CINEMANÍA nº273

Jurassic World: El reino caído
CINEMANÍA nº273
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CON LOS DINOSAURIOS HEMOS TOPADO

1 DINOMANÍA. Fui un niño E.T. Mi casa, teléfono y demás fruslerías. Los devastadores efectos jurásicos no lograron alcanzarme. Ese fue mi único superpoder. Crecer a tiempo. Ahí acabó mi heroísmo infantil. Me libré por un pelo, los dinos me pillaron ya talludito, con más interés por el esqueleto de La fiera de mi niña que por los feroces diseños de unos bichos por ordenador. Rebelde ante la melaza de Spielberg, cansado de tanto trauma familiar y no muy conforme con sus castings (¿Sam Neill? ¿de verdad?), tuve que esperar a La lista de Schindler y el soldado Ryan para volver a confiar en él. Fui un idiota. Hoy lo veo claro. No hay dos Spielberg diferentes, y aquella dinomanía provocó un impacto en la historia del cine. Lo sabe bien J. A. Bayona, que además de ampararse en el atávico encanto de estos seres míticos, no para de pronunciar dos palabras ante su aventura en la franquicia Jurassic World: Spielberg y Hitchcock, Hitchcock y Spielberg. Junto a las pisadas de los dinosaurios, estas son las dos huellas que persigue nuestro cineasta en Hollywood. ‘Jota’, que busca conscientemente el espíritu de la trilogía original para continuar la saga, ha rescatado a Jeff Goldblum, que regresa brevemente con su matemático Ian Malcolm. Aquel tipo tenía claro el origen de todo: “Dios crea los dinosaurios. Dios destruye a los dinosaurios. Dios crea al hombre. El hombre destruye a Dios. El hombre crea a los dinosaurios”. Laura Dern adivinó el final del acertijo: “Los dinosaurios se comen a los hombres”. Y tuvo a bien concluir: “Las mujeres heredan la Tierra”. Cuando terminó de apostillar, los dinosaurios todavía estaban allí.

2 QUIJOTES. Chris Pratt y Bryce Dallas Howard convertidos en una idealista, casi chiflada, pareja dispuesta a luchar contra (erupciones) gigantes en la isla Nublar. Han Solo y su escudero Chewbacca. El Terry Gilliam más cervantino. David Trueba ante otra aventura en solitario. Madres de cine, caballeras andantes… Lo quijotesco se ha adueñado del cine, o tal vez es que siempre ha estado ahí, como los grandes clásicos y los dinos. Que no haya una adaptación redonda del Quijote habla de su inabarcabilidad y de su genio. De las conocidas [pág. 84] me quedo, aparte de los, más que quijotescos, homéricos dibujos animados de Camarasa y Cruz Delgado, con la curiosa versión soviética de 1957. Fue la primera producción de la URSS que se estrenó en España desde la Guerra Civil, gracias a una discreta apertura del Franquismo en 1966 para dar cierta imagen en beneficio del turismo. Cómo alguien pudo unir a Alonso Quijano con el bikini en un mismo concepto es algo que se explica regular, pero se comprende mejor si te cuentan que el Andrei Rublev de Tarkovski se estrenó aquí en la Semana de Cine de Autor… ¡de Benalmádena! Un monje ruso del siglo XV en la Costa del Sol. El Quijote sublimado.

3 MUNDIAL FANTASMA. Llega Rusia 2018. Durante un mes de Mundial, la sobredosis diaria de fútbol es difícilmente sorteable, pero para evitar tensiones entre cinéfilos y futboleros, e incluso escaramuzas entre los dos yoes de los futbolerocinéfilos, que los hay, quizá sea bueno dejarse ir, aprovechar algunos estrenos que intentan explotar el momento de locura balompédica, y rescatar otros clásicos sobre fútbol, incluso con reminiscencias mundialistas: El milagro de Berna, Sixty-Six, El año que mis padres se fueron de vacaciones, O Futebol… Hay películas para todos los Mundiales. Incluso los que no se disputaron. En Evasión o victoria, sí, la Casablanca del fútbol, además de huir del campo de concentración, los actores y futbolistas que hicieron la película, encabezados por Michael Caine, Stallone y Pelé, lograron escapar del tópico del fútbol como lastre cinematográfico por la pileta de los vestuarios de una película de nazis. No sólo eso, el filme de John Huston extiende la gesta y reivindica un Mundial imposible, el de 1942, que no se disputó por la II G. M. El personaje de Caine, el capitán Colby, jugador de la selección inglesa, y el coronel nazi de Max Von Sydow, que jugó en el Wunderteam austríaco, se reconocen y lamentan que la contienda haya lastrado sus carreras. “Interrumpido”, recalca Caine, que aún piensa que, si no el Mundial’42, quizá pueda jugar en 1946, iluso. Rusia 2018, que pronto tendrá también su película, es el momento para, recordando el milagro de Escape to Victory, volver a unir a cinéfilos y futboleros. Entre el 14 de junio y el 15 de julio hay que seguir yendo al cine y viendo películas. Al menos, entre partido y partido.

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