El Spider-Man de Ghana es un asesino implacable

Si a uno le gusta el cine chungo, tiene que tener un ojo en la producción africana: lejos de las impostación de un Sharknado, su cine es todo corazón y honestidad. En Uganda hacen gigantescas películas de acción, en Nollywood sacan a Satanás cada dos por tres y en Ghana... lo suyo son los superhéroes y la ciencia-ficción, como veréis.

De la misma manera que el cine del sur de la India es mucho más locuelo que el de Bollywood, los cineastas ghaneses destacan por ideacas tan locas como un Matrix vs Terminator... o hacer un díptico de films sobre Spider-Man. Un tour de force que mezcla el exploit de superhéroes con el cine religioso como sólo ellos (y quizá los gitanos) saben hacer.

Veamos: existe una criatura del folklore de África del sur llamada "ananse", algo así, un dios justiciero con una forma mitad humana, mitad arácnida, que ayuda a los humanos, evitando desgracias y castigando criminales. La leyenda se originó en el territorio que es hoy Ghana y se extendió por buena parte del continente y hasta del mundo: Neil Gaiman reinventaba al personaje en su novela Los hijos de Anansi. No es de extrañar, por tanto, que las películas de Spiderman se hicieran especialmente populares por el país, aclamando al hombre araña. Y eso, en un país como Dios manda, no puede ser de ninguna de las formas.

Rockson Emmanuell (BEST NAME EVER) era, como nuestro querido presidente Rajoy, un soñador. Un soñador con un Pentium, lo que en Ghana te capacita para poder producir una película épica sobre hombres arañas con animaciones del juego de la Play Uno. Así, se cascó estas Ananse 1 y 2, rodadas del tirón, como El Hobbit, y escatimando los momentos chulos para que tengas que pasar por taquilla varias veces. Vaya, como El Hobbit también. Al final nuestros cines están más cerca de lo que parecen.

Donde ya se diferencia el amigo Rockson es en la cosa esa de las creencias personales. Lo de la fe, vamos: este director es tan cristiano que jamás permitiría que una criatura del folklore local fuera el héroe. ¡IMPÍOS! Así, en este Ananse, Spiderman es EL MALO, un antiguo espíritu que comienza a manifestarse en la edad moderna matando gente, por obra y gracia de un malvado chamán. Así, un pobre joven es poseído y se convierte en un pizpireto Spiderman a imagen y semejanza de aquel de las películas de Sam Raimi, con la diferencia de que este se dedica a matar al personal a base de patadas de kung-fu. ¡J.J. Jameson tenía razón, es un peligro!

Por supuesto, el personaje no pega ni con cola en un entorno de chozas y cabañas, sin edificios para balancearse: tiene más sitios que colgarse hasta en Alcalá de Henares. Quizá por eso no le veremos demasiado, aunque tenemos la suerte de disfrutar de otro ser paranormal: el espíritu de una chica asesinada por los malos que busca venganza divina.

En realidad, y como suele pasar casi siempre, el resultado es más propio de un culebrón de principios de los 90, con gente sentada hablando sin parar y apenas algunas escenas con chicha, casi todas destinadas a la segunda parte. Emmanuel puede que sea pobre, pero tiene la suficiente vergüenza como para no dedicarse a rodar chorradas continuamente. Así, su film termina por ser más digno, pero mucho más aburrido y de difícil disfrute para la peña que opina que "eso de los Cazafantasmas que son tías es una puta mierda". No: Spiderman y el fantasma vengativo no luchan. De hecho, por lo que nos cuenta el final del film, al final van a un cura y este le saca el espíritu arácnido.

El amigo Rockson Emmanuel (de nuevo... BEST NAME EVER), como casi todos nuestros cineastas, se adhiere a la teoría del autor: escribe, dirige, produce y hasta se guarda un papelito. A pesar de que el film refleja la visión de su director, este no funcionó bien en las video-houses de Ghana. Emmanuel parece haber abandonado el mundo del cine para dedicarse al de la religión: los únicos vídeos que ha hecho en los últimos dos años son de bodas y oficios religiosos. Aunque os lo toméis a guasa, la lucha entre la luz y las tinieblas no se detiene. Vosotros sabréis si elegís el lado de Spiderman o el de nuestro señor Jesucristo.