OPINIÓN

'Things': la peli más chunga sobre la faz de la Tierra

'Things': la peli más chunga sobre la faz de la Tierra
'Things': la peli más chunga sobre la faz de la Tierra
'Things': la peli más chunga sobre la faz de la Tierra

Hay cine chungo que, simplemente, hace reír. Lo hay que te deja catacrocker ante las ideas de bombero ahí expuestas. Algunos films consiguen fascinar ante la sobredosis de surrealismo y desprecio por la lógica

Y luego está Things.

things2

Os puedo decir que no habéis visto nada igual en vuestra puta vida. Llevaba años oyendo hablar con ella. Su reputación le precede. Y por una vez, está a altura de las circunstancias. Es la peor película del mundo, así como suena. Pero también una de las más fascinantes. Es complicado crear un universo propio como el que crearon Barry J. Gillis y Andrew Jordan En su mundo, nada se respeta: ni las leyes físicas de nuestro mundo ni las narrativas que exige el cine convencional. Things tiene más que ver con el estado mental de una borrachera, o una sobredosis de narcóticas. El borroso vídeo y el chapucerísimo 8mm con el que cuenta el film ayudan a tal fin: todo aparece borroso y difuso, como en un sueño o un viaje de un tripi. Things no se ve: se experimenta. O, mejor dicho: se sufre, como una fiebre que causa delirios.

Es un poco absurdo tratar de resumir la trama del film, que escribieron, dirigieron y protagonizaron entre los dos, pero vendría a ser algo así: dos nerds se van a pasar el finde a casa de un amigo, donde resulta que hay monstruos, las “cosas” del título, unas hormigas de plástico absolutamente lamentables y tan graciosas como Trancas y Barrancas (o sea, nada).  Durante cerca de la mitad de la película, nos limitamos a ver a los dos tipos improvisar conversaciones sobre lo que tienen por casa: si hay una lámpara delante de uno de ellos, este puede comenzar a jugar con ella, examinarla y comentar alguna cosa sobre ella para rematar la secuencia pidiendo una cerveza o insultando a su compañero. Esto no cambia aunque los bichos atacan, no os creáis: continúan las diálogos subnormales, sólo que ahora empapados de sangre. Sí: hay unas hormigas gigantes acechando, pero ellos siguen más interesados en beber cerveza y hablar de filosofía o cine de terror.

Para rematarlo, tenemos una especie de informativo donde la actriz porno Amber Lynn lee unos carteles diciendo unas absurdísimas noticias (¿influencia de La noche de los muertos vivientes?)  que, lejos de explicar nada, añaden confusión al espectador, que alucina ante la supuesta redacción de noticias que parece la sala de atrás de una tienda de reparación de vídeos. Viendo como declama Amber, nos podemos explicar que únicamente se dedicara al tema pornográfico. De hecho, el film parece en más de un momento la peor peli porno que has visto en tu vida: una tía en pelotas de abundante felpudo,  unos créditos mega-cutres a ritmos de sintetizadores guarros y la despistadísima presencia de Lynn nos puede remitir a las peores películas XXX de la primera época del Canal + por unos momentos. Eso sí: aquellas tenían mucho, mucho más cine dentro que este artefacto.

Amberlynn

Hay veces que, viendo Things, uno piensa que estamos ante auténtico cine de arte y ensayo, donde los responsables del artefacto han procurado escoger la opción que más moleste y desconcierte al espectador. Focos que apuntan directamente a la cámara, partes dobladas de la peor manera y sin efectos de sonido, música irritante e inapropiada, insertos que no tienen que ver con lo que está pasando, actores feos, con ropa horrorosa, que lo hacen fatal y tropiezan con el escenario, monstruos de cartón piedra, diálogos sin sentido, un montaje absolutamente infernal…  Su título y su premisa parecen prometer convenciones del cine de terror, del cine en general que luego se nos niegan por completo. Absolutamente todos los aspectos parecen destinados a crear algo así como “la antipelícula”, el cine en negativo. Es imposible poner una sola escena “divertida” porque esta Cosas que pasan, su título en castellano, ni pide tregua ni la concede. Es un continuo ataque a los sentidos que no se ve: se experimenta.

accionThings

Filmada en Canadá, Things costó unos 35.000 dólares. Creedme si os figo que parece que costó 350. Por lo visto, los directores habían visto Agresión en la casa del terror (Boarding House, 1982) y pensaron que ellos también podían hacer su propia película para el mercado del vídeo. Claro que su película convierte a Agresión... en Ben-Hur. Con unos 5000 dólares (canadienses), rodaron algunas imágenes y convencieron a la minúscula Triworld Film, para que distribuyera la película. Poco a poco la cosa se complicó, y los padres de Andrew dijeron “basta” cuando llevaban ya gastados esos 35.000 dólares. Al menos a Amber Lynn la pagó la Triworld: la actriz pasaba por Ontario a bailar en un club, y rodó todas sus partes… ¡EN UNA HORA! Cuando comprobaron cómo quedó el film, les dio vergüenza enviar una copia a la actriz porno. NORMAL.

Al distribuidor de la película, Mel Liberman le pasó algo parecido: por lo visto, cuando comprobó el resultado, casi se le cae el alma a los pies. Tras haber empleado dinero en la promoción y pre-ventas del  engendro, no tenía más remedio que lanzar la película para tratar de recuperar algo de la pasta. Si a nosotros todo el hype no nos ha bastado para imaginar el resultado final: uno sólo puede soñar con las reacciones de los incautos espectadores que se animaron a alquilarla: espasmos, vómitos, pesadillas…

Things02

La cosa no acabó bien del todo: Andy y Barry se separaron, con el primero liquidando todo su dinero en el film. Su amor por el cine le llevó a montar un videoclub en Toronto, ya clausurado. Por su parte, a Barry J Gillis le salió un curro en la propia compañía, y acabó produciendo una segunda película 15 años después. Que a saber cómo será… miedo nos da.

El resultado fue que Things se convirtió en una película de culto de una manera natural. Pero Things es áspera y cruda. No se presta a la ceremonia precocinada de un The Room o un Troll 2. De hecho, y a pesar de que triunfó de manera absoluta en la última edición de La Monstrua de Cine Chungo, sugiero que los interesados la disfruten en casa, donde uno puede recrearse con el increíble y desastroso audio con el que se nos tortura. Things nos maltrata. No nos reímos con ella: la insultamos, la escupimos, pero no la dejamos. Porque en el fondo sabemos que la amamos.

poster_right
Mostrar comentarios

Códigos Descuento