OPINIÓN

'Los 7 magníficos gladiadores': El homenaje chusco de la Cannon

'Los 7 magníficos gladiadores': El homenaje chusco de la Cannon
'Los 7 magníficos gladiadores': El homenaje chusco de la Cannon
'Los 7 magníficos gladiadores': El homenaje chusco de la Cannon

Para algunos eso de “remake del remake”, que tanto se menciona al hablar de Los siete magníficos de Antoine Fuqua, es algo que debe hacer sonar todas las alarmas. Pero los lectores de este santo blog estamos más que acostumbrados. ¡Que habitual es encontrarnos con remakes encubiertos a lo largo de la historia del cine chungo! Estos Siete Magníficos Gladiadores (I sette magnifici gladiatori, 1984, Bruno Mattei) son un buen ejemplo. Su título no engaña a nadie: es lo mismo… pero la Roma antigua. Y en torpe, cutre y desangelado.

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El origen del film es lo más divertido de todo: Lou Ferrigno y Sybil Danning estaban por Italia dispuestos a rodar La furia del Coloso (The Adventures of Hercules, 1985, Luigi Cozzi), pero una serie de problemas técnicos retrasaron el rodaje. ¿Qué hacer? Pues aprovechar decorados, escenarios y personal ya preparado para la película e ir rodando algo mientras tanto. En la  productora dicidieron apostar por el dúo Bruno Mattei  - Claudio Fragasso, los Mortadelo y Filemón del cine italiano, para sacarse de la manga un guión y un rodaje lo más rápido posible. “Si la vida te da limones, haz limonada”,  dice el refrán, aunque en este caso, los limones estaban podridos y la limonada parecía más bien un vaso de orina. No podía ser de otra forma con estos dos.

El concepto del film es exactamente el mismo que cualquier película que lleve eso de “los siete algo” en el título: un pueblo, una ciudad o un planeta está en peligro, y alguien se lanza a buscar siete mercenarios que lo defiendan de los malvados. Cada uno de estos siete personajes tendrá algún rasgo diferencial: su carácter, habilidades o armas dará un plus de poder al equipo. Y en la confrontación final veremos caer a algunos de los miembros del equipo.

Los Siete Magníficos Gladiadores no es diferente. Aunque el título nos remita a la antigua Roma, todo recuerda a de las películas de bárbaros de la época. Nicerote, un ridículo señor de  idiota con bigote y taparrabos aterroriza a un pueblo compuesto por unas veinte mujeres. El día que ordena matar a todos los niños menores de 8 años, la madre del tirano decide que ya le vale a su hijo, rescata la espada de Aquiles, que estaba por ahí escondida, y manda a una joven, Pandora a, que busque a alguien digno de portarla. Si no eres digno… ¡la espada te achicharrará!

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Como podéis imaginar es Han, el gladiador interpretado por Lou Ferrigno, el elegido para llevar la espada. Por el camino, recluta a otros siete guerreros, de entre los que podemos destacar a Brad Harris: un héroe del péplum de los 60 que aquí parecía dar el relevo a Ferrigno como nueva estrella del ya enterrado subgénero. También destaca la presencia de Sybil Danning, que… ¡ya había aparecido en una exploitation, la divertidísima Los siete magníficos del espacio!

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En el equipo hay también un maestro arquero, un veterano borrachín, un gigantón leñador, un pícaro bribón y una fiera amazona o algo así.  Por el camino tendremos carreras de cuadrigas (ante el emperador pero sin público), peleas en tabernas que ni Ator de lamentables, pelucones, decorados de cartón piedra y hasta chistes robados de pelis de Bud Spencer.  Y, sobre todo, el careto de empanado y los forzadísimos gestos de Ferrigno, uno de los héroes de acción 80s que uno se puede echar a la cara.

De manera increíble para una película tanto de la Cannon como de Mattei (¡y encima con Ferrigno!) el film no fue distribuido en España, apareciendo en VHS a posteriori. Imaginaos cómo será. A pesar de que el guión original parecía incluir más sangre y desnudos, el resultado fue tan blanco como el de un episodio de Xena, la princesa guerrera. 

Para el fan del cine chungo, que es de lo que se trata esto, es una evidente decepción: es la película de Fragasso y Mattei menos risible. Mientras que en otras joyas de este tándem de guionista y director, como pueden ser Año 225 después del holocausto o Zombie 3 siempre había mil motivos para partirnos de risa, aquí tenemos a gente con túnicas vagando por monumentos romanos o matando el rato a caballo. La historia no precisa de grandes despliegues ni efectos especiales: visualmente es plana, ramplona y pobre. Ferrigno es soso de narices y los diálogos y situaciones son los estándar de cualquier película de romanos cutrona realizada 10 o 20 años antes. Un rollo patatero.

Los Siete Gladiadores, a pesar de tantísimos puntos de interés como hemos ido citando, supone un soberano coñazo, justamente olvidado en la filmografía de todos los que allí intervinieron.  Mattei lo vio claro y no volvió a probar en el péplum: lo de fusilar Aliens, el regreso era, sin duda, el futuro del cine. Al menos, del suyo.

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