OPINIÓN

True Detective ha vuelto… y nos ha gustado. Mucho

True Detective ha vuelto… y nos ha gustado. Mucho
True Detective ha vuelto… y nos ha gustado. Mucho
True Detective ha vuelto… y nos ha gustado. Mucho

¿Estará la segunda temporada de True Detective a la altura de la primera? Ésta es la pregunta del millón. Regresa Nic Pizzolato con sus historias oscuras de detectives atormentados por su pasado y dispuestos a luchar contra el crimen, el Mal con mayúsculas, la corrupción, entre prostitutas, humo de tabaco y alcohol (cambia la Lone Star por Modelo). La ciudad es ficticia (Vinci), hasta hay una pequeña broma al respecto, ya no hay Luisiana que valga, pero sus personajes desgastados siguen mirando a cámara con la misma desesperación. Vuelven los flashbacks, que no hay nada como mantenernos en tensión con pequeñas piezas sueltas. Ray Velcoro (Colin Farrell) arrastra una deuda (que te ayude un gángster tenía sus ventajas hasta ahora), y como detective pendenciero y alcoholizado descarga su frustración en un hijo que sufre bullying (¿será suyo, de quién es si no?). True Detective se aleja del Mal oculto en la América profunda, para destapar las pequeñas (o grandes) miserias que nos rodean, que pueden ser noticias de primera página de los periódicos de cualquier localidad, sea o no ésta ficticia. Como en series como The Bridge o The Fall o incluso The Killing, en esta segunda temporada de True Detective el protagonista (Colin) tendrá nuevo compañero, en este caso, una mujer, que ya era hora de ver cómo se las maneja Pizzolato con los personajes femeninos más allá de la mujer florero. Y lo hace extrañamente bien. Primordialmente porque Rachel McAdams, siempre de mirada dulce, también esconde lo suyo. Tanto Velcoro, el personaje de Colin Farrell, como Ani Bezzerides (McAdams) son polis solitarios, de trago rápido y con cierta tendencia a meter la pata con sonadas consecuencias. El caso que los une, la desaparición de un cargo público y socio de un mafioso (Vince Vaughn), los llevará a un enfrentamiento soterrado que el espectador conoce. Frank Semyon, el “malo” más evidente de esta entrega, interpretado por un contenido (y sorprendente) Vaughn, contará con Velcoro como aliado dentro de la policía. Ante las sospechas que se ciernen sobre este detective de Vinci, Bezzerides tendrá que mantenerlo vigilado por orden de sus superiores (conocer sus verdaderas intenciones también alimenta la trama). El tercer vértice de este triángulo lo ocupa Taylor Kitsch, un joven policía motorista, con evidentes problemas de autocontrol (otro más), ex soldado, que también se suma a la investigación (éste es sin duda el mejor papel de su carrera). Como sabemos, tres son multitud, así que los encuentros y desencuentros entre estos ellos darán, sí, para mucho (tal vez, demasiado).  Vuelve la policía corrupta, las pequeñas historias existenciales, y pesan más los personajes que la trama, pero no hay un Matthew McConaughey, para entendernos. Pero cómo juega la cámara con ellos. Hay un cara a cara entre Ray Velcoro y Frank Semyon, sentados, sin diálogo, en la que el espectador es consciente de la situación sin palabras, sólo con miradas, que vale por todo el episodio. O esa secuencia metafórica del segundo episodio en la que Vaughn analiza un trauma infantil mientras mira una gotera. Y la mujer de Frank Semyon… una lady MacBeth con un potencial que da miedo (brava Kelly Reilly). Vamos, que el sello Pizzolato sigue vivo. Tampoco hay una única dirección, como con Cary Fukunaga. Justin Lin (Fast and Furious) dirige los dos primeros episodios de esta antología que arranca de nuevo de cero. Le seguirán el danés Janus Metz Pedersen, director del documental Armadillo, Miguel Sapochnik (director de Casa Austera, el mejor episodio de Juego de tronos, por esa escenaca de guerra) y Daniel Attias (desde su debut con Miedo azul, lo ha dirigido todo en televisión: Ray Donovan, The Americans, Homelan, The Killing…). True Detective ha vuelto. Es diferente, pero igual de interesante, esperemos a ver unos cuantos episodios más para ver si esconde esas claves que tanto nos gustaron de la primera entrega. Pero esas carreteras, autopistas que unen las vidas de todos estos personajes, sólo pueden indicar una cosa: todo está relacionado y será difícil saber quiénes son los buenos y los malos. La segunda temporada de True Detective se estrena esta noche en Canal+ Series (la cadena emitió el episodio esta madrugada de forma simultánea con EE UU).

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