OPINIÓN

La peor película de Topo Gigio

La peor película de Topo Gigio
La peor película de Topo Gigio
La peor película de Topo Gigio

Aunque a los más jóvenes no les suene de nada, y muchos sólo le recuerden por su paso en Xuxa Park (ese maravilloso programa), hubo un tiempo en el que Topo Gigio lo petaba. Esta cursi marioneta, creada por la italiana María Perego, gozó de una enorme popularidad internacional. Incluso llegó a protagonizar algún largometraje para deleite del público más joven. De hecho en Japón fue TAN famoso que tuvo su propia película, destinada a la audiencia del país del sol naciente: Topo Gigio and the Missile War (Kon Ichikawa, 1967).

Y vaya película, señores. VAYA PELI. Una auténtica marcianada que se debate entre la exploitation más burda y el cine con mensaje que tanto gustaba a ese Japón marcado aún por la explosión nuclear: “paz en el mundo, no acabéis como nosotros”.  Huelga decir que el mundo no escuchó, como prueba la existencia de las frasecitas de Mr. Wonderful.

La primer parte del film nos presenta un día cualquiera en la vida de nuestro ratoncito. Así, durante media hora, vemos como el roedor juega, se queja, se ducha, hace cucaditas y canta una canción delante de un tétrico, pero indispensable, telón negro tras el cual se ocultaba la marionetista.

Más de media hora para volver a enseñarnos las cucamonas que hacía Topo Gigio gratis en televisión. Regular. Ah, sí: Gigio tiene como único amigo en la vida un globo rojo, un globito que parece poseer conciencia propia y personalidad y al que desea como si fuera una novia que le putea. Siempre que penséis que vuestra vida es triste, podéis consolaros con eso: al menos no sois Topo Gigio.

Lo normal es que cualquiera piense que esto es poco menos que una gilipollez para niños muy pequeños fans irredentos del bicho. Ojo, que en una época pre-vídeo, hasta estaría justificada la existencia de un producto así: el niño quiere ver al muñeco y no hay otra manera de contentarle. Pero cuidao, que pronto dejamos atrás este primera parte y comienza, por fin, LA TRAMA.

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Resulta que una organización internacional de espías ha robado los planos de unos misiles nucleares y pretende usarlos para hacer el mal. Gigio se entera y decide poner todos sus poderes, astucia y fuerza para intentar detenerlo. O sea: que no tiene nada en absoluto con lo que impedir sus avances.  Y eso que le ayuda su amigo el globo rojo, ¿eh? Pero ni por esas. ¡Es la primera vez en la historia del cine en la que vemos fracasar a los siempre poderosos  globos rojos!

El visionado de esta película me resultó especialmente confuso. Por un lado, tenemos que tragarnos cerca de 45 minutos del ratoncito haciendo cuquerías sin orden ni concierto. Pero tras esto, nos enfrentamos a una película que bebe de los seriales clásicos, con organizaciones criminales de encapuchados que buscan dominar el mundo y con un único obstáculo: el dichoso Topo Gigio.

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Y en esta segunda parte hay partes resueltas con muchísimo estilo, dejando claro que Kon Ichikawa, al menos así, tenía claro qué quería mostrar y era capaz de hacerlo con elegancia y hasta permitirse una pequeña reflexión humanista, llamando a la paz y a la abolición de las armas nucleares.

El problema es que, a pesar de esta bella fotografía, algún momento ingenioso con el ratón y bonitos mensajes antibelicistas, tenemos momentos tan bizarros  como un globo tendiendo trampas,  gangsters ametralleando a una marioneta de trapo o,  la escena más memorable, Topo Gigio bailando un rock’n’roll como un maníaco. Porque sí.

Viendo el producto finalizado no sorprende descubrir que la película no consiguió distribución den muchos países. La película era única y con personalidad. Bipolar, pero personalidad, pero ni satisfacía a los fans del bicho ni a los del cine de espionaje (por llamarlo de alguna manera. Quizá para ver bajo los efectos de drogas psicodélicas… pero la gente estaba más ocupada haciendo lo mismo con 2001. Por supuesto, se estrenó en los dos países que coproducían, Italia y Japón… pero, salvo estas excepciones, apenas fue vendida al mercado mexicano y poco más.  A pesar de la popularidad del Gigio en toda Europa continental, Sudamérica o incluso los EEUU, quedo olvidadísima y no se reestrenó ni en la época del VHS. Que ya es decir, por que aquí salían hasta pelis de canguros boxeadores.

Desde luego, en esta ocasión, los hispanoparlantes tenemos un pequeño bonus extra: la voz en off del doblaje en español añade un componente de humor durante los créditos iniciales, vendiéndonos las bondades de la película que vamos a ver y recitando el currículum de los profesionales reunidos en este proyecto. Como un vendedor a domicilio pesado, los responsables del doblaje estimaron que hacía falta tratar de convencer al público de la maravilla que iban a ver durante la propia proyección de la película. Mejor habría sido poner a Xuxa.

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