Woody Harrelson, héroe de Old Trafford

Si Woody Harrelson pudo marcar en Old Trafford, yo no pierdo la esperanza. Nadie debería perderla.

Fue en verano, en uno de esos partidos mostrencos de exhibición que aquí en España suelen monopolizar toreros-que-en-realidad-querían-haber-sido-futbolistas y que en el Reino Unido, en cambio, son organizados por iconos gays como Robbie Williams. Total, que si los amigos de Sergio Ramos y los de Kanouté andan pensando en convertir su partido benéfico en carpa de la Feria de Abril, resulta que en UK, los amigos de Elton John y compañía llenan Old Trafford, el Teatro de los sueños.

La fiesta anual benéfica del Soccer Aid, que recauda dinero para Unicef y que desde hace 6 años organiza Robbie Williams, divide a ex futbolistas y 'artistas' en dos equipos: Inglaterra frente al Resto del Mundo. Figo, Zidane y Ryan Giggs encabezaron el equipo multinacional capitaneado por Michael Sheen (el actor galés que dio vida a Brian Clough en The Damned United y a Tony Blair en La reina) mientras que Williams llevó el brazalete del equipo inglés, en el que formaban ex futbolistas como Alan Shearer o Teddy Sheringham. El partido terminó en empate a 2 goles, así que tuvieron la brillante idea de organizar una tanda de penaltis en la que no podían chutar los ex profesionales del fútbol. La risión.

Así fue como Woody Harrelson, que lo más redondo que había visto en su vida era un bazooka y que según algunos empezó a jugar al soccer a los 40 (ahora va para 49), se encontró ante el momento más impresionante de su vida al enfrentarse al lanzamiento definitivo de la tanda. No lo digo yo, que también, sino él mismo, que al final del encuentro, y tras hacer bueno el topicazo que dice que, si es gol, no importa lo mal tirado que esté un penalti, definió el momento ante las cámaras de ITV como “La experiencia más aterradora de mi vida ”.

Envida de la mala. Y eso que no se puede tirar peor un penalti.

Aquí el penal de Woody Harrelson. Al menos se lo tomó en serio.

Y aquí los highlights del encuentro...

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