OPINIÓN

2018: el año de Julia Roberts

2018: el año de Julia Roberts
2018: el año de Julia Roberts
2018: el año de Julia Roberts

Como si se hubiera ido alguna vez... No, Julia Roberts siempre ha estado ahí, lleva en nuestras pantallas (y nuestros corazones) tres décadas, 31 años, 30 exactos si empezamos a contar desde la primera vez (mi primera vez) Mystic Pizza. Y nunca se fue en todo este tiempo, desde finales de los 80 y durante todos los 90 fue la reina de la comedia romántica, la novia de América, la mejor sonrisa del cine americano (y la más rentable). Pero comenzado el siglo XXI empezó a espaciar más sus proyectos, a seleccionar mucho más sus papeles, a centrarse en una vida más familiar y menos en la de Hollywood, lo que implicaba menos promoción, menos entrevistas, menos desplegar encanto por las alfombras y platós del mundo.

Pero en 2018, Julia Roberts ha vuelto con toda su artillería. Intentando que los periodistas olvidemos su fama de reina de hielo, riéndose, sonriendo y soltando titulares en cuanto tenía oportunidad. Ha hablado de discriminación salarial, de feminismo, de política, contra Trump... hasta dijo que se acabaron las comedias románticas para ella.

Las razones de esta Julia Roberts volcada en las entrevistas hay que encontrarla en los dos proyectos de este 2018 y lo involucrada que ha estado en ellos. Primero fue Homecoming, su debut en una serie de televisión, de la mano de Sam Esmail. Y ahora es El regreso de Ben, estrenada en el pasado Festival de Toronto, y que llega ahora a las pantallas españolas (5 de diciembre), con campanas de Oscar o, al menos, eso dicen las primeras predicciones.

Si en Homecoming se volcó por su entrada en el formato televisivo y lo especial e interesante del proyecto en el que estuvo desde el minuto uno involucrada, en El regreso de Ben lo hace por "la sensibilidad" con que la historia, centrada en 24 horas en la víspera de Navidad, "humaniza la devastación" de la crisis de drogadicción en EE UU.

2018: el año de Julia Roberts

Roberts ya no es la novia de América, se siente más cerca de ser la madre de América y como tal ejerce con todos los compañeros de trabajo, especialmente con Lucas Hedges y Kathryn Newton, sus hijos en El regreso de Ben. De hecho, convenció a Peter Hedges, guionista y director de la película, de que eligiera a Lucas, su hijo en la vida real como protagonista, como este adolescente adicto que regresa por sorpresa en Navidad, mandándoles una foto de ella con su hijo mayo pelirrojo: "Ves lo bien que quedo con niños pelirrojos", les dijo. Y ya se sabe que todas las películas y trabajos de la actriz y empiezan y acaban con una visita a su casa, a que la conozcan a ella en su entorno real, a que conozcan a su familia real. Aunque con los periodistas no siempre sea así de cálida, hablando de películas importantes para ella como esta El regreso de Ben sí lo es.

Tu personaje en El regreso de Ben, Holly, es una mujer llena de matices, una madre entregada, una protagonista que no se ve tanto, ¿cuántos papeles como este llegan a tus manos?

Tantos, cientos… [risas]. No, no mucho, pero espero que todos los que hago lo sean porque a la hora de escoger un proyecto intento seguir mi instinto, que se significa algo para mí y espero que signifique algo e inspire a quien lo vea. Pero hay muchas grandes historias ahí fuera; aunque por desgracia y por el momento que nos toca vivir, muchas de esas historias lo que hacen es enseñarnos las tragedias con las que lidiamos hoy.

En concreto esta película habla del gran problema que vive EE UU con el aumento del consumo de opiáceos, la adicción que empieza en los medicamentos legales...

Precisamente sobre eso hay una escena muy interesante en la que mi personaje se enfrenta al médico que le receta a su hijo calmantes, el principio de su adicción, y le dice que ojalá se muera. Aquella escena con el doctor fue muy interesante, porque, además, recuerdo que la noche anterior al rodaje conocí al actor, muy simpático, mayor y amable, yo esperaba alguien de mi edad. Pero es algo inteligente… porque el diablo no enseña sus cuernos. No siempre todo es lo que parece. Como esta familia que vive en una casa tan bonita… uno nunca sabe lo que pasa detrás de esa puerta, esas cortinas y esas luces de Navidad. Probablemente, hay muchos médicos que son demasiado libres en cuanto a la prescripción de medicamentos. También hay muchas manos irresponsables por las que esos medicamentos pasan antes de incluso llegar a ese punto. Hay muchos niveles que nos lleva a la devastación que ahora vivimos. Y, por eso, creo que es muy inteligente contar esta historia en un tiempo concreto de 24 horas, porque puedes ver las emociones de la gente en tiempo real, y cómo somos, cómo reaccionamos, cómo pasamos de un segundo a otro enfrentados ante algo así.

2018: el año de Julia Roberts

Como bien señala la película es un problema en EE UU porque el gobierno no ayuda, porque no hay ayudas contra la drogadicción.

Esa fue una de las cosas del Obamacare que era tan innovador, que estableció una infraestructura para ayudar a gente con problemas de adicción, para que la gente pudiera ir a rehabilitación y el seguro lo cubriera. Pero lo que pasó, como pasa siempre, es que lo convirtieron en un sistema de hacer dinero en el que la gente que podía recibir ayuda se encuentra ahora metida en un problema mayor porque su desesperación está siendo ahora utilizada como un juego para que otros saquen beneficio de su sufrimiento. Me sorprendió muchísimo cuando se descubrió que algo así, que era una gran oportunidad de asistencia médica en nuestro país, estaba siendo destruido sistemáticamente por gente intentando sacar un beneficio económico. Desafortunadamente, muchas de las farmacéuticas, ya sabes, son un gran negocio... Por eso, para mí, una de las cosas bonitas de una película como esta es que hace que esta epidemia no sean solo simples números y estadísticas. ¿Cuántos millones de personas son adictas? ¿O mueren por la adicción? No son millones de personas, son personas, punto. Hablamos de alguien como Ivy (el personaje que interpreta Kathryn Newton), una joven cuya vida se ve afectada porque su hermano es un adicto; o como mi personaje, una madre que intenta salvar su familia… Esta película es un intento de humanizarlo y compartir con el público que esto que está pasando de verdad, le puede pasar a cualquiera. Es transformar los números en gente que está intentando desesperadamente encontrar soluciones.

Como madre, mujer, ciudadana comprometida contra este problema, ¿fue complicado meterte en la cabeza de esta madre que lo deja todo por intentar salvar a su hijo (interpretado por Lucas Hedges)?

No fue más difícil que otro personaje, pero sí me ayudó que sentí una conexión inmediata con Kathryn (Newton) y Lucas (Hedges), eso me ayudó infinitamente. Tener ese sentimiento de amor por ellos... Por suerte, ambos estaban lejos de su madre por lo que pude ocupar un poco ese espacio para ser algo así como una madre, cuidarles… Fue un tiempo único y especial, cuanto más hablamos de ello, más nos damos cuenta. Pensar en ellos viendo la tele con mis hijos en mi salón, hubo todo tipo de pequeños momentos de los que nos beneficiamos como personas y que pudimos transmitir a nuestros personajes.

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