Señor, dame paciencia

Atresmedia continúa explotando el filón cómico propio –Allí abajo– y ajeno –Ocho apellidos vascos– de las idiosincrasias territoriales enfrentadas con esta comedia chillona que abunda en el estereotipo y la tontuna. Jordi Sánchez (La que se avecina) es Gregorio, un banquero facha y madridista que se ve obligado a compartir un fin de semana con sus hijos y las parejas de estos para cumplir con la última voluntad de su difunta esposa, que desea ver a toda su familia unida esparciendo sus cenizas por el Guadalquivir. La mejor solución de la película pasa por dar continuidad post mortem al personaje de Rossy de Palma, quien se comunica con el viudo apareciendo repentinamente en la urna funeraria…

Por lo demás, decir que la película lleva hasta el extremo los tópicos opuestos (el yerno culé, el novio vasco gay y de origen senegalés, el otro ligue perroflauta) para, después, no saber bien qué hacer con ellos. La escritura, el montaje, los efectos digitales incluso, parecen apresurados, como ese viaje desde la zona noble de Madrid a Sanlúcar de Barrameda en furgoneta hippie con la senyera a un lado. Para con el humor, tal falta de sutileza no tiene que ver con lo naíf ni con lo descabellado, sino más bien con la lucidez que, a veces, se le presupone al espectador, que se identificará con los televisivos Megan Montaner, Edu Casanova, Silvia Alonso, Salva Reina, David Guapo o Paco Tous.