El Gran Comedor es la primera parada del tour de The Making of Harry Potter, el lugar de festejos y comilonas que recorre toda la saga. Sin techo (el que se ve en las películas está inspirado en el del hall de Westminster pero fue recreado con efectos especiales), accedemos a la inmensa sala de aire medieval después de ver un vídeo en el que Emma Watson, Daniel Radcliffe y Rupert Grin nos dan la bienvenida a la que fue durante 10 años su segunda casa.
No sin cierta gusa recorremos el Gran Comedor. En las largas mesas donde tantas veces comió Harry Potter todavía quedan restos de la chocolatada comestible que el departamento de arte creó para Harry Potter y el cáliz del fuego (2005). A lo lejos, uniformes escolares. Lo sentimos, aquí no te valen tus Corticoles.
¿Es eso que vemos pelo humano? Sí, estamos en la mesa de los maquilladores, en la que reluce una resultona cabellera que hacía las veces de peluca del Profesor Severus Snape (¡en The Making of Harry Potter el actor que lo interpretaba, Alan Rickman, sigue vivo!). Pero, ¿qué es eso que asoma en una cajita junto a unos dientes color café de la malrollera Bellatrix, pestañas postizas y un sinfín de potingues? Efectivamente, muggle, es la mítica cicatriz tormentosa de Harry.
Pasamos al stand de los figurinistas. Entre las ropitas, el vestuario de Luna Lovegood. ¿Sabías que la actriz que la interpretó, Ivana Lynch, diseñó parte de su propio vestuario?
¡Caput Draconis! A la sala común de Gryffindor se entra con esa contraseña. Pegada a ella, el dormitorio que Harry y Ron compartían con Neville Longbottom, Seamus Finnigan y Dean Thomas. Su forma circular fue diseñada por el diseñador de producción Stuart Craig para crear un espacio en el que Harry se sintiese por fin en casa. Según los chicos crecían, los decoradores iban modificando el espacio. Menos caramelos de Honeyduke y más posters de los equipos favoritos de Quidditch.
El despacho de Dumbledore. En las películas, está situado en una de las torres más altas de Hogwarts. En The Making of Harry Potter está pegado al dormitorio Gryffindor. La estancia, llena de libros (guías telefónicas forradas) y aparatejos de astronomía encontrados por el departamento de arte en anticuarios y tiendas de segunda mano, demuestran el amor de este mago por los asuntos celestiales.
48 retratos adornan las paredes del despacho de Dumbledore. Son los anteriores directores de Hogwarts.
No se te ocurra llegar tarde a la clase de pociones mágicas. En el Hogwarts real podías perderte porque el aula tenía pinta de estar escondido en un callejón subterráneo del castillo, pero en The Making the Harry Potter, no hay pérdida. En la penumbra y llena de libros de pociones (escritos a mano aunque permanezcan cerrados), huesos reales comprados en la carnicería, jarras de líquidos viscosos, es donde daba sus clases el flemático profesor Snape.
Pero… ¿adónde demonios vas? Por mucho que te apetezca curiosear los 350 retratos que cuelgan de las paredes del colegio (muchos de ellos son los miembros del equipo de rodaje haciendo de magos y brujas) a estas alturas deberías saber que la Gran Escalera no es el mejor medio de transporte para moverte por Hogwars. ¡Donde esté una buena escoba Nimbus 2001!
Gaticos y… mucho rosa. La oficina de Dolores Umbridge en el Ministerio de Magia conserva la tonalidad pastelosa de su despacho en Hogwarts. El departamento de arte se lo pasó pipa fotografiando a sus adorados gatos en las situaciones más inverosímiles (con gorros de bruja, en motocicletas…). Estas fotografías fueron posteriormente añadidas a los platos en postproducción.
Si se te hace tarde en The Making of Harry Potter siempre te puedes subir al autobús noctámbulo de Harry Potter y el prisionero de Azkabán (2004). Este vehículo de tres plantas y color violáceo fue construido por el departamento de arte con las piezas de tres autobuses antiguos de Londres.
El número 4 de Privet Drive, la casa de Harry Potter antes de que Hogwarts se convirtiera en su hogar, fue filmada en Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) en una localización real (Bracknell, Berkshire). En las siguientes películas decidieron reproducirlo en los platós exteriores del estudio.
Allí, en el número 4 de Privet Drive, fue donde los mezquinos Dursleys criaron a Harry hasta que el servicio postal de Hogwarts lo liberó a base de correspondencia voladora. ¡Si alargas el brazo igual pescas alguna de sus cartas!
Cientos de criaturas y prótesis fueron creadas a lo largo de la saga, empezando por la cara de serpiente de Lord Voldermort para la que hicieron una segunda versión al darse cuenta de que la primera (que incluía tatoos temporales para simular venas, lentillas, falsas cejas y dientes postizos) era demasiado fea y que podía asustar a los niños. Motores y controles remotos, pinturas moldes y máscaras de látex se utilizaron durante el proceso.
Tres animatronics del hipógrifo Buckbeak se contruyeron a tamaño real. Uno de pie, el otro sobre dos patas y el tercero recostado. Los responsables de los efectos visuales también escanearon al Buckbeak real para crear una versión digital que animaron en Harry Potter y el prisionero de Azkabán (2004).
Tocamos los ladrillos adecuados y aparecemos en el callejón Diagon, diseñado según las descripciones de J.K. Rowling y de (¡sorpresa!) la obra de Charles Dickens.
Una parada en la tienda de baritas de Ollivanders en la que Harry Potter escogió la suya (con la recomendación de John Hurt), como sus padres habían hecho tiempo atrás. Tú también puedes llevarte una para hacer magia, pero en la tienda. Las 17.000 que custodia esta tienda tienen los nombres inscritos de cada uno de los profesionales que han trabajado en las películas de Harry Potter.
¿Dónde está el castillo que inspiró Hogwarts? ¿En Escocia? ¿En el norte de Irlanda? ¡No! ¡En The Making of Harry Potter! El final de este recorrido esconde la joya de la corona del departamento de arte. Contruida para Harry Potter y la Piedra Filosofal (86 artistas tardaron nueve meses en terminarla), la maqueta de Hogwarts cuenta con 300 luces, plantas reales y hasta la última arcada y torre esculpida a mano para permitir que los directores pudiesen planear los movimientos de cámara utilizando una lipstick camera.
El rojísimo Hogwarts Express fue antes una locomotora que transportó pasajeros entre 1937 y 1963. De hecho, fue la primera que se diseñó para viajar por los distintos raíles de Inglaterra tras la nacionalización de la compañía ferroviaria en 1957.