realizar un espacio entre los dos: como Cleese (dicen) desconfiaba del voluble y atormentado Chapman, llamó a sus otros cuatro conocidos, por entonces en la cresta de la ola gracias a un show titulado Do Not Adjust Your Set. Et voilá: así se formó el sexteto que todos conocemos y amamos.

¿Qué pinta una pitón en esto?

El nombre del equipo cómico, y del programa de TV que les lanzó a la fama, no tiene un origen especialmente glamuroso: mientras los seis chiflados daban forma a su espectáculo, barajando infinidad de títulos provisionales, el personal de la BBC se refería a ellos como 'El circo volante del Barón Von Took', en referencia a Barry Took, el responsable de la cadena que les había fichado.

Jugando con la idea, Eric Idle y John Cleese concibieron al (inexistente) personaje de Monty Python, un agente teatral vulgar, cutre y sin escrúpulos. Pero todavía había más: 'Monty' era el apodo popular del mariscal Bernard Montgomery, héroe de la II Guerra Mundial gracias a sus campañas en África del Norte, y un epítome del conservadurismo británico más rancio.

¡Nadie se espera el trabajo de oficina!

Admirando las apariciones de la Inquisición Española (con sus tres armas, ¿o eran cuatro?) o el Curso de reconocimiento de árboles a larga distancia (repetid con nosotros: "El alerce") uno gusta de imaginarse las reuniones de los Python como un alegre desmadre, con John Cleese estirando las piernas cual el ministro de Andares Tontos y Eric Idle repitiendo lo de "codazo, codazo, guiño, guiño"

Pero nos tememos que en realidad no eran así: la jornada laboral del equipo se adscribía a la muy británica tradición del nine to five, con sus miembros sentados en sus mesas durante ocho horas justas, de lunes a viernes, y separados por equipos. Cleese y Chapman escribían juntos, al igual que Jones y Palin, mientras que Eric Idle prefería trabajar solo. 

El único miembro que se saltaba esta rutina, y que tenía carta blanca para hacer lo que le viniese en gana, era Terry Gilliam. Dado lo cual, nos sorprende que la carrera de Monty Python no acabase súbitamente, víctima de un cataclismo atómico o una invasión de caballeros medievales armados con pollos de plástico.

El hombre del "Es..."

No sabemos cuál es el sketch más gracioso de Monty Python's Flying Circus, pero sí podemos afirmar cuál fue el más longevo: durante las primeras temporadas del programa, un Michael Palin barbudo y harapiento surgía del lugar más peregrino para exclamar "Es... Es..." con expresión de terror antes de los créditos animados por Gilliam. 

¿De dónde viene esta idea? Pues, para empezar, de la serie francesa Las aventuras de Robinson Crusoe, emitida por la BBC y muy popular en Gran Bretaña por entonces. Para seguir, porque uno de los títulos barajados por el equipo para su show había sido, sencillamente, It's. Es decir: Es. Hay que ver cómo aprovechaban las ideas estos chicos.

El aplastante pie de Cupido

Cual chamarilero vocacional, Terry Gilliam aprovechaba materiales de todo tipo para sus sketches animados. Y uno de los más famosos es ese pie gigante que, a los sones de la marcha militar The Liberty Bell (escogida, básicamente, porque era de dominio público y no había que pagar derechos) pisoteaba a las figuras de los créditos iniciales. 

¿De dónde surgió esta porción anatómica? Pues, gracias a los pythonólogos del mundo podemos decirlo: se trata de un recorte del cuadro Alegoría del triunfo de Venus (1546) del pintor Paolo Bronzino, exhibido en la National Gallery de Londres. En concreto, el pie de marras corresponde a la figura de un Cupido alarmantemente incestuoso que, no contento con agarrar un seno de su divina madre, la besa en los labios. Ahora ya lo sabéis. De nada.

Del pub a la bandeja de entrada

Los chistes de Monty Python que han dejado huella en la cultura popular anglosajona (y mundial) son legión. Pero hay uno, especialmente, cuya mera mención hace suspirar de hastío a los usuarios del correo electrónico: se trata, como ya imaginarás, del Spam. 

El sketch, protagonizado memorablemente por una camarera, una señora mayor, su hijo y un coro de vikingos hacía referencia a una variedad de carne de cerdo enlatada (traducida al español como "lomo" o "mortadela") consumida muy habitualmente en Gran Bretaña durante la posguerra mundial, y a la que por tanto el público identificaba con el hambre, el racionamiento y el bajo poder adquisitivo. 

El frikismo de muchos usuarios comenzó a invocar el término en los primeros foros de internet, extendiéndose su uso con los años a esos mensajes sobre alargamientos de pene y príncipes nigerianos que tanto nos gustan a todos. Ahora, si nos disculpáis, vamos a almorzar nuestra langosta Thermidor aux crevettes con salsa Mornay, paté de trufas, brandy y una loncha de spam con huevo frito encima. Volvemos en breve.

