¿Por qué nos gusta? Pequeña, pero matona, esta joven aristócrata del Norte se nos ha metido en el bolsillo con unas pocas apariciones. Seguramente, el personaje del show con menos ganas de morderse la lengua.
¿Por qué nos gusta? "¡La mataste! ¡La violaste! ¡Mataste a sus hijos!": pidiendo justicia para su difunta hermana a lanzazo limpio, el príncipe de Dorne fue uno de esos one hit wonders en los que tan generosa se muestra 'Juego de tronos'. Entre eso, y esa muerte que tanto dio que hablar, cabe preguntarse si Benioff y Weiss necesitaban de verdad involucrarlo en tanta orgía.
¿Por qué nos gusta? La pelirroja más lista (y más sexy) de más allá del Muro era la persona más indicada para espabilar al pánfilo de Jon Nieve, en todos sentidos. Lástima que, por diferencias irreconciliables entre sus culturas, la relación acabase como acabó.
¿Por qué nos gusta? Si un viajero recorriese las Islas del Hierro buscando a una persona sensata, seguramente sólo encontraría a esta capitana pirata con una novia en cada puerto y muchas muescas en el mango de su hacha. En toda clase de asamblea real, Yara contaría con nuestro voto sin duda.
¿Por qué nos gusta? Al lado de todo líder inflexible y con un tornillo flojo (o varios) siempre tiene que haber una persona razonable que le diga cuándo se pasa de la raya. Este excontrabandista ocupó ese puesto con Stannis Baratheon, y luego le tocó atemperar en lo posible los fuegos de la khaleesi Daenerys Targaryen sin acabar chamuscado.
¿Por qué nos gusta? El carácter de este mercenario, reconvertido en mano derecha (ejem...) de Jaime Lannister, queda perfectamente descrito por su nombre. O, más bien, por una palabra que rima con el mismo y acaba con "c". Si le ordenas matar a un bebé en los brazos de su madre, Bronn sólo tendrá una duda: cuánto vas a pagarle por ello.
¿Por qué nos gusta? A Diana Rigg no le bastó con ser una heroína de acción pionera en la TV (cosa que fue en la serie 'Los Vengadores'). Al final de su carrera, le quedó cuajo de sobra para convertirse en "el único personaje de 'Juego de tronos' capaz de ganar en la escena de su muerte", como dicen los showrunners. Nunca olvidaremos sus envenenadas pullas, señora.
¿Por qué nos gusta? Las aventuras místicas de este joven Stark se nos han hecho un poco cuesta arriba a veces. Pero hay que reconocer que, desde aquel primigenio "Qué cosas hago por amor", han sido cruciales para hacer avanzar la trama (y para, flashbacks mediante, hacernos entender de dónde viene todo este embolado). Si Sálvame Deluxe tuviera una sucursal en Poniente, Bran sería su colaborador estrella.
¿Por qué nos gusta? Tal vez durase poco en el reparto. Y tal vez su vocabulario se limitase a las palabras "matar", "violar" y "saquear" (no necesariamente en ese orden). Pero el difunto marido de Daenerys Targaryen acabó ganándose un lugar en nuestro corazoncito, pese a todo. Algo en lo que sus esculpidos pectorales y su bárbara apostura tal vez tuviesen algo que ver.
¿Por qué nos gusta? Vale, es un imbécil. Pero es NUESTRO imbécil. Por mucho que le odiásemos cuando trató de ir de conquistador por la vida, el hermano de Yara se benefició de una eficaz campaña de relaciones públicas en forma de nauseabundas torturas.
¿Por qué nos gusta? Porque demuestra que un manipulador sin escrúpulos no tiene por qué ser un villano sin corazón. Ahí donde lo vemos, todas las intrigas en las que se ha embarcado este eunuco (ojo: no es un insulto) han estado destinadas a evitar guerras e impedir masacres. En Poniente, ese noble afán está condenado al fracaso, pero reconozcámosle el esfuerzo.
¿Por qué nos gusta? Prueba viviente de que el fanatismo religioso puede resultar sexy, esta sacerdotisa del Señor de la Luz se las apaño para comerle la (durísima) cabeza nada menos que a Stannis, obligándole a cometer crímenes execrables. Sumando a ello sus habilidades sobrenaturales (¿recuerdas aquel parto, y sus consecuencias? ¿o aquella vez que se quitó el collar?), nos cuesta creer que Melisandre no prendiera fuego a todo Poniente varias veces.
¿Por qué nos gusta? Bueno, "gustar" no es la palabra. Dejémoslo en que, para ganar la medalla al psicópata más execrable de Poniente, hay que ser muy psicópata y muy execrable. Y el hijo de Roose Bolton ganó el trofeo a lo largo de cuatro largas temporadas repletas de despellejamientos, mutilaciones, cacerías humanas y métodos poco ortodoxos para la cría de perros. Confiésalo: tú también aplaudiste cuando Sansa obtuvo su venganza.
