Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

Ennio Morricone y el Mundial de Argentina'78

Ennio Morricone y el Mundial de Argentina'78
Ennio Morricone y el Mundial de Argentina'78
Ennio Morricone y el Mundial de Argentina'78

Hay días en los que uno se levanta cruzado y le da por meterse en líos. Será la fiebre mundialista, que empezado a atacar fuerte en cuanto se han conocido las selecciones de fútbol clasificadas para Brasil 2014. Por eso viene a cuento (o no) recordar el 'Episodio Morricone' del Mundial de Argentina. Sobre todo porque llevo años escuchando opiniones (duras, a veces) sobre la polémica victoria de la selección argentina en el Campeonato del Mundo que organizó (con la aquiescencia de la FIFA) la dictadura del general Videla en 1978. A mí no me cabe ninguna duda (y no quiero ni puedo entrar en el tema de los posibles amaños en el 6-0 contra Perú por falta de pruebas) de que aquellos futbolistas jugaban al fútbol por el pueblo y por ellos mismos, y que su triunfo no debe quedar manchado por los tejemanejes políticos y propagandísticos del poder militar. Algunos de los seleccionados argentinos, voluntaria y noblemente, pasado el tiempo, han pedido perdón públicamente por el daño que el uso taimado de su triunfo pudo hacer al pueblo argentino, en tiempos de represión, presos políticos y desaparecidos.

Ennio Morricone y el Mundial de Argentina'78

Lo que me choca es no haber oído nunca nada de Ennio Morricone. El músico italiano, conocido por sus bandas sonoras cinematográficas, que descolló por su trabajo en los spaghetti-western (esa inolvidable Trilogía del dólar) de Sergio Leone en los años 60, y que, tras su trabajo con Pasolini (Teorema, Saló) y en el Novecento de Bertolucci, a finales de los setenta ya había dado el salto a Hollywood y preparaba el score de Dias del cielo de Terrence Malick, trabajó a sueldo de la organización del Mundial de Argentina para componer la marcha oficial de aquel evento, con un título muy sufrido: El Mundial. [Aquí debajo se puede escuchar la vivaracha pieza]

Más allá de la melodía pegadiza, de su épica de himno populachero, de su carácter latino, de su marcado carácter setentero (perfecto para sintonía de programa de aquella televisión de influjo lazaroviano), y de la nostalgia encontradiza que puede suponer volver a oirla, me pregunto por qué nadie le ha pedido nunca al maestro de La misión o Los intocables alguna explicación por aceptar (y cobrar, bien, intuyo) aquel trabajo en aquellas circunstancias. Sí se le ha pedido, sin embargo, por activa y por pasiva, a los futbolistas argentinos e incluso a los de las otras selecciones (también a los españoles), algunas de las cuales estuvieron a punto de no participar (en Suecia, Holanda y Francia hubo grandes polémicas) en el campeonato. Lamentablemente, entre los artistas sigue habiendo clases. Y borrones en el currículum.

Ennio Morricone y el Mundial de Argentina'78

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