Jonathan Glazer y el nuevo anuncio de Nike para el Mundial de Brasil

Cristiano Ronaldo, Neymar, Wayne Rooney… y Jonathan Glazer. El director de Sexy Beast, aquel monumento al otoño soleado del gángster, tremendo cara a cara entre el miedo de Ray Winstone (y el espectador) y la poderosa calva de Ben Kingsley, es la estrella cinematográfica del nuevo anuncio de Nike, un clásico, para el próximo Mundial de Brasil 2014.

Sí, es cierto, futbolísticamente el comercial puede parecer irrelevante teniendo en cuenta la tradición de la marca Nike con las campañas balompédicas [¿recordáis?]. Pero engaña: cinematográficamente es un hallazgo digno del director de aquel anuncio de Levi’s que atravesó paredes y fronteras. Primorosamente fotografiado, Glazer hace hincapié en el sonido, un poderoso sorround que nos traslada la presión máxima de las tres grandes figuras de la marca (recuerden, si echa de menos algún futbolista que no sale en el anuncio, es que es de Adidas) ante sus países, sus aficionados y el peso de su historia.

Glazer, cineasta que comenzó su carrera en el universo de los vídeos musicales (Massive Attack, Radiohead, Blur, Jamiroquai, entre otros), y la publicidad, acaba de rodar su tercer largometraje (10 años después del anterior) tras Sexy Beast y Reencarnación (Birth) (fallida, pero interesante, con Nicole Kidman en su época de ver fantasmas por doquier). Se trata de Under the Skin, con Scarlett Johansson y estilazo fílmico por arrobas [ver tráiler]. Pero aparte de eso, el balompié no le ha sido jamás ajeno. Un par de anuncios demuestran que la modernidad cinéfila y el culto indie no están reñidos con el fútbol. Aquí van:

Otro anuncio de Nike destaca en su filmo: esas ligas de domingo por la mañana, con desayuno a base de huevos, temazo de Blur y los más traviesos de la Premier de finales del siglo XX: Cantona, Seaman, Ian Wright y Robbie Fowler. Espectacular.

Más técnico parece el anuncio de Sony y Kaká (dos marcas en sí mismas algo menos radicales). Rodado en España mientras el brasileño jugaba en el Real Madrid, la explosión final combina perfectamente con la intención de hacer sufrir a los que todavía no tenemos televisores en 3D.

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