OPINIÓN

'La colonia nudista de los muertos': Una comedia zombi-nudista-musical

'La colonia nudista de los muertos': Una comedia zombi-nudista-musical
'La colonia nudista de los muertos': Una comedia zombi-nudista-musical
'La colonia nudista de los muertos': Una comedia zombi-nudista-musical

Si algunos se ofenden por el nudismo en las piscinas públicas… ¡imaginaos si encima hubiera zombis! La polémica de Carmena y su día de las piscinas nudistas me hizo recordar la existencia de este film, cuyo título nunca falla a la hora de generar risas: La colonia nudista de los muertos (Nudist Colony of the Dead, 1991, Mark Pirro). Y si esto ya os hace gracia, esperad a que os diga que… ¡es un musical! Efectivamente: zombis, nudismo y canciones pueden ir unidos en un mismo film. Otra cosa es como nos quede.

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El film plantea una premisa muy sencilla: un juez condena a una colonia nudista a disolverse, pues están utilizando suelo público. A pesar de las protestas del grupo de nudistas (que por supuesto, están en pelotas EN EL JUZGADO), la ley es clara y tendrán que abandonar su emplazamiento naturista. La congregación cristiana cercana, por su parte, está muy feliz del resultado: ¡esos indecentes aprenderán!

Los nudistas están totalmente destrozados por la noticia. Tanto es así que deciden que si ese terreno no es para ellos… ¡no lo será para nadie! Como el cuerpo humano es pecaminoso y el nudismo, diabólico, el grupo comete un suicidio colectivo mientras entregan sus almas a Satán. La zona quedará maldita… ¡para SIEMPRE (siempre, siempre….)!

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La antigua colonia nudista es reconvertida en campamento… pero como imagináis, cada vez que aparecen campistas, los muertos resucitan, en pelotas, para acabar con los jóvenes. Y cantar canciones, claro. Así, cuando llega una nueva camada de chavales, cristianos adolescentes de convivencia, ya os imagináis como va a terminar: uno por uno serán descuartizados por los zombis nudistas.

Nudist Colony of the Dead tiene que jugar en un terreno muy concreto: se trata de una peli de nudistas, pero si quieres evitar un “clasificado X”… ¡no puedes enseñar a la gente desnuda! Así que lo máximo que veremos es un culo o unas tetas, pero cuando los muertos vivientes andan por ahí, siempre tienen unas oportunas hojas o harapos cubriendo los genitales. Tendría más gracia si fueran totalmente en bolas, pero en las pelis actuales, pensadas para tele, no veríamos ni eso: nos conformamos.

Con semejante título y planteamiento es bastante obvio que el film es una comedia. Y hay que reconocer que Mark Pirro (que además de dirigir firma el guión) tiene cierta gracia escribiendo. El tipo no tiene ni un duro, pero esa capaz de generar situaciones incómodas y divertidas y escribir buenos diálogos. Y además trata de mandar algún tipo de mensaje: la congregación cristiana es extremadamente conservadora y pesada en sus reivindicaciones, haciendo la vida imposible para todo aquel que no se adhiere a sus preceptos, cual tuitero medio. Pero los nudistas, lejos de pintar como pobres oprimidos, demuestran ser aún más cabrones porque, efectivamente, venden su alma al diablo para hacer la puñeta. Aquí todo el mundo es un puñetero de cuidado.

En sus mejores momentos, está a la altura de un episodio de South Park: esa nudista vieja con unos inmensos pellejos (prótesis) colgando no falla a la hora de divertir y asquear a partes iguales.

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La película tiene otros dos elementos para divertir: retazos de gore, que para algo es una peli de terror 80s directa a vídeo, y canciones. Canciones cutres, grabadas con pocos medios, muy pop-rock y muy poco cercanas a lo que entendemos por un “musical”. Pero, de nuevo, a pesar de los escasos medios, algunas tienen bastante gracia: sin ir más lejos, el tema título es extremadamente pegadizo. El numerito del rap, usado para contar un flashback, tiene mucha gracia, con sus vejetes ultracreyentes bailando a ritmo de una letra que cuenta una masacre veraniega. Ni los PXXR GXNG esos.

Pero, ay, la película pierde fuelle hacia la mitad, con los campistas dando vueltas por el mismo claro del bosque. Si recordáis Los zombis paletos (Redneck Zombies, 1989, Pericles Lewnes), tendréis una buena idea de cómo transcurre todo el nudo de la historia. Hasta las canciones llegan a molestar en la historia, al estar todos los números grabados de manera semejante, en medio del bosque, sin un duro y con poca gracia.

Con todo, y perdidos en mar de películas que buscan lo de “mala aposta” con poquísima gracia y talento, hay que apreciar que Mark Pirro esté CASI a puntito de conseguirlo. El tipo ya demostró la estimable Usted primero, por favor (Deathrow Gameshow, 1987) que tiene algo de talento y ganas de tocar un poco los cojones- Es una pena que su carrera nunca terminara de despegar y se quedara siempre en los abismos de la serie Z más ignota: sin ir más lejos, y a pesar del potencial que tenía este film, apenas apareció en ningún otro mercado salvo el de vídeo en EEUU. Este hombre podría haber hecho algo decente con las castañas de The Asylum y ahí está, sacando adelante sus películas a base de pura voluntad.

Aun así, y si os manejáis con el inglés, la película merece un visionado: no hay tantos musicales zombis, y menos nudistas. Con lo fresquito que se está en verano.

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