El Cine en los Mundiales (XIV): Italia 1990

Cuentan que en el momento en que Brasil marcó el gol contra Escocia el 20 de junio de 1990 en el Mundial de Italia, la tierra comenzó a moverse. ¿Desbordamiento de alegría en Río de Janeiro? No, un terremoto en Irán, en el valle de Koker, al norte del país. Hasta allí llevó su cámara Abbas Kiarostami meses después para ver los efectos de la devastación y mostrarlos en Y la vida continúa. Pero además de darle una vuelta de tuerca a su personalísima forma de entender el cine y el mensaje de la propia realidad, se dio cuenta de lo importante que era el fútbol (se afanaban en colocar parabólicas antes incluso de tener otras necesidades cubiertas) para que la vida, en efecto, pudiese continuar [ver aquí otro post sobre la película].

Nadie en Irán olvidaría aquel Campeonato del Mundo y, sin embargo, ha sido uno de los peores y más aburridos, como (será casualidad) siempre suele pasar cuando gana Alemania. Pocas películas como Good Bye, Lenin (2003,Wolfgang Becker) podían sacarle más partido a esta victoria, la primera de la Alemania Unificada desde un año antes, con la caída del Muro de Berlín. Desde Berlín Este, el lado comunista, la madre postrada en el filme, a la que se le oculta la unificación sucedida durante una convalecencia, porque no puede tener sobresaltos, se va a dar cuenta de que la libertad occidental sólo sirve para alienar a las mentes pensantes con fútbol todo el día. De esta Copa del Mundo que se llevó su país, Alemania, por cierto. Ninguna alienación parece importarles a los protagonistas de La camioneta (1996) y al resto de irlandeses, encantados de que su selección llegase a Cuartos de Final (eliminaron a Rumanía por penaltis y cayeron con Italia por 1-0). En este filme de Stephen Frears, y con el protagonista interpretado por Colm Meaney a la cabeza, se siguen con irlandesa religiosidad los partidos de Irlanda en aquel Mundial.

Es curioso que este Mundial tan soso sea uno de los que más reflejo tiene en el fútbol. Desde Egipto, donde aparecen varios partidos por televisión en el filme Marcides, hasta Suecia. Allí se desarrolla Slutspel (1997, Stephan Apelgren): Johan tiene 35 años, le gusta el fútbol y está en paro. Durante el Mundial de Italia 90 procura que le inviten a casas o va a los bares a ver los partidos porque no tiene un duro ni para televisión. Paralelamente, debe dinero y se mete en líos tales como el contrabando de 15 iraquíes para que entren en Suecia desde Frankfurt, justo el mismo día que la selección sueca juega contra Costa Rica, en este aburrido campeonato (ganaron los costarricenses 2-1 y Suecia quedó eliminada).

Incluso el cine porno tiene su visión del evento. El director Jim Reynoldsenvió a la popular Cicciolina (una estrella del porno que llegó a parlamentaria en Italia), junto a una compañera, al Campeonato. En Cicciolina e Moana ai Mondiali (también conocida como Mundial Sex o World Cup'90), estas dos starlettes son contratadas para ayudar al equipo italiano a ganar el Mundial de Italia’90, ya os imagináis cómo. Y para distraer a los rivales (también os lo imagináis), con sosias, unos dobles muy cutres, de Maradona, Gullit o Klinsmann, las estrellas de aquella descafeinada edición en la que también juegan once contra once y siempre gana Alemania. A pesar de los escupitajos del Rijkaard pre seny català.