OPINIÓN

Mr. Bean contra Catwoman

Mr. Bean contra Catwoman
Mr. Bean contra Catwoman
Mr. Bean contra Catwoman

Los caminos de la exploitation son inescrutables. Nunca se sabe qué puede triunfar en el otro rincón del mundo. Ya hemos hablado de los clones húngaros de Bud Spencer, por ejemplo. Y aún así, hay conceptos para los cuales la mente no está preparada. Ideas que resultan difíciles de manejar para la psique humana.

Esta es una de ellas.

El Mr. Bean de Indonesia.

Sí. Es lo que parece. No se trata de un asiático con talento para el humor físico. No. Se trata de sacarse de la manga a un tipo parecido a Rowan Atkinson para hacer películas destinadas al público local.

Porque es necesario. Porque el imbécil del inglés ése dejó de interpretar al personaje hace ya lustros. ¡Maldito bastardo! Con la de ratos de felicidad que trajo a los niños indonesios, olvidando por un momento el azote del hambre y los vampiros. ¡El mundo necesita un Mr. Bean!

O al menos Indonesia . Y si Atkinson no quiere… bueno, eso no es problema.

Y si encima lo juntamos con Catwoman… ¡pues mejor que mejor! ¿Cómo no se le ocurrió la idea a Christopher Nolan? Los occidentales, deben pensar, no tenemos ni puta idea de nada.

Mr Bean Kesurupan Depe es un film de 2012 ciertamente desconcertante, y no sólo por lo que estoy contando. El argumento, repletísimo de humor negro, vendría a ser el resultado de unir Bitelchús con Cero en conducta, sustituyendo a los Kiss por una cantante uniformada como el personaje de DC Comics.

La trama nos cuenta como un total de seis personas sufren truculentas muertes de las más variadas formas. Entre ellas… un rockero indonesio completamente zumbado, una paleta embarazada y su amigo retrasado mental. La pueblerina preñada parte de su pueblo para acudir a un concierto de Catwoman. Y se pierde por el camino, llega a un cabaña en el bosque y la mata un psicópata con sierra mecánica.

Releed el párrafo anterior porque os juro que no me invento nada.

El caso es que los espíritus de los seis muertos (¡MR BEAN INCLUIDO! ¡MR BEAN ESTÁ MUERTO!) acaban en una especie de “cabaña para espíritus” de lo más cuca. Y además, se presentan ahí metidos en bolsas de basura de colores. Por lo visto, es la manera de representar a los fantasmas: envueltos en una especie de mortajas anudadas que los convierten en caramelos gigantes. Lo de los colores no lo he visto tanto, pero me imagino que eso es porque estamos ante una comedia que convierte a los amortajados en teletubbies.

El resto de la película cuenta el viaje y las peripecias para que el fantasma embarazado (¿acabo de escribir eso?) pueda asistir al concierto de la famosísima Catwoman y las hologramas que como ya habéis visto, resulta que en esta realidad paralela es una estrella del pop que tiene hipnotizada a toda Asia. Teniendo en cuenta que he visto el film en V.O. sin subtítulos no me atrevo a decir si los diálogos son graciosos o no. Yo, claro está, más que reírme, alucinaba en colores.

Y a todo esto… ¿dónde está Mr. Bean? Pues bien, el personaje que da título a este timo APENAS APARECE 15 MINUTOS EN TODA LA PELÍCULA. No sólo eso, sino que encima sus apariciones no tienen ni el más mínimo peso en la trama. Simplemente sale este sosias del personaje de Atkinson, hace un poco el tonto en sketches absurdos y hale. Que siga la película.

Como digo, los gags del falso Bean tienen tirando a poquísima gracia. Y es que el actor occidental fichado para imitar al original es un auténtico negado para la comedia física. Es más…. ¡ni siquiera se parece demasiado! Comprobadlo vosotros mismos en la foto.

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El actor, William Ferguson, era un impersonator escocés que trabajaba en bodas, bautizos, comuniones y youtubes. A partir de aquí es fácil adivinar el proceso mental que llevó a los productores a querer ficharlo. Como en La insólita historia de John Travolto, el mero parecido con el actor original basta para justificar el rodaje de toda una película.

De hecho, el film no estuvo exento de polémica. Porque una cosa es ser indonesio y otra es ser tonto. Cuando los pobres espectadores se percataron del engaño, muchos pusieron el grito en el cielo y organizaron una campaña de protesta, con denuncias a la policía incluídas.

Cuando se destapó el escándalo, el propio Ferguson contó como, según él, fue engañado a Jakarta a filmar la película. Apenas trabajó durante tres días en el film, para el cual le dijeron tenía que tenía que imitar al popular personaje, asegurándole que el verdadero Rowan Atkinson estaba también involucrado en el rodaje.

El productor K.K. Dheerj se defendió diciendo que en ningún momento aseguró que el auténtico Mr. Bean estuviera involucrado, y que su nombre no figura ni el cartel ni en los créditos. A saber. El film no duró mucho en cartel y, de momento, William Ferguson no ha vuelto a interpretar al “personaje”. Quizá pueda volverlo a hacer en el más allá, aunque dudo que los responsables de esta estafa acaben en una bonita residencia campestre para fantasmas. No: lo más seguro es que acaben ardiendo en el infierno para toda la eternidad.

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