Cinemanía nº 203

'PROMETHEUS': Ridley Scott regresa al espacio
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'PROMETHEUS': RIDLEY SCOTT REGRESA AL ESPACIO

Director´s Cut: Sueños de videoclub

1. LOS AMIGOS DE PETER. Estos días padezco de una pesadilla recurrente. Y me parece que muchos de vosotros también la compartís, porque Nacho Vigalondo y Manu Piñón lo dejan caer en sus sensacionales textos sobre Alien y Prometheus: aunque nos gustaría, resulta que no vivimos aislados en una nave con nombre de titán griego. A veces me despierto sobresaltado, entre sudores fríos, por culpa de cierta pose del actual Hollywood con pretensiones: en un Monument Valley que se derrite se me aparece John Ford (hay versiones del trauma con Hawks y Wilder y sus mejores fi lmes) retomando, con el ojo bueno, el personaje de Ethan Edwards en una secuela de Centauros del desierto, e intentando asimilar e incluir en esa película fantasma los ríos de tinta que se han derramado tratando de interpretar su obra maestra. En este mal sueño, Ford acaba muriendo por aplastamiento, extenuado bajo un alud de volúmenes ilustrados y monografías festivaleras, cagándose en los muertos de Peter Bogdanovich y sus secuaces, que eso es en lo que nos hemos convertido los cinemaníacos del mundo. En mi sueño sale también Mourinho y un dedo gigante, pero eso ya es culpa de Freud y de mi twitter.

2. ‘SLOW CRITIC’. A algunos cineastas actuales les pasa como a Ford en mi sueño. Habría que rescatar parte de la esencia del cine de fi nales de los 70 y los 80, y no me refiero sólo a la chocolatina rellena Nestlé del ambigú. El concepto sería algo así como el Slow Food aplicado a la crítica, el ¿Slow Critic?: películas que en aquellos tiempos eran un éxito de público por sus valores populares, pasaron con el tiempo (años) a ser fi lmes de culto porque en ellos cabían relecturas y varios niveles de interpretación. Parece que el cine actual pretende a la vez convertirse en éxito en taquilla y en película que cambió la historia del cine el mismo viernes de su estreno. Buscamos obras maestras instantáneas, ponemos el listón demasiado alto y erramos el tiro mientras los directores llenan sus fi lmes del rastro intelectual de su propia obra. Y eso no puede ser bueno para la película, pero tampoco para el público o el autor. ¿Cómo serían hoy las críticas de filmes de hace cinco años? Los que descubrimos Alien en cinta de VHS tuvimos un margen que ya no existe para valorar en su justa medida la obra de Ridley Scott. Será complicado que Prometheus tenga el mismo espacio vital de confianza. Lo malo dura poco, pero lo bueno también. El Fast Food de la cultura se lo está comiendo todo.

3. OPTIMISMO OCHENTERO. Y todo esto, ¿a qué viene? Pues a que alguno pensará que nos ha quedado un número muy de videoclub, ese concepto que está muriendo a la vez que el verbo rebobinar. Y a mucha honra, pienso mientras leo sobre Alien como inspiración de Prometheus, sobre This is Spinal Tap al frente de las 50 mejores pelis rockeras, sobre el héroe que surgió de Rocky, Acorralado y la deriva (¿a que nunca imaginábamos que superaríamos a aquellos action heroes?) de Los mercenarios 2… ¡Si hasta Aaron Sorkin está adaptando a su manera Interferencias mezclado con Lou Grant! Y entonces sueño con que recuperamos el optimismo expansivo del cine de los 80, y que incluso tenemos arrestos para no comprar aquel maldito Laserdisc.

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