OPINIÓN

¡Uh! ¡Ah! Las chicas son futboleras

¡Uh! ¡Ah! Las chicas son futboleras
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¡Uh! ¡Ah! Las chicas son futboleras

“No more football!”. No más fútbol. Basta ya. Una curiosa carta de presentación: Quiero ser como Beckham comienza con un sueño truncado por los gritos de una madre disgustada frente a una hija que quiere ser futbolista. Pero lo que de verdad se trunca entre esas estampas de comedia cariñosa es una sociedad entera, abocada a un cambio que es más generacional que político. Lo que su padre (jugador de cricket) no logró al llegar a Inglaterra, lo va a acabar consiguiendo Jess, la protagonista de origen indio de la más carismática película sobre fútbol femenino de todos los tiempos. Ya habíamos conocido a la niña futbolista que surgió del socialismo folklórico (Ivana al ataque, 1964), a la argentinísima rebelde conocida como La Raulito (1975) e incluso a bachilleres de instituto made in USA enamoradas del fútbol y de sí mismas (Todo por mi chica, 1994). Pero nunca antes el fútbol femenino se había convertido en un fenómeno universal gracias al cine. Al cine, al choque de culturas y al tirón del nombre de David Beckham, más una marca que un futbolista.

La preocupación de Gurinder Chadha (Nairobi, Kenia, 10 de enero de 1960) por su propia identidad se cruzó en un momento clave de su vida con el cine, herramienta que ha utilizado para reencontrarse y luchar contra los prejuicios (de nacionalidad, de género, de creencia, incluso de deporte) sin romper la baraja, con la amabilidad por bandera. O mejor dicho, por sari. Nieta del colonialismo e hija de la diáspora que llevó a miles de indios a diferentes territorios del antiguo Imperio británico, dio un salto desde el exilio en Kenia a Londres, donde el choque del color de su piel con la niebla social marcó su determinación para buscar una salida a un conflicto eterno, vivido en primera persona.

Guionista chispeante, realizadora solvente, ha sido capaz de atravesar el Rubicón de la comedia popular, ese río de muecas que separa la gimnasia de reírse de los personajes del arte de reírse de uno mismo. Su debut en la ficción, después de una sólida carrera como periodista de BBC Radio primero y realizadora de reportajes y documentales para la televisión después, fue con una historia de mujeres indias en Inglaterra, dispuestas a pasar un día de fiesta en una playa llena de equívocos y de contrastes. Bhaji on the Beach (1993) y su voluntad de seguir creciendo en el oficio de contar historias llevaron a Chadha a las afueras de Hollywood, donde el cine indie de historias cruzadas acogió su segundo largometraje, ¿Qué se está cociendo? (2000), una jornada de Acción de Gracias en cuatro hogares distintos desde donde observar las diferencias de raza, religión y nivel económico. Junto con Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre (2008), esa ha sido la única vez en su filmografía que ha huido del paisaje que ha marcado su obra: el contraste de la cultura de la India con la mentalidad occidental anglosajona, sublimado en Bodas y prejuicios (2004) y en Quais de Seine, su capítulo de Paris, je t’aime (2007).

¡Uh! ¡Ah! Las chicas son futboleras

El partido entre tradición y modernidad se juega esta vez en la cancha del fútbol feminino. Gurinder Chadha, cómoda trabajando siempre con personajes de mujeres en apuros (incluso en El último virrey de la India, pese a la traducción española de Viceroy’s House, el peso de las mujeres es trascendente) nos abre las puertas de dos hogares, uno indio de religión hindú y otro occidental, donde dos adolescentes en su último año de instituto tratan de superar los prejuicios de sus familias. La religión (por motivos de recato) marca la dificultad de Jess (Parminder Nagra) para practicar el fútbol, en lugar de preocuparse por encontrar marido para una boda como su hermana, mientras que un equívoco sobre su sexualidad pone en aprietos a Jules (una descollante Keira Knightley, que se llevó todos los focos), amiga y compañera de equipo de Jess, ante su madre, frustrada porque su hija no luce como una princesita.

¡Uh! ¡Ah! Las chicas son futboleras

La lucha de estas dos jóvenes por lograr su sueño, a pesar de la tradición e incluso de una disputa romántica por el entrenador (Jonathan Rhys Meyers, que, por cierto, ya había sido futbolista en La desaparición de Finbar), con desenlace de comedia de enredo añadido, tuvo un éxito inesperado en Inglaterra, donde fue número uno en taquilla, algo que provocó que Searchlight, la distribuidora independiente de Fox la introdujese en el mercado norteamericano. Allí fue uno de los fenómenos indies del año y alcanzó los 35 millones de dólares en taquilla. Aún hoy es la película de temática india más taquillera de EE UU. Suceso internacional (excepto quizá en España donde no llegó a 200.000 espectadores) la película de Chadha pasa por ser la primera película occidental que se emitió por la televisión de Corea del Norte.

“David Beckham debería estar orgulloso de que su nombre aparezca en esta película”, dijo la crítica de la BBC sobre el filme, ironizando sobre la implicación del futbolista, que finalmente declinó aparecer en pantalla, por lo que se tuvo que recurrir a un doble para la escena final. Buen futbolista, pero sobrevalorado por su eco mediático (y su belleza), el filme ha superado al icono que le da nombre: hoy Beckham, que ha aparecido en cameos banales en Operación U.N.C.L.E. (2015) y Rey Arturo: La leyenda de Excalibur (2017), se habría peleado por salir en la película. Guiada por la mano afectuosa y comprometida con la integración racial y de género de Gurinder Chadha, Quiero ser como Beckham trascendió los límites de la comedia amable para convertirse en un símbolo que ha empujado a muchas jóvenes a sentirse, por fin, cómodas en su papel de futbolistas y futboleras.

CARLOS MARAÑÓN

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