¿Qué estarías dispuesto a hacer por 120 millones de dólares (en efectivo)? Los experimentados ladrones del debutante Christian Gudegast (guionista de Objetivo: Londres), lo que haga falta. Como, por ejemplo, atracar el banco de la Reserva Federal de Los Ángeles, aunque para ello tengan que enfrentarse a la brigada más temida de la ciudad, liderada por Gerard Butler. Tras su éxito en la taquilla de EE UU, ya tiene secuela confirmada.
Las heist movies del siglo XXI son hijas de Steven Soderbergh y la banda de atracadores con más celebrities por metro cuadrado del Séptimo Arte. Sí, hablamos de George Clooney, Brad Pitt y Matt Damon al frente del mayor atraco a un casino de Las Vegas (el de Andy García). Tras dos secuelas, en verano llega la versión femenina, con Sandra Bullock y Cate Blanchett tras cierto collar en la Met Gala., , , , ,
No podemos hablar de películas de atracos y dejar de mencionar el aclamado filme de Michael Mann. Porque, además de ser un filme de culto dentro de este subgénero, si de alguna producción bebe Juego de ladrones. El atraco perfecto es de esta thriller de acción sobre policías y ladrones, el juego del gato y el ratón definitivo entre dos pesos pesados: el atracador Neil McCauley (Robert De Niro) y el detective Vincent Hanna (Al Pacino).
El año pasado, Soderbergh atacaba de nuevo con un robo familiar a gran escala en el que el objetivo no era otro que dar un golpe durante una carrera de NASCAR. Pero antes de ponerse manos al atraco, los hermanos interpretados por Channing Tatum y Adam Driver tuvieron que sacar de la cárcel a Joe Bang (Daniel Craig). El riesgo mereció la pena solo por la escena en la que Craig daba lecciones de química con ositos de gominola.
Johnny Clay quería dar el último golpe de su vida, ese que le resolviera la vejez y, a poder ser, sin tener que volver a pasar por la cárcel. ¿Cómo? Haciéndose con la recaudación de las carreras de caballos de un hipódromo. Un robo tan milimétricamente calculado (con jugarretas como la de matar al caballo favorito) en el que era imposible que algo saliese mal... hasta que llegó el momento de repartir el botín.
Y hablando de atracos calculados al más mínimo detalle... El golpe a la Fábrica de la Moneda y el Timbre orquestado en la aclamada serie de Antena 3 ya es un fenómeno mundial. Pero, ¿qué tienen Berlín, Tokyo, Río y sus "amigos con nombre de ciudades" para haber conquistado el mercado internacional? Un "robo" más que perfecto (aunque en realidad no roban, sino que crean dinero), caretas de Dalí, 67 rehenes, intentos de fuga, inspectores desesperados e historias de amor inesperadas.
Charlie Croker (Michael Caine) encabezó el atraco definitivo a la italiana, pero con marcado acento inglés: sorteó el atasco por las calles de Turín, burló a la policía y a la mafia, y se hizo con un cargamento de oro. Quincy Jones fue el encargado de poner la música a las carreras en Lamborghini Miura, Aston Martin, Jaguar o Mini de esta película de culto. Recordad: "Solo se supone que deben explotar las malditas puertas".
¿Será el filme de John Huston, hito del cine negro, el responsable de la fórmula preestablecida en el subgénero de las heist movies? Es decir, hombre que sale de la cárcel para, acto seguido, planear el gran golpe a una joyería con un grupo de experimentados criminales. ¿Será el responsable de que, desde entonces, el público empatice tanto con los ladrones? Sterling Hayden, Louis Calhern, Sam Jaffe o Marilyn Monroe son los responsables.
Otro elaborado y hechizante duelo, esta vez firmado por Spike Lee, entre un policía (Denzel Washington) y un atracador (Clive Owen) que siempre parece ir un paso por delante, en un secuestro con rehenes en el banco Manhattan Trust. Todo ello, con un plan por parte de los atracadores que ha sido cuidadosamente diseñado y una tercera en discordia, Jodie Foster, con sus propias motivaciones.
"El atraco tenía que haber durado diez minutos. Cuatro horas más tarde el banco era un circo. Ocho horas más tarde era la emisión en directo más importante de la televisión. Doce horas más tarde era historia. Y todo es completamente real", adelantaba el póster sobre el filme basado en un robo de 1972. Al Pacino atraca un banco de Nueva York para poder financiar la operación de cambio de sexo de su pareja y, de paso, nos enseña la importancia de que la opinión pública se ponga de tu lado.