Cinemanía nº 224

Sádica, sensual, poderosa: 'Maléfica' descubre el lado oscuro de Angelina Jolie
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Sádica, sensual, poderosa: 'Maléfica' descubre el lado oscuro de Angelina Jolie

DIRECTOR´S CUT: La pesadilla de Orwell

1. REBELIÓN EN EL CINE: Últimamente ando padeciendo un sueño recurrente: estaba yo de crío en un cine incomodísimo, en sesión continua, con chocolatinas rellenas de naranja y olor a bolas de alcanfor, y a mi lado se sentaba un viejecito cascarrabias despotricando contra lo que veía en pantalla. Ambos asistíamos a un montaje a lo Max Headroom de Superdetective en Hollywood, La mujer de rojo y Los locos de Cannonball 2. Así, a pelo. “Esto con mi Gran Hermano no habría pasado”, repetía una y otra vez a viva voz aquel buen hombre al que el acomodador que vino a tranquilizar a linternazos no dejaba de llamar Mr. Orwell. Efectivamente, cada uno sueña lo que le da la gana. George Orwell murió en 1950, a los 47 años, sólo unos meses después de ver publicada su novela 1984, esa pesadilla distópica de un mundo que hoy se parece bastante a lo que tenemos por aquí entre redes sociales, ‘Hacienda somos todos’ y reality shows. El tipo afinó el tiro porque en el año 1984 el mundo todavía no conocía Facebook ni a la versión punk de Mercedes Milá, pero estaba al borde de una guerra de neutrones. Así que Mr. Orwell no andaba tan desencaminado. Menos en los dominios del cine, en los que una cierta locura creativa siempre acaba derrotando a todo intento de uniformización sectaria.

2. MENTES MALÉFICAS: Hollywood apostó por evadirnos, y el público supo acomodarse a ello. Un mundo feliz. También a principios de 1984, por supuesto. Vamos, que parecía que estábamos todos atontados, aletargados a la orwelliana manera. Quizá por eso el puntito paranoico o incluso apocalíptico de gran parte del cine de esa época era sólo para los adultos. Entonces hubiesen prohibido que los chavales viesen una Maléfica como la de Angelina Jolie, tan sexy y peligrosa. Alguien pretendía evitar que todos los públicos empezasen a darle vueltas a la cabeza. Una serie de cineastas capitaneados por Spielberg, sin embargo, quería ir un poquito más allá para llegar al mayor público posible buscando cómo sortear la normativa de acceso por edades a las salas y hacer más permeable la tramposa moralidad vigente. Siempre habrá quien diga que el triunfo fue de los capos de Hollywood al lograr bajar la edad de acceso a determinadas películas (artículazo el de Manu Piñón sobre el año que cambió el cine) y que eso nos ató más a un sistema capitalista que copiaba los peores vicios del comunismo estalinista que Orwell criticaba. ¡Acabáramos! La prueba es que hoy añoramos aquellos años en los que el cine estaba más vivo que nunca, los creadores querían ser más libres y lograron romper ciertas normas que les limitaban.

3. VALIUM: Cada uno de nosotros podría escribir una novela con las películas que no ha visto. O al menos, un artículo con las que sí ha visto, pero tarde: películas que no vimos en el momento en que teníamos que haberlas visto. En 1984, siendo un niño, a mí me pasó con París, Texas o con ¿Qué he hecho yo para merecer esto? También con aquel Woody Allen que necesitaba “un válium del tamaño de un disco de hockey” en Broadway Danny Rose, esa joya sobre dos temas que hoy nos parecen tan actuales: la stand up comedy y la mafia, armas cómicas de destrucción masiva contra el Gran Hermano. Pero en la guerrilla de filmes nunca vistos contra el agorero de Orwell hay un ganador: en 1984, tras 9 años sin películas de la factoría Toho sobre su monstruo favorito, en Japón se estrenó El retorno de Godzilla, secuela del lagarto gigante de 1954. Orwell se revuelve en su tumba mientras nosotros seguimos mirando a 1984.

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