10 días sin mamá

Para su sexta película como director y séptima como guionista -en España, solo Happy family, su libreto de debut, dio con alguna suerte de estreno comercial-, el también actor Alessandro Genovesi (Lazzaro feliz) escoge de nuevo el resbaladizo y algo maltratado género de la comedia familiar. En concreto, 10 días sin mamá parte de la premisa argumental de una familia numerosa de tres hijos -a los que procedemos de estas nos preocupa la inhibición tanto como nos sorprende el desenfreno de las clases populares a la hora de generar prole, dados los tiempos que corren-, que sufrirá un terremoto en sus cimientos heteropatriarcales cuando la madre anuncie que se marcha con su hermana de viaje a Cuba, aprovechando uno de esos vuelos low cost de último minuto -si toda esta fiesta capitalista se acaba, podremos volar, al menos-. El padre, interpretado por Fabio De Luigi con cierta gracia, se las tendrá tiesas entonces para sobrevivir con sus tres fieras: una adolescente gótica en periodo de rebeldía, un chaval adicto a los videojuegos bélicos, y una rolliza “beba” que está aprendiendo a hablar; a la vez que intenta mantener su puesto como director de RRHH en su grupo empresarial. Y aunque esta familia no es tan original como Los Tenenbaums, y ni siquiera está chiflada como la americana de Harold Ramis, o tan tronada como la holandesa de Dick Maas, sus peripecias se dejan ver gracias al ritmo impuesto por el guion y a determinados trazos cómicos y de slapstick que tienen que ver con lo políticamente incorrecto, lo cual no es poco teniendo en cuenta los límites del humor que nos vienen impuestos, y que nos autoimponemos a veces también.