Quién les iba a decir a los Davison que Erin, la estudiante de Literatura que sale con su hijo, era una superviviente desde la cuna y un arma letal contra asesinos enmascarados.
¿Cuántos cupcake envenenados tiene que comerse una universitaria pija y egocéntrica antes de descubrir que los celos son peores que los asesinos con caretas de bebé mofletudo?
Lo avisaba Amanda Seyfried al inicio del filme: “El infierno es una chica adolescente”. Así se hace de un cliché (animadora, aquí poseída) un icono de empoderamiento femenino.
Taissa Farmiga debuta en el terror con un personaje que queda atrapado en un slasher con su difunta madre. Solo faltan los Warren para hacer todo aún más familiar y meta.
¿Cómo crear miedo del bueno? Con el ojo de Drew Goddard, el ingenio de Joss Whedon y Dana como final girl virginal de una especie de reality que entretiene a todo dios.