Cinemanía nº 220

El maestro Scorsese regresa a las malas calles con 'El lobo de Wall Street'
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El maestro Scorsese regresa a las malas calles con 'El lobo de Wall Street'

DIRECTOR´S CUT: ¿Me estás hablando a mí?

1. PEEPING MARTY. El tipo de las gafas de pasta con cejas de libro Guinness nos interpela. Por supuesto, nos está hablando a nosotros. Nunca ha dejado de hacerlo, por activa y por pasiva, delante o detrás de una cámara, y sólo para transmitirnos su pasión por el cine a través de sus ídolos, de sus películas amadas. Entre otras mil historias, Scorsese jamás olvidará el día que vio por primera vez El fotógrafo del pánico (Peeping Tom), la obra maestra de su admirado Michael Powell (con cuya viuda, Thelma Schoonmaker, sigue montando religiosamente sus filmes desde Toro Salvaje). Nosotros tampoco. Esa joya británica, destrozada por la crítica de 1960, retirada de los cines con nocturnidad, jamás distribuida en EE UU, se había convertido para el director y sus amigos en un rumor fantasmagórico, un mito en Eastman Color cuyo argumento (un asesino en serie adicto al celuloide que capta con su cámara mortífera el último aliento de vida de sus víctimas) no sólo obsesionaba a cinemaníacos como Scorsese, sino que rondaba a productores como su amigo Fred Weintraub: eran los 70 y los grandes estudios querían un remake. Scorsese, ya asentado en Hollywood, acudió a un pase privado de la película maldita de la que tanto había oído hablar. “Fue como hallar el Santo Grial. Y una cosa nos quedó clara: nadie podría jamás igualarla”. Al salir, se lió la manta a la cabeza y rescató los derechos de la película para su reestreno en el N.Y. de 1979.

2. GOODFELLA. Ésa es la actitud. La generosidad para compartir el espíritu cinemaníaco, para transmitir una adicción. Esa capacidad de Scorsese para seguir creyendo en el cine como ilusión “más poderosa que ninguna otra” con el mismo entusiasmo con el que descubría las películas en su infancia ítaloneoyorquina es, más allá incluso de su talento, lo que le ha convertido en uno de los nuestros. Lo sería aunque no hubiese dirigido algunas de las mejores películas de todos los tiempos (Taxi Driver, Toro salvaje y Uno de los nuestros, su podio). Sería grande sólo por transmitirnos sus gustos, desde Méliès a compañeros como Woody Allen, Oliver Stone y Tarantino; poniendo en perspectiva a Keaton, Welles, la serie B, el neorrealismo italiano, Powell & Pressburger o Hitchcock, y todo ello sin dejar de hacer películas. Porque Scorsese ha vuelto al escenario del crimen, ha vuelto a Nueva York: Marty’s back in town.

3. TOP TEN. Voy a marcarme un Marty. Hablar de mí mismo… pero con tiento. Contaros cuáles son mis gustos para en realidad ocultarme detrás de ellos, de los títulos de varias películas de las que sí merece la pena hablar. Ya sabéis que en CINEMANÍA adoramos las listas, así que aquí va la mía, mi top 10 de este 2013 que acaba (dejo para 2014 los estrenos de Navidad): Django desencadenado, Doce años de esclavitud (antiesclavismo power), la argentina El último Elvis (imposible no acabar tarareando Misterious Ways), la chilena NO (la alegría ya viene); un documental inolvidable: Searching for Sugar Man, los suspenses de Prisoners y La noche más oscura; la danesa La caza, y las comedias británicas Una cuestión de tiempo y The Trip, delikatessen con Steve Coogan. De paso me hago trampas al solitario, saco de la lista al cine hecho aquí y os paso mis tres películas españolas del año: La casa Emak Bakia, Todos queremos lo mejor para ella La gran familia española. No os las perdáis: éstas y las otras 30 que hemos elegido entre el equipo de la revista. Ojalá podamos transmitiros, como Marty, nuestra pasión. ¿Cuáles han sido vuestras películas favoritas? Os estamos hablando a vosotros.

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