10 películas que tienes que ver antes (o después) de ‘La Bruja’

¿Has pasado el mal rato de tu vida viendo ‘La bruja’? ¿Quieres más? Aquí van 10 títulos que han servido de influencia a Robert Eggers para construir su terrorífica obra maestra.
10 películas que tienes que ver antes (o después) de ‘La Bruja’
10 películas que tienes que ver antes (o después) de ‘La Bruja’
10 películas que tienes que ver antes (o después) de ‘La Bruja’

Vamos a empezar por desenmascararnos: Nos hemos cagado de miedo con La bruja. Y al mismo tiempo nos hemos enamorado de su lenguaje, de sus bellas imágenes, de su atmósfera. Ahora somos cautivos del talento de un tal Robert Eggers que nos ha embrujado con su estilo. El debutante sabe hacer cine y lo hace muy bien, su película es tremenda y tan perturbadora que cuando la ves sufres y cuando la piensas caes rendido ante la evidencia de haber presenciado algo maravilloso, único.

¿Cómo lo haces, Eggers? Clamarás al cielo cuando salgas de ver La bruja… Lo hace mediante el tempo adecuado, utilizando la cámara para seducirte y noquearte, con juegos de planos y contraplanos muy simples, con una ambientación en el siglo XVIII hiperrealista y sucia, lo hace mediante el drama psicológico, desde la admiración a los cuentos y al folklore y con el ingrediente secreto del mal rollo: la religión y su lado oscuro. En La bruja no hay artificios, todo es puro cine y los actores juegan a la contención con crudeza. ¡Qué lujo cuando el cine supone un viaje (aunque sea tan malrollero) como el que propone La bruja! Y para continuar ese viaje (o antes de emprenderlo) aquí te dejamos con una decena de títulos que bucean en la tragedia del ser humano, en los rincones más tétricos de la existencia, en los silencios, en el bosque, en las brujas y en los cuentos. La bruja

El resplandor (1980)

El director actual que no se haya dejado influir ni un poquito por Stanley Kubrick que tire la primera piedra. No se oye ninguna piedra… El resplandor es una de sus obras maestras y para cualquier director de terror desde James Wan hasta el recién llegado Eggers, esta cinta tiene que ser una pieza clave en su biografía sentimental: Un asesino con hacha, ascensores llenos de sangre, un triciclo en un pasillo, dos gemelas, un laberinto cubierto de nieve.

Tiene en común con La bruja que las dos películas el mal crece muy despacio mediante la combustión lenta de una semilla envenenada que se planta al principio de la historia. Todo el mundo está condenado desde la primera imagen. En ambas películas las heridas más profundas de una familia salen a la superficie empujadas por una presencia sobrenatural. En las dos películas el miembro más joven de la familia es primer testigo del horror.

La garra de satán (1971)

Inglaterra, horror y folklore. La garra de satán de Piers Haggard no pertenece a la tradición de Hammer Films pero tiene ese regusto del terror con raíces en el cuento.  Unos restos en forma de garra aparecen en el campo que rodea a un pueblo, lo encuentran unos niños. La garra desaparece y la locura se adueña de los habitantes. Los rituales satánicos más salvajes y gores, horrores rurales y cazadores de brujas.

Tiene en común con La bruja que… se basa en el terror rural, en los cuentos y en las leyendas de brujería. Que hay ritos y pactos con el diablo en contraposición a un puritanismo exacerbado que solo funciona como imán del mismísimo diablo. Horror y folklore.

El bosque (2004)

Night Shyamalan fue muy castigado por su público cuando estrenó El bosque. Los espectadores se sintieron engañados cuando fueron al cine a ver una película de sustos en un bosque y se encontraron con un profundo drama sobre el miedo repleto de metáforas ideológicas. Una película llena de lirismo y misterio, tan poética e inquietante como la oscura utopía que propone. Pero nada, el público no supo verlo.

Tiene en común con La bruja ... el toque Shyamalan y no me estoy refiriendo a los finales impactantes, no, más bien a esa herencia del maestro Alfred Hitchcock para manipular al espectador con la cámara, con el orden de los planos, con el montaje, con las miradas de unos actores que sirven piadosamente a la historia que cuenta el director. Y sus atmósferas, sobre todo, y caemos en lo obvio, la de estos dos bosques.

Ordet (La palabra) (1955)

Obra capital. Una catedral del cine. Una pieza maestra. Y así podríamos tirarnos un rato para referirnos a Ordet, una de las películas más famosas del maestro Carl Theodor Dreyer. Johannes es uno de los personajes más icóncios de la filmografía del danes, un estudioso de Kierkegaard que se identifica con Jesucristo y que todos tildan de loco, él es el misterio más importante de este fascinante drama sobre rivalidades religiosas, sobre la intransigencia del creyente, sobre la fe y el amor, el maduro y sobre el febril y adolescente. Hipnótica y puramente bella. Una película que una vez vista, nunca te abandona.

Tiene en común con La bruja...el montaje lento pero inevitable hacia la tragedia, hacia lo extraño. La inquietud que el director siembra en la película. Esa calma poética y esa similitud formal basada en el silencio (mágico) del entorno rural. Por supuesto ambos utilizan la fantasía para exponer su pensamiento sobre el fanatismo. Dreyer recorre a Jesucristo y Eggs a Satán.

