13 formas impactantes de comenzar una película

"Comienza con un terremoto, y luego ve a más", decía el inventor del blockbuster Cecil B. De Mille. Y muchos directores le hicieron caso, porque un arranque espectacular es clave para meterse al público en el bolsillo. Véase para probarlo esta antología de esas escenas que nos obligaron a mantener los ojos puestos en la pantalla desde el primer fotograma. Un atraco con sorpresa final, un monólogo a la carrera, un proverbio klingon... Todo vale para capturar al espectador.

"¿Un atraco? ¿Un simple y vulgar atraco? ¿Dónde están Batman y Joker?". Si te preguntaste esto al comienzo de la secuela de Batman Begins, ya conoces las respuestas: el Hombre Murciélago estaba en su Batcueva, y su enemigo estaba... Muy ocupado.

"Elige la vida, elige un trabajo, elige una carrera...". Corriendo que se las pelaba hacia la fama, un Ewan McGregor muy yonqui formulaba estas preguntas mientras Danny Boyle se ganaba a pulso el sambenito de 'Tarantino británico'.

Si pensabas que el comienzo de La guerra de las galaxias era perfecto, Mel Brooks te demuestra que todo es mejorable. Al principio todo parece igual, pero cuando uno descubre que esa nave espacial es más larga de lo acostumbrado, comienzan las carcajadas...

Introducir al espectador en el contexto de una película de ciencia-ficción siempre es difícil. Alfonso Cuarón lo logró siguiendo a Clive Owen en un larguísimo plano-secuencia que acaba, literalmente, de forma explosiva.

Quentin Tarantino nunca ha jugado limpio con el público, ni falta que le hace. Tras experimentar la maldad del coronel Hans Landa (Christoph Waltz), uno está dispuesto a aplaudir las atrocidades de Brad Pitt, e incluso a Eli Roth cuando saca el bate de béisbol.

"¿Cuál es tu película de terror favorita?". Si has sentido un escalofrío al leer esta pregunta, es que creciste en los 90, y por tanto conoces de primera mano las perrerías telefónicas de Wes Craven y 'Cara de fantasma' contra una efímera Drew Barrymore.

Con sólo una palabra ("Rosebud", claro) y unos cuantos travellings bien metidos, Orson Welles demuestra lo evidente: en este negocio no hay nadie que le haga sombra. Para colmo, y aunque no lo parezca, este filme fue su debut.

Unos policías entran en un hotel mugriento persiguiendo a una chica. Un tipo trajeado (será del FBI) advierte al capitán "Sus hombres ya están muertos", antes de lanzarse a una inolvidable persecución aérea. Tras salir del cine, todos corrimos buscando un teléfono.

¿Cómo presentar a un arqueólogo aventurero? Mostrándonoslo en plena aventura arqueológica. Steven Spielberg recicla tópicos de los seriales de aventuras y la literatura de quiosco, convirtiéndolos en un vocabulario para las nuevas generaciones.

¡Ah, la jungla! Toda ella vegetación, calma preternatural, helicópteros, napalm... Usando el fundido encadenado de forma virtuosa, Francis Ford Coppola y Martin Sheen dan comienzo a la pesadilla con la música de The Doors. Lo que sigue (ya lo sabemos) no es una película sobre la guerra de Vietnam: es Vietnam.

Tres tíos que van en coche, charlando de lo suyo, escuchan un ruido extraño procedente del maletero. Son Joe Pesci, Ray Liotta y Robert De Niro, y (como Martin Scorsese nos explica acto seguido), desde que tuvieron uso de razón siempre quisieron ser gangsters.

Basta con una ayuda del amigo John Williams ("Chunda-chunda-chunda...") y una actriz tan efímera como competente (su nombre, para la posteridad: Susan Backlinie) para que Spielberg pase a la historia, y para que el espectador comprenda que bajo las aguas de Amity Island se oculta algo muy, muy peligroso.

Puede que la frase "La venganza es un plato que se sirve frío" no se mencionara por primera vez en Star Trek. Pero viendo esta película nos lo creemos, porque la furia desplegada por Uma Thurman no es de esta galaxia. Quentin Tarantino, experto en comienzos de aúpa, supo dar un arranque genial a su obra maestra.