¿Por qué nos gusta? Siempre enamorado, y nunca correspondido, el chevalier servant de Daenerys Targaryen no sólo ha tenido que sufrir penurias sin cuento, incluyendo cierta operación sin anestesia que nos sigue poniendo el estómago del revés. También ha sido el blanco de las encarnizadas burlas de un fandom que le moteja de 'Ser Friendzone' (en inglés) y 'Ser Pagafantas' en castellano. Por eso, su empeño en seguir a su reina nos resulta extremadamente conmovedor.
¿Por qué nos gusta? Érase una vez una chica que quería ser guerrero... y, para su desgracia, lo consiguió. Acusada falsamente de asesinato, despreciada por ser mujer y en un perpetuo 'sí es, no es' con el hombre más guapo (y más malo) de Poniente, Brienne ha sido siempre demasiado buena y leal para su propio bien, poniendo en solfa los tópicos de fantasía sobre mujeres guerreras. Menos mal que tiene a su fiel Podrick para hacerle compañía... y a su espada para encargarse de quienes osan subestimarla.
¿Por qué nos gusta? Cuando tu hermano es un psicópata homicida de dos metros y medio de alto, y tu rostro un recordatorio de qué ocurre si se enfada, es normal que crezcas un tanto amargadillo. Así pues, este mercenario a sueldo de los Baratheon se pasó el primer par de temporadas frunciendo el ceño entre masacre y masacre... hasta que los avatares del destino le hicieron sumergirse en la religión y replantearse su vida. Ver al Perro hecho un paladín de nivel 20 y aniquilando caminantes blancos mola mucho, pero el recuerdo de aquel "¡Que le jodan a la ciudad, y que le jodan al rey!" no nos lo quita nadie.
¿Por qué nos gusta? "Estás haciendo un trabajo espléndido: todo el mundo te odia": así felicitó George R. R. Martin a Jack Gleeson por su labor con un personaje que, de puro malo, roza la caricatura. Ni siquiera con un padre como Robert Baratheon (alcohólico maltratador) y una madre como Cersei Lannister (alcohólica y... bueno, todo lo demás) podemos entender cómo el niño-rey pudo salir tan perverso, hasta el punto de hacernos aplaudir cuando el veneno le dejó pajarito en su boda. Aunque quizás la clave esté en la palabra "endogamia"...
¿Por qué nos gusta? ¡Malditas sean las traducciones y sus requisitos! Por culpa de ellas, una de las historias más trágicas de 'Juego de tronos' acabó convertida en objeto de chiste entre el público español. Pero, a nosotros, eso nos importa bien poco: ya sea con "¡Aguanta el portón!" o con el "Hold the door!" original, el destino de este amable gigantón (prueba de que el gafe de Bran Stark te puede buscar la ruina incluso a través del tiempo) nos mueve igualmente a las lágrimas. Hodor hodor hodor, Hodor: te echaremos de menos.
¿Por qué nos gusta? Confiésalo: tú también pensabas que era el protagonista. Ni siquiera el hecho de que lo interpretase Sean Bean (un hombre cuyo irrevocable destino es morir delante de la cámara) sirvió para advertirte de lo que se avecinaba. Debido a ello, cuando la altura de Lord Eddard quedó recortada en una cabeza frente al Gran Septo de Baelor, aprendiste unas cuantas lecciones: que, en el juego de tronos, o ganas o mueres; que el honor sólo te sirve para hacerte compañía en la mazmorra; y que ibas a estar enganchado a esta serie para los restos...
¿Por qué nos gusta? Con ese nombre (sí, es una referencia a 'El señor de los anillos'), el orondo y pacífico Sam parecía condenado a quedarse toda la vida a la sombra de Jon Nieve. Pero hete aquí que, además de haberle salvado la vida unas cuantas veces a su amigote, el chaval se fue a buscar su realización personal lejos del Muro, y cerca de una buena biblioteca. Además, demostró que eso de la cirugía se le da mejor que bien...
¿Por qué nos gusta? 'Stannis the Mannis': así apodan los espectadores anglosajones al hermano de Robert y Renly. Un señor cuya actitud ante la vida fue tan inflexible como detestable, a veces, y que encajaba sus derrotas con un estoicismo tan tenso como su mandíbula... o como su mirada cuando veía a su hija arder en la hoguera. Desde la Batalla del Aguasnegras hasta el choque con los Bolton en el Muro, estar a las órdenes de este eterno pretendiente al trono equivalía a una muerte segura.