El exorcista (1973)

Si tuvierais que elegir una película sobre exorcismos para coger inspiración ¿cuál diríais? Nombrar otra que no sea la de William Friedkin es perder un poco el tiempo. Max von Sydow hizo el papel de su vida, la cara verdosa de Linda Blair se convirtió en la recurrente pesadilla de medio mundo y Ellen Burstyn se estropeó la espalda para siempre (la actriz ha contado como Friedkin era un auténtico psicópata en el set llegando a provocar un accidente que la lesionó de por vida. Más allá de las leyendas del rodaje El exorcista sigue siendo una película actual y terrorífica sobre la posesión, los ritos y los síntomas demoníacos.

Tiene en común con La bruja la planificación cinematográfica (el escenario y la cámara) del exorcismo. La posesión y sus consecuencias, el miedo a lo sobrenatural que choca con la fe que se debilita más que nunca cuando nos encontramos con lo grotesco.

La cinta blanca (2009)

Michael Haneke es un ser humano bastante oscuro. Probablemente si no fuera director de cine sería un psicópata. De hecho se guarda el placer del sadismo para sacarlo en sus películas. Le gusta hacer sufrir a los espectadores con cine perturbador, insano, perverso, manipulador… La cinta blanca es su particular versión sobre el origen del nazismo. Tan terrible y pesimista que mata un poco por dentro en su primer visionado. Haneke con bisturí haciendo una operación sin anestesia a la sociedad y a su rabiosa degeneración, la que él promulga.

Tiene en común con La bruja el ambiente opresivo y rural en el que se encuentran sus protagonistas. Cierto grado y afán por incomodar al espectador, por señalarle como culpable tantas veces que al final lo sea. Haneke nos dice que todos podemos ser nazis, solo depende de las circunstancias, Eggs hace lo mismo con su bruja.  Ambos trazan el origen del mal con mucha elegancia y sofisticación.

Häxan: La brujería a través de los tiempos (1922)

1922. El cine era mudo cuando el danés Benjamin Christensen rodó esta película mitad documental, mitad ficción dramática en el que compara la relación de los brujos y brujas de la edad media con algunas situaciones actuales. Mediante un repaso exhaustivo por el ocultismo, la magia negra y la brujería, Christensen dibuja un retrato estremecedor (y oscuro) de la humanidad.

Tiene en común con La bruja la influencia del expresionismo alemán y las pinturas de Goya o de Bladung Frien, los mitos sobre brujería en los que se basa, la anciana desnuda como representación del mal y el demonio en forma de macho cabrío. Además del póster, claro... En ambas películas la imagen es la de una mujer sonámbula entrando en el bosque.

El día de la Bestia (1995)

La gran obra de nuestro querido Alex de la Iglesia sobre un sacerdote que cree haber descifrado la fecha exacta y el lugar en la que nacerá el anticristo.  Una comedia negra de terror en la que Álex Angulo y Santiago Segura recorren Madrid a contra reloj para impedir el apocalipsis. Un macho cabrío, un farsante de la televisión que dice ser mentalista y una sátira voraz sobre el fanatismo.

Tiene en común con La bruja en el tono, evidentemente, nada, ni en su atmósfera, ni en los personajes, ni en la trama… Pero en ambas películas hay un macho cabrío que funciona como reencarnación de Satán y un personaje obsesionado con la llegada del maligno.

Gritos y susurros (1972)

Ingmar Bergman es el inventor del drama moderno. Su cine es intimidante. Bergman mira al abismo directamente a los ojos. Gritos y susurros es un terrorífico drama en el que tres hermanas se reúnen en la vieja mansión familiar mientras una de ellas  se enfrenta a su propia muerte. Mientras el dolor y la muerte tardan en llegar, las hermanas comienzan a avivar recuerdos y emociones que tenían enterrados: el dolor, los celos, la crueldad comienzan a salir lentamente. Como el barro.

Tiene en común con La bruja que los personajes desean tener fe pero no son capaces de tenerla. Que el odio lo impregna todo cuando el miedo hace su aparición en un aparente y tranquilo ambiente familiar, como el barro crece cuando llueve. Y por supuesto, esos primeros planos, ese personaje femenino invadido por la histeria que tiene claras reminiscencias en la obra de Bergman.

El proyecto de la bruja de Blair (1990)

La cinta de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez no es una gran película, posiblemente ni siquiera se pueda catalogar como película en su caótica composición cinematográfica con muchos más defectos que virtudes. Sin embargo, es un icono, un experimento que cambió el lenguaje visual y que impulsó un nuevo género. Tres jóvenes desaparecen cuando van a rodar un documental sobre una leyenda local, la de La bruja de Blair, nunca más se supo más de ellos hasta que tiempo después encuentran la cámara con la que rodaron… Aún hoy en día la premisa sigue siendo escalofriante.

Tiene en común con La bruja unos protagonistas que se van sumiendo en la desesperación hasta enfrentarse unos contra otros influenciados por un mal mucho mayor e incomprensible. El bosque. La bruja. Y el horror primigenio de la América profunda.

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