¡Y en alemán!

Las palabras más asociadas a los Python en la lengua de Goethe son, por supuesto, "Wenn ist das Nunstück git und Slotermeyer? Ja! Beiherhund das Oder die Flipperwaldt gersput!". Pero, si te decimos Monty Python's Fliegender Zirkus, ¿cómo te quedas? Resulta que, en 1971, la cadena de TV teutona WDR propuso a nuestros chicos grabar un programa especial. 

Dicho espacio quedó un poco de aquella manera, ya que ningún miembro del equipo tenía ni repajolera idea de alemán, con lo cual tuvieron que aprenderse los diálogos fonéticamente. De ahí que para el segundo Fliegender Zirkus, emitido en 1972, se optase por la más racional opción de usar subtítulos. Y en ninguno de los casos, por razones obvias, se emitió el sketch El chiste más gracioso del mundo.

¡No digas más! ¡No digas más!

Tal vez nadie se espere a la Inquisición Española, pero nuestros chicos sí que se esperaban a otra fuerza casi peor: la censura interna de la BBC. En general, los Monty Python esquivaban con elegancia a los señores de la tijera, pero hubo un par de ocasiones en las que tuvieron serios encontronazos con ellos. 

En el sketch Resumir a Proust en 15 segundos, la palabra "masturbación" fue cortada de los diálogos a las bravas, mientras que en dos ocasiones (ambas durante la segunda temporada) la palabra "cáncer" debió ser reemplazada por "gangrena" en postproducción, doblaje mediante. 

El caso más grave afectó al sketch Coreografía política, durante el cual una animación de Gilliam mostraba al primer ministro Edward Heath con tutú y marcándose el Cascanueces de Tchaikovsky. Dicho fragmento, que nunca llegó a emitirse, fue recuperado en 2008 gracias a una grabación en vídeo doméstico que un pythonófilo de pro subió a YouTube.

La Thatcher era fan

Dado el cariz delirante de su trabajo, los Python aprovechaban para incluir pullas contra personajes que no gozaban de su simpatía, como el político Reginal Maulding o el periodista David Frost, al que odiaban a muerte. En ocasiones, eso sí, los ataques eran más abiertos, como cuando uno de sus sketches informaba al público de que Margaret Thatcher (por entonces, ministra de Educación) tenía el cerebro en la espinilla. 

En 1990, durante su última legislatura, la 'Dama de Hierro' sorprendió a la opinión pública repitiendo parte del sketch del loro muerto durante uno de sus discursos, jugada que remató soltando aquello de "Y ahora, algo completamente diferente". La leyenda, pese a todo, asegura que Thatcher nunca terminó de entender que aquello era un chiste.

Pitones en la sombra

Aunque los miembros de Monty Python asumían las tareas del programa en comandita, seis personas no eran suficientes para tanta idea desquiciada. Por ello, hemos de citar a cuatro colaboradores sin cuyo trabajo el Flying Circus y las películas nunca hubiese sido iguales.

El más importante, el músico Neil Innes, compuso canciones como Finland, intervino como actor y guionista ocasional y creó el falso documental The Rutles: All You Need Is Cash junto a Eric Idle (antes de pelearse con él para los restos por cuestiones económicas). Douglas Addams, futuro autor de la Guía del autoestopista galáctico, colaboró como escritor en la última temporada del programa.

También son dignas de mención mención dos actrices: Carol Cleveland, el rostro femenino más habitual del Flying Circus, y la entonces mujer de John Cleese, Connie Booth, a la que seguramente recordarás actuando junto a su exmarido en la serie Hotel Fawlty.

Cuando Cleese dijo "basta"

Con sus casi dos metros de altura y ese rostro inenarrable, John Cleese podría pasar por el miembro más reconocible de los Monty Python. También, hemos de decirlo, fue el primero en apearse del equipo.

Disgustado por el giro escatológico que estaba tomando el humor del sexteto, y por el alcoholismo de Graham Chapman, Cleese se despidió de la troupe en 1974 (al acabar la tercera temporada) para acto seguido empezar la preproducción de Hotel Fawlty junto a Connie Booth. Sin él, estaba claro que el programa televisivo tenía los días contados, pero los seis Python también tenían claro que había un espacio donde sus andanzas conjuntas podían seguir adelante: el cine.

Saquemos a Jesucristo del asunto

Con Graham Chapman más alcohólico que nunca (y sufriendo incluso fases de delirium tremens), los codirectores Terry Gilliam y Terry Jones perennemente a la greña y el frío de las highlands escocesas para acabar de arreglarlo, el rodaje de Los caballeros de la Mesa Cuadrada no fue precisamente un festival del humor. 

