Como apuntan sus títulos de crédito, La ventana indiscreta es una adaptación de It Had to Be Murder, relato del escritor Cornell Woolrich (La novia vestía de negro) adaptado al cine por el guionista John Michael Hayes. Dicho esto, señalemos que 'Hitch' no se privó de meter baza en la historia, inspirándose en dos sucesos reales que había conocido durante su juventud en Inglaterra: el del médico Hawley Crippen (1910) y el de Patrick Mahon (1924). ¿Qué tenían en común estos dos casos? Pues que, en ambos, los criminales asesinaron a sus parejas y después trocearon los cuerpos para así ocultarlos mejor.
¿Te suena el 'efecto Kuleshov'? Se trata del fenómeno, observado por el director soviético que le prestó su nombre, según el cual el montaje determina nuestra interpretación de las imágenes que vemos en la pantalla. Puede que nuestra descripción sea insuficiente, pero no te preocupes: la mejor explicación posible del efecto Kuleshov, y de la fascinación que Hitchcock sentía por él, está en cómo el rostro de James Stewart parece expresar una emoción u otra según espía a sus vecinos con su cámara.
En espera de que alguien adapte al cine 13 Rue del Percebe (o mejor no...), podemos decir que La ventana... es de las películas que mejor se han enfrentado al reto de observar un edificio, o un barrio entero, de la forma más completa posible. Para crear ese teatrillo de los vicios humanos, el diseñador de producción Hal Pereira recreó un auténtico patio de vecindad neoyorquino en los estudios Paramount, con 32 apartamentos (ocho de ellos completamente amueblados) y 1000 focos de arco voltaico para simular la luz natural. Cuando Hitchcock se quejó de que los edificios eran demasiado bajos, hubo que retirar el suelo para dejar al descubierto el sótano del plató. El coste total del decorado se cifró en unos 728.000 dólares, ajustados a la inflación.
Resumir el argumento de La ventana indiscreta es, en apariencia, fácil: el filme trata sobre un fotógrafo con mucho de voyeur que, convertido en detective aficionado a causa del aburrimiento, termina pillándose los dedos (o el peroné) con un auténtico asesinato. Pero eso no cubre ni la mitad de la historia, porque esta no sería lo mismo sin la bailarina, la anciana del perrito, el músico y el resto de personajes a los que entrevemos en ese patio de luces. Al fin y al cabo, ¿qué sería de un mirón si no tuviese a nadie a quien mirar?
Tratándose de un rodaje de Hitchcock (y de los complicados, además), La ventana indiscreta tuvo su ración de historias peculiares. Que si el director modeló al asesino (Raymond Burr) a semejanza de su odiado productor David O'Selznick, que si el vecino músico es Ross Bagdasarian (el creador de Alvin y las Ardillas), que si el romance entre los protagonistas está basado en el de Ingrid Bergman y Robert Capa... Pero el rumor que los vence a todos es ese según el cual la esposa de James Stewart se pasó el rodaje en el plató y con el ojo puesto en su marido. ¿La razón? Pues su miedo a que 'Jimmy' tuviera un romance behind the scenes con Grace Kelly.
Edith Head, la diseñadora de vestuario más mítica de Hollywood, no recibió ningún Oscar por La ventana indiscreta. Lo cual clama al cielo, porque en este filme echó el resto vistiendo de punta en blanco a una actriz ya de por sí estilosa como Grace Kelly. La colaboración entre la actriz, el director y la diseñadora va mucho más allá de los patrones, el chiffon y los volantes: como han descubierto algunos eruditos hitchcockólogos, cada uno de los conjuntos que Kelly luce en el filme simboliza uno de los aspectos de la historia (y de la relación de su personaje con el de Stewart).