Probablemente, el nombre de este cazador de brujas te suene aunque no hayas leído sus libros… porque habrás probado sus juegos. Las novelas del polaco Andrzej Sapkowski son la inspiración literaria de la saga pixelada The Witcher, y siguen siendo una de las mejores deconstrucciones de los tropos de la fantasía clásica, a base de mala leche y humor negro.
¿Te gustan las guerras, la intriga y la destrucción a granel, pero echas de menos un poco más de magia? Ningún problema: aquí llega la saga escrita por Steven Erikson para saciar tu sed de sangre y exterminio en un contexto mucho más alienígena que el de Juego de tronos. Además de sus diez novelones principales, Malazan cuenta con seis spin-off con la firma de Ian Cameron Esslemont, el otro creador de su universo.
41 novelas, nada menos, tuvo tiempo de publicar el gran Terry Pratchett antes de que el Alzheimer pudiese con él. Y nunca le estaremos lo bastante agradecidos: además de poner en solfa a Tolkien y toda su parentela, esta serie literaria (que no "serial") ambientada en un mundo plano, mágico y absurdo es una de las cosas más divertidas que pueden leerse en cualquier universo.
El propio George R. R. Martin declara que esta secuencia de novelas históricas fue una inspiración capital para sus megatochos. Y esa sinceridad le honra: leyendo cómo Maurice Druon repasa las malignidades de la Francia medieval, el espectador de Juego de tronos se sorprenderá a sí mismo musitando "vaya, esto me suena" capítulo tras capítulo. Y tendrá razón.
¿La Fortaleza Roja? Quita, quita... ese siniestro edificio es un remanso de paz comparado con los palacios imperiales de Roma. En su obra más conocida, Robert Graves no sólo narra la historia de un sujeto que llegó a lo más alto gracias a su destreza para hacerse el idiota, sino que también nos presenta a una familia (la dinastía Julio-Claudia) cuyos miembros se masacran entre ellos con alegre desenfado. Igual que los Lannister, mira tú.
En el planeta que da título a esta trilogía de Brian Aldiss, las estaciones duran siglos, y dos especies (los humanos y los phagor) pugnan entre sí a lo largo de ciclos dictados por un clima implacable. ¿Nos recuerda esto a algo? Pues sí. Sólo que, hasta donde nosotros sabemos, las historias de Poniente y alrededores no son retransmitidas a la Tierra en forma de reality show. O, bueno, quizás sí...
Bernard Cornwell es uno de los maestros indiscutibles de la novela histórica. De hecho, nuestro viejo conocido Sean Bean ha interpretado al sargento Sharpe (su personaje más conocido) en una serie de TV. Aquí, Cornwell aborda la leyenda artúrica a su estilo: sin magia, pero con mucho paganismo, mucha barbarie y muchos espadazos. Piensa en una guerra sin cuartel entre norteños y hombres del hierro, y te harás una idea.
Al igual que Brienne de Tarth, Alanna de Trebond quiere ser un caballero pese a que su cultura la condena a estar en casa y con la pata quebrada. Y, como sus cuatro novelas llevan la firma de Tamora Pierce en lugar de la de George R. R. Martin, esta chica vive aventuras mucho más épicas que las de su homóloga de Poniente. En los 80, las historias de Alanna causaron furor debido a su subversión feminista de la fantasía.
Los megatochos firmados por Patrick Rothfuss son una de las pocas sagas actuales capaces de rivalizar con Juego de tronos en popularidad. Y, al igual que la serie de George R. R. Martin, esta obra sigue inconclusa. Los dos volúmenes publicados (El nombre del viento y El temor de un hombre sabio) te harán gozar con la historia de Kvothe, un señor que pasó de trovador ambulante a héroe legendario... y acabó retirándose para montar un bar.
En Poniente, las regiones más allá del Muro son un lugar en el que aún pululan los viejos mitos. Exactamente lo mismo que ocurre con el bosque que da título a esta novela, un apacible rincón de la Inglaterra profunda... que reacciona a las fantasías de aquellos que entran en él. Los resultados no suelen ser bonitos.
Todos en pie, porque vamos a hablar de la excelsa Ursula K. Le Guin, la escritora de fantasía y ciencia-ficción más ilustre de todos los tiempos. Este serial le dio la vuelta a los tópicos del género, cambiando a los elfos rubitos por indígenas de piel oscura, y las praderas de la Tierra Media por un archipiélago con mucho de polinesio. Por no mencionar a esos dragones que se comerían a Daenerys para desayunar (y se quedarían con hambre).
¿Te parece demasiado limpia Desembarco del Rey? ¿Echabas de menos un poco más de crueldad en las barrabasadas de Ramsay? Tenemos lo que buscas: en estas tres novelas (La estación de la calle Perdido, La Cicatriz y El Concilio de Hierro), China Miéville le da un baño de política (de extrema izquierda) y gore supurante a los tropos de la fantasía. Y nos muestra la inigualable Nueva Crobuzon, la ciudad más repugnante de la historia de la literatura.
Gene Wolfe no es sólo el inventor de las patatas Pringles (o, más propiamente, de las máquinas con las que se fabrican). Es también un excelso novelista, considerado como uno de los mejores escritores vivos en lengua inglesa sin distinción de géneros. Esta tetralogía, que arrancó en 1980 con La sombra del torturador, está considerada su obra maestra por su exquisita prosa, su cuidada ambientación, su cinismo macabro y ese protagonista (Severian, verdugo en paro) que si llega a ser más tonto, no nace.
¿Te ha roto el corazón la historia de Arya Stark? ¿Aún no has superado su metamorfosis de chavala riquiña a asesina sin escrúpulos? En ese caso, no toques ni con un palo la novela más célebre de Michael Swanwick, el triste cuento de una niña humana raptada por las hadas y adoptada (o así) por un reptil gigante hecho de metal y con serios impulsos genocidas. "Deprimente" es decir poco.
Robert Jordan se planteó la historia de Rand Al'tor como una tetralogía... y acabaron saliéndole 14 libracos. De hecho, el autor murió en 2007, quedando los tres últimos volúmenes en manos de Brandon T. Sanderson, otro grande del género. Ahora ya sabes lo que quieren decir los fans de George R. R. Martin cuando comentan la posibilidad de que el autor "haga un Robert Jordan" antes de terminar su saga.