CINEMANÍA nº 249

Benedict Cumberbatch
CINEMANÍA nº 249
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LA EXCEPCIÓN BRITÁNICA

1. DIEU ET MON DROIT. ¿Cómo sería lo contrario de Brexit? ¿Brextay? Pues eso. El día 23 de los corrientes (quien esté leyendo este alegato panfletario a finales de junio ya sabrá los resultados), los ciudadanos británicos deciden con su voto en referéndum si su país continúa en la Unión Europea o no. Mientras se dilucida la cuestión con suspense hitchcockiano (tiene pinta de que el maestro votaría por un muro en el Canal de la Mancha, a pesar de Truffaut y los chicos de Cahiers), hacemos campaña desde nuestra portada en favor de la vinculación estable del Reino Unido con el continente dándolo todo por el actor británico que más nos atrae y que más nos inquieta al mismo tiempo. Nuestro reino, nuestra opción de una plaza en la Commonwealth incluso, por Benedict Cumberbatch. 

Orgullosos cumberbitches (mejor no traducirlo), estamos absolutamente seducidos por este actor de combustión tardía y aires algo extravagantes. Más británico que los sándwiches de pepino, nos sobran motivos para envolvernos en la Union Jack y hacerlo nuestro: voz de anuncio de Jaguar (y porque Rolls no hace spots, qué vulgaridad), manos de violinista con buhardilla en Baker Street, buena cabeza para competir con la de Churchill por Europa (como Zarra), ojos peterotoolescos, porte de profesor de inglés voluntario en Tíbet, gen excéntrico de padres actores de teatro, ecos de un abuelo que sirvió en un submarino de la Marina de su Majestad en la II G. M. y pinta de ser bisnieto de diplomático (cónsul general en Turquía y el Líbano), de esos que inventaron el gin-tonic en las colonias, ahuyentando la malaria al echarle quinina a la ginebra. Si unimos a todo eso una complexión de sportsman, más de rugby (deporte de brutos jugado por caballeros) que de fútbol (deporte de caballeros jugado por brutos), y una figura quijotesca perfecta para el posado, aquí va nuestro voto en el plebiscito: su primera gran portada en España.

2. FANTASTIC FOUR. Que nos perdonen Tom Hardy, Tom Hiddleston y Eddie Redmayne, los siguientes británicos en la lista, por edad y momento de explosión. Los cuatro tienen en común, aparte de ser los actores de su generación con más proyección presente y futura, su origen londinense. El futuro Doctor Extraño y ese Locke pegado a un teléfono del coche, nacidos en 1976 y 1977, son del barrio de Hammersmith, al oeste de Londres; mientras Loki, aparte de su adosado en Asgard, es de Westminster (1981), igual que el hombre que ganó el Oscar como Stephen Hawking (aunque Cumberbatch lo interpretó antes), nacido en 1982. Y los cuatro son, eso que, tras rompernos mucho la cabeza, acabaríamos definiendo como “un poco raros”. Como Charles Laughton, como Richard Burton, como Michael Caine y Sean Connery o como Daniel Day-Lewis. Ingleses, escoceses, galeses, norirlandeses (no queremos líos políticos con los de Eire, como Peter O’Toole, pero ahí andan), de allí salen actores imponentes con un asterisco sobre su cabeza. Quizá no sean los mejores, pero tienen algo. Distintos, afectados pero brillantes. Son excepcionales.

3. EXTRAÑO. Los actores más reputados del mundo, convenimos. ¿Actores? ¡Y actrices! En justicia escogemos cuatro fantásticas actrices británicas en punto de ebullición, empezando por Emily Blunt, y siguiendo por Felicity Jones, Carey Mulligan y Emma Watson. Blunt y Cumberbatch, La chica del tren y Doctor Strange (ambas para octubre) son los dos lanceros bengalíes del cine que esperamos con fruición. La excepción británica para ilusionarnos con los grandes estrenos antes del frío. Y siempre que no gane el Brexit. Aunque sólo sea por seguir tarareando la musiquita de Europa Cinemas, el Movierecord de los locos de la VOS, cuando vayamos a ver las películas de Ben Wheatley y de Ken Loach. 

P. D. Tenía que haberlo visto venir. Eduardo Noriega y Fele Martínez se juntan de nuevo en una peli (Nuestros amantes) desde Tesis y Abre los ojos. Era una señal y no me di cuenta. Un aviso de que algo extraño estaba sucediendo. Los astros se alinean y casi fuera de control reparo en que podemos celebrar con unas risas y Mr. Cumberbacht que gracias a mis compañeros cumplo 100 números dirigiendo la revista de nuestros sueños.

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