CINEMANÍA nº296

Las 100 mejores películas de la última década
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LA ÚLTIMA VEZ QUE UN CINE ME SALVÓ LA VIDA1 VALKIRIA. Buñuel algo sabía. Le hemos dado muchas vueltas a la obvia conexión de El ángel exterminador (1962) con la situación que estamos viviendo con este virus asesino. Esa velada aristocrática que su director imaginó en Londres, y que el productor Alatriste (y también el realismo de un pequeño presupuesto) llevaron hasta Ciudad de México, se convirtió en un confinamiento surrealista marcado por la misteriosa incapacidad de los elegantes invitados para salir de la mansión hasta convertirse en auténticas alimañas de sí mismos. El primer reality show, como la definió un buen amigo de Silvia Pinal, musa mexicana del realizador turolense. La protagonista de Viridiana, que interpreta uno de los personajes (Leticia, La Valkiria) en ese salón repleto y decadente recuerda siempre que le preguntaba a Buñuel por qué la película muestra dos secuencias diferentes de entrada de los invitados a la casa (“¿Tú nunca has desayunado dos veces en un día?”, le decía don Luis) y que se cansaron de demandarle si aquel oso que repartía cordero para comer era un símbolo del comunismo, o si el violonchelo quemado era alguna querella con Pau Casals. Todo eran enigmas que Buñuel nunca confirmó. Pero tampoco desmintió jamás la única cosa que todos los que hicieron la película tenían clarísima. Lo llamaban “La enfermedad”. Habían llegado a la conclusión de que el motivo original del filme podía explicarse como una peste motivada por la deriva de egoísmo y maldad de los seres humanos (sus pecados, diría un ateo por la gracia de Dios como Buñuel), que no les dejaba progresar, ni siquiera cruzar la puerta de aquella estancia. Bah, casualidades. Pero si alguno ve manos correteando solas por su casa (y no está viendo La familia Addams), que avise, por favor.

2 BRILLANTINA. Dos dudas nos corroen. No sabemos todavía cuándo volveremos, y ni siquiera si, cuando volvamos, las cosas serán igual que antes. De hecho, y quizá sea eso lo más triste porque no nos damos del todo cuenta, ya llevamos unas semanas diciendo “La última vez que fui al cine...” con cierta impunidad, sin asomo de la melancolía (aún). De este desconsuelo que supone nuestro alejamiento (físico, que no sentimental) de las salas de cine, queda un recuerdo muy vívido, al menos la memoria ahora no nos va a fallar tanto como cuando pensamos en las sesiones de cine que nos marcaron o en aquella primera vez. A mí me pasa: tengo que ir a los anaqueles para saber qué película se estrenó antes, si Superman o Grease, porque en la memoria de mis peripecias a los cinco años, ambos recuerdos se me solapan hasta confundirse. La brillantina, el bebé que levanta el camión, Olivia Newton-John, el láser en los ojos, un totum revolutum al que regreso junto a los mejores recuerdos en una sala de compañeros y profesionales del cine, en un emocionante reportaje con el que nos sentimos un poco Margot Robbie en Érase una vez en Hollywood. Mi miedo es que, en un tiempo, ante la deriva de los acontecimientos, tengamos que escribir otro sobre la última vez que fuimos al cine. The Gentlemen: Los señores de la Mafia era divertidilla, pero no se merece tanto honor. Lo escribo para no olvidarlo. Porque estoy seguro de que veremos muchas más. Y, con suerte, no podré escribir jamás cuál fue mi última vez.

3 BALCONES. Mientras esperamos el regreso a los cines, y para iluminar la obligación de quedarnos en casa, rescatamos las mejores películas de la última década, los años 10, que ha discurrido entre crisis y crisis (la financiera de 2008 y la actual), pero nos ha dejado un buen puñado de joyas para sobreponernos. Todas ellas se pueden descubrir o volver a disfrutar desde el confinamiento (reivindicamos algunas que todavía no): es una lista con balcones a la calle, como nuestra portada, en línea metafórica con esas iniciativas de proyecciones de cine en fachadas y medianeras de estos días. Queremos, además, agradecer el esfuerzo de los sanitarios y las profesiones esenciales. A ellos va dedicada esta lista en la que aparece Midnight in Paris, la película de Woody Allen en la que Owen Wilson le contaba a Buñuel todo lo que pasaría en El ángel exterminador. Todo, menos el origen de “La enfermedad”, por supuesto. Esa se la contaremos algún día nosotros. Los que no sabemos vivir sin cines. Resistiremos.

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