La carpeta de 'Teleindiscreta', , La famosa revista que en su día popularizó las pegatinas de V intentó en una de sus últimos movimientos (desparecería en 1994) repetir jugada con esta carpeta en cuyo interior se colocaban pegatinas de la película de Spielberg.
Los cuatro cómics, , Ediciones B quiso conquistar parte del pastel de la dinomanía editando en España la adaptación al cómic que de la película habían hecho tres titanes del medio como Walter Simonson, Gil Kane y George Perez.
Los fascículos, , Un clásico de los quioscos españoles. Desde muchos meses antes del estreno de la cinta de Spielberg, comenzaron a publicarse estos fascículos con una exhaustiva enciclopedia sobre dinosaurios que además incluía cartas y partes para montar diferentes animales., Con la llegada de la película a los cines, la colección se reeditó desde el número 1, y ahora incluyendo hojas con las que ir formando el libro del making of de Parque Jurásico.
El libro del making of, , Ojo, que el mismo libro que venía por fascículos también podía comprarse completo y encuadernado., , El que para muchos seguro que fue su primer libro de cine es hoy, en su versión en castellano, toda una pieza de colección.
Pins, , Aquella moda tan noventera también tuvo su aproximación jurásica. Por un momento, aparecimos inundados de todo tipo de pins relacionados con la película de Spielberg. Algunos oficiales, algunos no tanto.
Los pósters de Matutano, , Los últimos 80 y primeros 90 fueron ricos en este tipo de promociones en las que se daban pósters de películas y series juntando envoltorios de snacks de aperitivo., , ¿Podía aquel fenómeno ignorar a Parque Jurásico? Desde luego que no y como demostración, la gran cantidad de carteles que se daban como premio por reunir envoltorios de productos Matutano.
Los muñecos, , Como cualquier éxito de Hollywood que se precie, Parque Jurásico tuvo su propia línea de juguetes. No fue lo más popular de la película, desde luego, pero más de un niño se llevó a Sam Neill a casa por Navidad.
Calzoncillos, , No hemos encontrado a nadie que reconozca haberlos tenido o que intente venderlos en alguna web de segunda mano, pero aquí están, encontrados en unas hojas de merchandising de 1993, la prueba de que la dinomanía llegó a la ropa interior masculina., , ¿El precio? casi 2000 pesetas (unos 12 e)