'Homeland' y el misterio del guardameta iraní en el Mundial de 1978

La archipremiada y adictiva serie Homeland ha rescatado a un héroe anónimo de la memoria de los Mundiales de fútbol. En el cuarto capítulo de la tercera temporada (C4 T3, coordenarían los que saben de esto) aparece el nombre de Nasser Hejazi (Teherán, 1949-2011), guardameta de la selección iraní de fútbol durante muchos años, y titular de aquel equipo en la fase final del Mundial de Argentina en 1978, un hito histórico, la primera vez que los persas alcanzaban esa cita (luego Irán acudió a los campeonatos de 1998 y 2006).

La excusa para recordar a Hejazi (fallecido de cáncer de pulmón en 2011, todo un héroe en su país), ha sido hasta cierto punto polémica, ya que se vincula su nombre a las actividades terroristas a las que se enfrenta la CIA y que forman parte de la trama de suspense de la serie. En la ficción, el rastreo del dinero de los sospechosos que han atentado contra la sede de 'la Agencia' en Langley (segunda temporada) lleva hasta una operación de blanqueo en Venezuela. Allí, en el Estadio Capital (sic) se 'legalizan' millones a través de un club de fútbol inventado (el Del Paraíso F.C.), que está en manos de inversores iraníes (ya saben: los vínculos entre el chavismo y la revolución islámica), y cuyo accionista mayoritario se llama Nasser Hejazi.

La sorpresa de Saul Berenson (el espléndido personaje interpretado por Mandy Patinkin), preboste de la CIA, al reconocer ese nombre como el del portero de Irán en Argentina'78 es casi igual a la del espectador futbolero: ¿Cómo va a recordar un norteamericano al portero desconocido de una selección menor en un Mundial de hace 35 años? Son muy listos en la CIA, pero ¿tanto? [Nota: Al parecer, en posteriores episodios se descubre el porqué de los profundos conocimientos futbolísticos de Saul]. Disculpada la ausencia de verosimilitud, más interesante parece el porqué de la aparición de ese nombre en la serie: Majid Javadi, el cabecilla iraní del grupo terrorista, el encargado de blanquear el dinero para la organización que atentó en Langley, aparte de quedarse con parte de la pasta, se presenta así como un aficionado al fútbol que ha querido así homenajear a su ídolo de juventud cuando necesitaba un nombre falso que no fuese rastreable, minusvalorando así el conocimiento futbolístico de la CIA.

[Hejazi, tras intercambiar su camiseta con la del portero de la selección Australiana]

Hejazi, que además de ser un mito del deporte en su país, es una figura de cierto peso en la opinión pública: trató de hacer carrera política y fue silenciado (se le vetó en la TV iraní) por el poder. Vinculado a las corrientes moderadas en la república islámica, llegó incluso a postularse para las elecciones presidenciales. Nunca obtuvo el permiso para hacerlo: se lo impieron escudándose en su ausencia de historial político. Quizá por eso la vinculación con el terrorismo, aunque tangencial, que hace Homeland de un hombre que se enfrentó al poder del presidente Ahmadinejad sea algo chocante, casi contra natura.

Sin embargo, no deja de ser bonito que la serie nos haya recordado la estampa setentera bajo los palos de Nasser Hejazi. Guardameta de la selección entre 1968 y 1980 (cuando la revolución jomeinista prohibió a los mayores de 27 años jugar en las selecciones deportivas nacionales), portero del Taj (1967-1977), Shahbaz (1977-80) y Esteglal (1980-86), llegó a probar con el Manchester United justo después de aquel Mundial (jugó un partido en el equipo de los reservas contra los del Stoke City), pero la revolución provocó un vacío en la Federación Iraní de Fútbol que dificultó los traspasos y salidas de futbolistas a Occidente. Hejazi jugó un Mundial y las olimpiadas de Munich'72 y Montreal'76, y siguió ligado al fútbol como entrenador de numerosos equipos tras colgar los guantes y las botas. Tuvo dos hijos, un chico y una chica, futbolistas ambos. Nunca blanqueó dinero en Venezuela, que la CIA sepa.

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