Ahora bien, la postproducción del filme estuvo marcada por un detalle cien por cien pythoniano: la carta en la que el productor Mark Forstater informaba al equipo de los cambios que la censura británica exigía para declarar a la película apta para menores. 

La misiva acababa con este párrafo: "Deberíamos eliminar todas las 'mierdas' posibles, sacar a Jesucristo del asunto, y perder el '¡Ah, joder!', pero retener lo de 'me tiro un pedo en tu dirección', 'haré castañuelas con tus testículos' y el sexo oral". 

Salvados por la campana

Los fans de la televisión añeja lo saben: hasta mediados de los 70, las cadenas de TV (incluida la BBC) tenían la costumbre de reutilizar sus cintas de vídeo para ahorrar presupuesto, eliminando así numerosos programas clásicos. ¿Cómo se libró Monty Python's Flying Circus de este aciago destino? Pues porque Terry Gilliam compró las grabaciones originales. Que nosotros sepamos, estas no han desaparecido aún a causa de la combustión espontánea.

Encuentro en la cumbre (de la blasfemia)

¿Qué hace falta para reunir a un miembro de los Monty Python, a un obispo y a un periodista conservador? La polémica despertada alrededor de La vida de Brian. Vista la tremolina provocada por el filme, la BBC2 enfrentó en un debate a John Cleese y Michael Palin con el escritor Malcolm Muggeridge y Mervyn Stockwood, prelado anglicano de Southwark. 

Al calor de la discusión, los Python pillaron a sus interlocutores en un punto clave: resulta que Muggeridge y Stockwood habían llegado tarde al pase de la película (quince minutos, para ser exactos), perdiéndose así la escena en la que aparece Jesucristo, y en la cual queda claro que Brian y el mesías cristiano son personas distintas.

Pitones en órbita

Entre las muchas hazañas atribuíbles a los Monty Python está la de haber llegado al espacio exterior. No nos referimos a la escena de los aliens de La vida de Brian (aunque George Lucas es muy fan, que conste) sino a los siete asteroides que, girando en el cinturón entre Marte y Júpiter, ostentan los nombres del sexteto y de sus miembros. 

Para los cinemaníacos astrónomos, allá van sus denominaciones oficiales: 13681 MontyPython, 9622 TerryJones, 9618 JohnCleese, 9619 TerryGilliam, 9620 EricIdle, 9621 MichaelPalin y 9617 GrahamChapman.

La muerte os sienta tan bien

La muerte de Graham Chapman en 1989 hizo que muchos perdieran la esperanza de ver una reunión de los Monty Python. Aun así, los ex compañeros volvieron a verse las caras para el funeral... Y el resultado fue épico, empezando por el discurso fúnebre de John Cleese y acabando por el canto final de Always Look On The Bright Side Of Life. 

En 1998, en el festival de comedia de Aspen, Chapman protagonizó postumamente un sketch en el que sus cenizas acababan desparramadas por el suelo (¿a alguien le extraña que el culpable fuese Gilliam?) y recogidas con una aspiradora. El cariño de los Python por su miembro más díscolo se reveló, una vez más, cuando los cinco supervivientes aportaron sus voces al biopic (o así) titulado Autobiography of a Liar: The Untrue Story of Monty Python's Graham Chapman.

¡Hay videojuegos!

Con lo famosos que son (y serán) los Monty Python, ¿alguien se extraña de que el sexteto tenga su versión pixelada? Pues no tiene una, sino cuatro: Monty Python's Flying Circus (1990) se basaba en las animaciones de Gilliam y colaba guiños a los sketches más famosos del programa, mientras que Monty Python's Complete Waste of Time era una colección de minijuegos destinada, como su título indica, a ser una completa pérdida de tiempo.

Los caballeros de la mesa cuadrada y El sentido de la vida tuvieron también sendas adaptaciones en forma de aventuras gráficas, las cuales (nos tememos) no han aguantado muy bien el paso del tiempo.

¡Y un musical!

Como nos enseñaron los crucificados de La vida de Brian, no hay mejor forma de despedirse que con una canción. Así que nosotros decimos "adiós" con música recordando Spamalot, el musical que aprovechaba la premisa de Los caballeros de la Mesa Cuadrada para diseminar guiños a los grandes momentos del grupo y tortazos a los clásicos de Broadway. 

Concebido por Eric Idle, este espectáculo ha suscitado reacciones diversas entre los miembros del equipo: a John Cleese le gusta, e incluso aportó una grabación de su voz a la versión inglesa, mientras que Terry Jones y Michael Palin tienen sus reservas ("Me gusta que tenga éxito porque cobro royalties", dijo el segundo) y Terry Gilliam lo detesta. En fin, si los Monty Python se llevaran bien y estuviesen todos de acuerdo en algo, entonces no serían los Monty Python.

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