OPINIÓN

Thief: Honor entre ladrones

Thief: Honor entre ladrones
Thief: Honor entre ladrones
Thief: Honor entre ladrones

Hace 10 años que pudimos disfrutar de la tercera entrega de la saga Thief, un juego que hasta el momento (excepto una versión para Xbox de esa tercera entrega) había permanecido dentro de los límites del territorio PC. Pero Thief, así, a secas, la cuarta y recién lanzada entrega de la saga desembarca con su legión de sombras en casi todos los sistemas de juegos actuales.

La sombras son un elemento fundamental de este título. Como en anteriores ocasiones, serán nuestras mejores aliadas en este juego de sigilo y ambientación de fantasía pre-industrial. Eidos y Square Enix nos meten bajo la capucha de Garret, un personaje que hace bueno ese de lema de “honor entre ladrones”, y que hace que otro tipo de delincuentes parezcan malos de verdad.

En Bazinga! somos auténticos fanáticos de los juegos de infiltración, y Thief no ha conquistado. A pesar de ello, y como el mismo juego, tiene un fuerte contraste entre sus puntos fuertes y sus puntos flacos. Por ejemplo: Tenemos un buen nivel visual en cuanto escenarios y personajes, pero las expresiones faciales son de dejar caer la lágrima. El sonido es envolvente y realista, pero el doblaje en Castellano echa por tierra toda sensación de realismo en ese sentido. A pesar de que el acabado gráfico (especialmente en PS4) nos parece muy bueno, no podemos evitar encontrar muchas similitudes visuales con otros juegos de éxito bastante reciente. Algunas de esas similitudes son meros detalles, otras son más evidentes. Hay quién dirá que ya está bien de tipos sigilosos con capuchas, que lo mismo da que sean ladrones o asesinos, que parece que siempre manejamos al mismo personaje, estemos en la franquicia que estemos. Pero diremos que Thief: The Dark Project ya nos presentaba al protagonista con capucha en 1998. Y es que a pesar de que Thief sigue la este original de sus antecesores, demasiados imitadores más recientes han eclipsado su personalidad. A pesar de ellos, en Bazinga! preferimos el hurto sigiloso al asesinato. Cuestión de ética.

Thief: Honor entre ladrones

La misma ambientación y jugabilidad que destacaba antes también tiene sus contrastes. Así como la ciudad del juego, con sus callejas estrechas, tejados resbaladizos y cielos llenos de ceniza, enamora, también nos parece opresiva de una manera menos divertida. Estamos acostumbrados a que en los lanzamientos más recientes nos podamos mover con libertad de un lado a otro de extensos mapeados. En Theft tendremos que esperar a cargar diferentes escenarios cuando pasemos de una zona a otra de la ciudad. No es una espera exagerada, pero cuando andas saltando de azotea en azotea con la adrenalina rampante en las venas, corta el rollo que aparezca un texto preguntándote si quieres abandonar la zona para pasar a otra. Imaginamos que se ha sacrificado algo de libertad a favor del detalle.

Otro elementos relacionado con las cargas es que cada vez que forzamos una ventana para entrar en un edificio tenemos que repetir la acción de apalancar la misma. ¿Es que en esta ciudad nadie deja las ventanas abiertas? Resulta tedioso muchas veces tener que repetir ciertas acciones como esa.

Thief: Honor entre ladrones
Thief: Honor entre ladrones

Para compensar la acción del juego en sí es de esas que te tienen con los dientes apretados y con los ojos a pocos centímetros de la pantalla. Ya sea siguiendo la historia o haciendo “trabajitos por cuenta ajena”, la tensión es constante. Nuestros enemigos son algo repetitivos, y no son precisamente los más avispados a los que nos hemos enfrentado, pero su vigilancia es constante. Más de una vez (y de cien) nos encontraremos buscando rutas alternativas, memorizando patrones de vigilancia de los guardias desde las sombras e imaginando todo tipo de estrategias para evitar en enfrentamiento directo. Esa es la esencia del juego, y es una experiencias estupenda. Lástima que cuando llega el enfrentamiento directo sea todo un sálvese quien pueda de apretar botones a lo loco para acabar con nuestros enemigos o poner pies en polvorosa y abandonar la zona. Frenético y divertido, a pesar de no ser el punto más logrado del juego.

Thief: Honor entre ladrones

Cerramos el análisis con la historia, que siendo el único modo de juego, nos parece algo floja y predecible. Uno disfruta jugando, pero no es que siga con especial interés los acontecimientos, que al poco de empezar se adivina hacia dónde van a evolucionar.

Un juego de luces y sombras, de contrastes, que se disfruta en la acción pura y dura de jugar, pero que empieza a difuminarse en los aspectos generales.

Esto es BAZINGA!, donde siempre seremos el terror que aletea en la noche.

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