El calor del verano puede convertir Brooklyn en una olla a presión, sobre todo si un pizzero cabezota (Danny Aiello, en un rol escrito pensando en De Niro) se enfrenta con su poco fiable repartidor (Lee) a cuenta de un salario impagado y unas fotos en la pared. Nominada a dos Oscar (guión y actor de reparto –Aiello–), Haz lo que debas sigue siendo la cinta más celebrada de su autor, gracias a los dilemas (¿irresolubles?) que plantea su historia y a su ritmo vibrante y poliédrico, como si al Godard de los 60 le gustasen el soul y el funk en vez de los Rolling Stones, que regala momentazos como el montaje de insultos raciales o los créditos con Rosie Perez bailando el Fight the Power de Public Enemy. Los Obama, que vieron el filme en su primera cita, dan fe de su poder estimulante. La frase: “Mi gente, mi gente, ¿qué puedo decir?. Decid vosotros lo que podáis. No puedo creer lo que he visto. ¿Vamos a vivir juntos? Juntos, ¿vamos a vivir?” (Mister Senor Love Daddy –Samuel L. Jackson–).
Hijo de un músico de jazz, Lee dedicó su primer filme de los 90 a la gran música estadounidense narrando las andanzas de un poco escrupuloso trompetista (Denzel Washington, en su primera colaboración con el director). La cinta fue acusada de antisemitismo por la Liga Antidifamación. La frase: “Si los músicos de jazz tuviéramos que depender del público negro para comer, nos moriríamos de hambre”.
¿Un alegato en pro del amor, una soflama en contra de las relaciones interraciales o un ejemplo de cómo a las mujeres siempre les toca pagar el pato? Dejémoslo en que el trabajo de Samuel L. Jackson (interpretando a un adicto al crack nada más salir él mismo de rehab) es monumental. La frase: “En los viejos tiempos, los ‘hermanos’ siempre iban a por chicas [negras] como vosotras, pero ahora no basta ni con tener la piel clara”.
Bill Cosby, Janet Jackson y Magic Johnson fueron algunos de los donantes que apoyaron a Lee cuando Warner le escatimó el presupuesto para su biopic del líder afroamericano (Denzel Washignton, nominado al Oscar). Nelson Mandela honró al filme recitando un discurso de Malcolm en su memorable intervención final. La frase: “Yo era especial. El único negro de la clase. Me trataban como a una mascota. Como a un caniche rosa”.
Para rodar el tremendo comienzo de esta película autobiográfica, con Delroy Lindo y Alfre Woodard como trasuntos de sus progenitores, Lee tuvo que enseñar a varios niños la rayuela y otros pasatiempos de su infancia: su viejo vecindario se había vuelto tan inseguro que los críos nunca habían jugado en la calle. La frase: “Pongo a Dios por testigo de que quiero lo mejor para ti y para los niños. Pero voy a hacerlo a mi manera”.
Esta adaptación de la novela de Richard Price sobre camellos adolescentes iba a correr a cargo de Scorsese, pero, cuando este prefirió dirigir Casino, Lee tomó el relevo. Aunque el de Little Italy no se pasó por el set pese a figurar de productor ejecutivo, recomendó a Harvey Keitel como protagonista. La frase: “¿Por qué te importa tanto esta mierda? Para la mayoría de los polis, que los negros maten a otros negros no es nada importante”.
Tras la poco apetecible Girl 6 (sí, la del teléfono erótico), Lee volvió a la militancia con un filme sobre el polémico evento organizado por la Nación del Islam en octubre de 1995. Allí es donde se dirige un grupo de manifestantes (entre ellos, los habituales Ossie Davis, Isaiah Washington y Thomas Jefferson Byrd) cuyas disputas sirven como metáfora de la lucha afroamericana, sus contradicciones y sus puntos flacos (entre ellos, la homofobia, el machismo y el antisemitismo). La frase: “¡Esta va por James Baldwin y Langston Hughes!” (el homosexual Randall –Washington– antes de sacudirle a Flip –Andre Braugher– harto de sus comentarios soeces).
En septiembre de 1963, una bomba del Ku Klux Klan mató a cuatro chiquillas en una iglesia de Birmingham (Alabama). Tras plantearse reconstruir el hecho y sus consecuencias, Lee optó por el documental: acabó llevándose su segunda nominación al Oscar. La frase: “Gente como [el político colaborador del KKK] Bull Connor no puede existir si los que mandan no le dan su aprobación”.
Un presidiario (Denzel Washington) accede a manipular a su hijo baloncestista (Ray Allen, en un papel escrito para Kobe Bryant) a cambio de su libertad. Este drama repleto de cameos (entre ellos, Michael Jordan y Scottie Pipen) es uno de los mejores filmes de la etapa intermedia de Lee. La frase: “Déjame decirte una cosa, hijo: o dejas atrás ese odio, o acabarás convertido en otro negrata más. Como tu padre”.
De joven, Lee conoció de primera mano el pánico provocado por el asesino en serie David Berkowitz (apodado ‘el Hijo de Sam’) en la Nueva York de 1977. Esta película usa dicho miedo para narrar historias cruzadas de frustración sexual, con Adrien Brody como chapero punk. La frase: “¿A mí me llamas puta? Tú, cabrón, te has follado a mi prima. ¿Pensabas que no lo sabía? ¡He podido oler su chocho en tu puta cara!”.
Lee entró en el siglo XXI con esta relectura de Network en clave racial donde un ejecutivo de TV (Damon Wayans) aspira a sabotear a sus jefes resucitando los tópicos racistas de los minstrel shows… y acaba con un éxito entre manos. La cinta fue muy criticada en su momento, pero ahora le salen fans por todas partes. La frase: “¡No quiero tener nada que ver con negros en una semana por lo menos!” (Delacroix –Wayans–).
Manda narices: la película más lograda de Spike Lee en lo que llevamos de siglo es un trabajo con reparto mayoritariamente blanco… y, para colmo, con guion de David Benioff, uno de los creadores televisivos de Juego de tronos. En la desmoralizada Nueva York posterior al 11-S, un traficante (Edward Norton) pasa sus últimas y amargas horas antes de ir a prisión buscando consuelo en su perro, su novia traidora (Rosario Dawson) y sus dos amigos, un broker (Barry Pepper) y un profesor (Philip Seymour Hoffman) que fantasea con una alumna. La frase: “Que le den a toda la ciudad y a todos quienes viven en ella, de los adosados de Astoria a los áticos de Park Avenue, de las casas baratas del Bronx a los lofts del Soho. (...) Que un terremoto la arrase, que el fuego la consuma, que arda hasta hacerse putas cenizas y que luego las aguas sepulten todo este nido de ratas”.
¿Un encargo? Pues sí: antes de caer en manos de Lee, este guion estaba destinado a Ron Howard. ¿Una gran película? Pues también: el estilo del cineasta se adapta estupendamente a una historia de atracos perfectos y el reparto (Clive Owen, Denzel Washington, Jodie Foster…) es de campanillas. La frase: “Me llamo Dalton Russell. Presta atención a lo que te diga, porque elijo bien mis palabras y nunca repito las cosas”.
Tras casi cuatro décadas de carrera y al menos dos obras maestras, Spike Lee por fin consigue un Oscar (al guion adaptado) con la historia real de un policía negro (John David Washington) que se la dio con queso a la organización racista. La frase: “Me alegra hablar con un auténtico americano de raza blanca” (David Duke –Topher Grace–, líder del KKK, charlando por teléfono con el muy negro Washington).