¿Por qué nos gusta? El presunto hijo bastardo de Eddard Stark (¿quién no se olió su auténtica filiación casi desde el principio?) es lo más parecido a un héroe que podemos encontrar en 'Juego de tronos'. Aun así, reconozcamos que el chico se lo ha currado: sus comienzos en la Guardia de la Noche se parecieron mucho a una versión ponientina de 'La chaqueta metálica', sus días entre los salvajes le trajeron el amor y el dolor, y todos sabemos cómo acabó su legislatura como Lord Comandante. ¿Es el bueno de la historia, o sencillamente siempre siguió sin saber nada de nada?
¿Por qué nos gusta? La realpolitik hecha carne. Está claro que el señor de Roca Casterly, guardián del Occidente y Mano del Rey era un padre desastroso y un cabronazo de marca mayor, pero eso no anula sus virtudes. Su reseco pragmatismo, sus frases lapidarias ("¿Es más digno matar a mil en una batalla que a doce en un banquete?") y su perpetua cara de "me muevo entre idiotas" (algo que pocos nos atreveríamos a discutir) fueron una fuente interminable de gozo para la audiencia. Y, aunque le extrañemos, hay que decir que aquella muerte tan poco digna y tan olorosa también tuvo su aquel.
¿Por qué nos gusta? Todos nos reíamos de ella. Por no decir que la odiábamos a muerte. Y, mientras tanto, ella seguía sufriendo sin parar y cayendo en manos de las peores sabandijas de la serie (de Joffrey a Meñique, pasando por Cersei), zarandeada por un destino cruel y por el derecho sucesorio. Pero hete aquí que la mayor de los Stark era más lista de lo que aparentaba... y la tenemos hecha una señora de Invernalia mientras los machotes se las daban de héroes. Mucha suerte, Sansa: te mereces todo lo bueno.
¿Por qué nos gusta? ¿Un hombre malo que se volvió bueno? ¿Un hombre bueno que se volvió malo, y después volvió a ser bueno? Dejémonos de trabalenguas: con mano derecha o sin ella, el Matarreyes es un chungo de mucho cuidado... y tenemos poderosas razones para pensar que, además, es tonto de remate, dejando que su querida hermanita lo use como brazo ejecutor. Pero Jaime también tuvo algo parecido a una conciencia, y un arco dramático que no deberíamos olvidar jamás.
¿Por qué nos gusta? Hija de un hombre que siempre la usó como un peón, esposa (ahora viuda) de un maltratador alcohólico, presa de una pasión prohibida por su propio hermano, madre de tres hijos muertos de forma horrible... Ódiala todo cuanto quieras, pero, si tú te vieras en la situación de Cersei, seguro que también acababas como ella: ordenando villanías desde tu poltrona, y siempre con la copita de vino dorniense bien agarrada. Fallida y patética, pese a sus aires de supervillana, la actual reina de Poniente es uno de los personajes más interesantes de la serie. Que la interprete una de sus mejores actrices también ayuda mucho.
¿Por qué nos gusta? En un relato de fantasía, no es nada rara la figura de la niña inquieta y avispada que se convierte en aventurera. Pero lo que no es tan habitual es que dicho periplo acabe convirtiendo a la niña en cuestión en una asesina en serie. A estas alturas, nos cuesta recordar aquellos episodios en los que Arya era una chavala sonriente y entrañable: tras pasarlas canutas a lo largo y ancho de Poniente, y habiéndose entrenado con los temibles Hombres sin Rostro de Braavos, todo lo que queda de ella es una lista de futuras víctimas... y una colección de caras que no hace sino aumentar.
¿Por qué nos gusta? Reina legítima de los Ándalos y los Primeros Hombres, khaleesi de los dothraki, Madre de Dragones, Rompecadenas, La Que No Arde, La Pija, La Nancy Dragoncitos… La lista de títulos de la última Targaryen es interminable (y, sí, tal vez los dos últimos los hayamos añadido a mala idea), pero se queda corta al compararla con su progresión dramática: de mero peón vendido cual yegua a un caudillo bárbaro (¡pero qué bárbaro!) a ama del cotarro, siempre cercana a sus reptiles gigantes y dispuesta a recordarle al mundo que el lema de su familia es "Sangre y Fuego".
¿Por qué nos gusta? Cuando a George R. R. Martin le preguntan cuál de sus personajes es su favorito, siempre responde lo mismo: "El jodido enano". O, lo que es lo mismo, un hombre condenado desde su nacimiento a sufrir infinitos pisotones y a ser mirado con asco... pero que, pese a ello, sobrevive gracias a su astucia y a su capacidad para reírse de todo el mundo (con risa amarga, eso sí). Desde aquella temprana bofetada a Joffrey en el segundo capítulo, los momentos gloriosos de Tyrion han sido tan constantes como sus borracheras, sus excesos prostibularios, sus golpes de mal fario o sus arrebatos de cólera (con ballesta o sin ella).