10 películas que tienes que ver antes de 'Kingsman: El círculo de oro'

Prepara lo mejor de tu guardarropa, pídele cita a tu peluquero de confianza y repasa el saludo de los aristócratas alemanes, porque hoy volverás a la acción. Con Kingsman: El círculo de oro, Mattew Vaughn retoma esa combinación de espionaje refinadísimo y comedia destrozona que tan buenos resultados le dio en Kingsman: Servicio secreto. Y no sólo eso, sino que también refuerza su elenco de espías british (Taron Egerton, Mark Strong y ese Colin Firth cuyo regreso, esperamos, tendrá una explicación) con los Statesman, un equipo made in USA en el que participan Jeff Bridges, Channing Tatum y Halle Berry, entre otros.

Si sumamos a lo anterior la presencia de Julianne Moore como villana sonriente (el relevo perfecto para Samuel L. Jackson, sí señor), tenemos entre manos la película de acción risas y hamburguesas más prometedora de la temporada. Y, como la cultura es una de las grandes virtudes de un buen agente secreto, te ofrecemos una lista de filmes que completarán tu conocimiento del género y te harán quedar como un señor, o como una señora.

¿Pensabas que el James Bond de Sean Connery, era un bandarra y un impresentable? Entonces es que no conoces a Matt Helm, un agente de la CIA capaz de superarle en dipsomanía y priapismo sin arrugarse el traje. No podía ser de otra manera: para darle vida, estaba un Dean Martin dispuesto a cachondearse de 007 en sus mismos morros a lo largo de cuatro filmes, de los cuales este fue el segundo y el mejor. ¿Estamos seguros de que Helm no fue el fundador de los Statesman? Aquí lo sospechamos seriamente...

Con el cachondeo por bandera desde su primera escena, Drew Barrymore (productora además de intérprete), Cameron Diaz y Lucy Liu reinventan la serie de espías más glamourosa de los 70 a base de buen humor, autoparodia y temazos de Destiny's Child. El rodaje de la película fue algo accidentado (Liu y Bill Murray llegaron a las manos en el plató), pero sus gags y sus escenas de acción aguantan el paso del tiempo con soltura. Esos vestidos de tirolesa tal vez tuviesen algo que ver...

Hemos encontrado a otro candidato a precursor de los Statesman: Derek Flint. Hablamos de un espía literario cuyo salto al cine (al igual que el de Matt Helm) fue propiciado por el éxito de James Bond. Y que, como dan a entender las rocosas facciones de James Coburn, no está precisamente para sutilezas. El argumento de esta película, con Flint enfrentado a una organización feminista dispuesta a conquistar el mundo, es tan políticamente incorrecto que hasta Mark Millar tendría reparos en abordarlo.

¿Cómo se siente nuestro querido Eggsy cuando abandona la City y vuelve a su barrio periférico de Londres? Pues sospechamos que un poco como el protagonista de la cinta, un implacable asesino a sueldo (John Cusack) que siente flaquear sus ánimos... cuando le toca asistir a una reunión de antiguos alumnos en el instituto de su pueblo. Un híbrido delicioso de comedia nostálgica, con un humor más negro que la pez, y cine de acción agraciado con set pieces que quitan el hipo.

Si en la siguiente entrega de Kingsman (que seguro que la habrá) no aparece Jamie Lee Curtis en un papel a su altura, nos sentiremos muy decepcionados. Porque la actriz, en compañía de Arnold Schwarzenegger y de un James Cameron menos megalómano que de costumbre (pero sólo un poquito), ayudó a definir la comedia de espías durante los 90. No sabemos qué escena recordamos con más cariño: el comienzo en la embajada, la persecución por tierra y aire o, por supuesto, ese striptease a media luz.

¡Basta de chistes zafios! Sin el glamour y el savoir faire de sus protagonistas, las aventuras de los Kingsman no serían lo mismo. Y, si queremos glamour y savoir faire, no encontraremos expertos mejores que Cary Grant, Audrey Hepburn y el director Stanley Donen. Charada se estrenó un año después de Agente 007 contra el Dr. No, y aguanta espléndidamente el tipo frente al debut de James Bond en cuanto a localizaciones exóticas, acción espectacular y una trama de refinada intriga con mucho espacio para la guasa.

Letalmente seria, y generosamente ultraviolenta, esta película (más conocida por su título original, Get Carter) ha quedado como una de las películas británicas de gangsters por antonomasia, con un guion apabullante en su crueldad y unos escenarios junto a los cuales la barriada natal de Eggsy parece Belgravia. Nosotros la incluimos por eso... y porque, en una lista dedicada a una saga tan británica como Kingsman, tiene que haber por narices una película protagonizada por Michael Caine. 

Tal vez la imaginación del trío Zucker-Abrahams-Zucker (Aterriza como puedas) tendiese más a las bromas escatológicas que a la acción sangrienta. Pero, si tenemos que buscar una comedia de espías definitiva, la tendríamos en este desparrame con Val Kilmer como sucedáneo de Elvis e innumerables chistes para la historia (desde la escena del ballet a ese "Croissant, Soufflé, Créperie, Café au Lait" que todos nos sabemos de memoria). ¿Seguro que el arsenal de los Kingsman no incluye los zurullos de coña?

Nos ponemos más serios (sólo un poquito) para recordar que el mundo es muy injusto. Por una vez que Guy Ritchie se cansa de hacer cine brutal y destrozón, decide ponerse el traje de espiguilla y recupera El agente de CIPOL (una de las series de espías más populares y sixties de la historia), va el pobre y se da un batacazo en taquilla. Debido a eso, y a que Matthew Vaughn lo habría tenido muy crudo sin la popularidad de Ritchie, brindamos a la salud de los agentes Ilya Kuryakin y Napoleon Solo.

No es una comedia: su guion va muy, muy en serio. No va de espías, sino de gangsters. Y, sin embargo, el debut de Matthew Vaughn nos parece merecedor de una recuperación inmediata por varias razones: su estupenda trama, su reparto inmenso (Sienna Miller, Michael Gambon, Tom Hardy y un Daniel Craig que aún no había fichado por el MI6) y por contarnos cómo habría sido la vida de Eggsy si Colin Firth no hubiese llamado a su puerta. Los gangsters del East End, es lo que tienen.