Carlos Marañón Fútbol y cine
OPINIÓN

El cine en los Mundiales (XI): Argentina 1978

El cine en los Mundiales (XI): Argentina 1978
El cine en los Mundiales (XI): Argentina 1978
El cine en los Mundiales (XI): Argentina 1978

Servidor, que tiene un padre que estuvo en la Selección Española que fue a hacer el panoli a las órdenes (es un decir) de Ladislao Kubala en el Mundial de Argentina, tiene idealizado ese torneo. Pero hay unas cuantas teorías vigentes por ahí que dan algo de miedo. Miedo a profundizar de verdad en todo lo que rodeó aquel campeonato, pero también indulgencia ante la celebración (casi un alivio) de aquel éxito futbolístico por un pueblo que padecía una dictadura militar grotesca y asesina. Esa es la parte más cinéfila de un Mundial de doble filo que no tuvo más estrella que Kempes, un matador del área. Un Mundial jodido.

Al grano: la dictadura del general Videla y el uso propagandístico de la victoria de los anfitriones provocó que este sea el Mundial del que quizá se haya hablado más por motivos extradeportivos. También en el cine. Con documentales como La fiesta de todos (1979, Sergio Renán), acusado de producto cercano al poder, pero interesante documento de una época (yo recuerdo haberlo visto en La clave de Balbín de crío) o como Mundial’78, la historia paralela (2003, Gonzalo Bonadeo), espléndido documento televisivo en el que aparecen las reacciones de los detenidos por los militares del gobierno durante el Campeonato. Algunos futbolistas campeones, como Ardiles (sí, el fenómeno que que pasa la pelota por la espalda y sortea al defensor en Evasión o victoria), dejan caer ante la cámara que el arrepentimiento y el sentimiento de culpa han sustituido al orgullo del triunfo con los años. Haber sido utilizados por aquel gobierno miserable les jodió el recuerdo.

Las dudas sobre el sospechoso partido entre Argentina y Perú de la primera fase del campeonato, en el que los locales necesitaban un triunfo por más de 4 goles y vencieron por 6-0 también aparecen en Donde sueñan las verdes hormigas (1984), un filme alemán de Werner Herzog que nada tiene que ver con el fútbol, pero que lo contrapone, como símbolo de un mundo alienado (un tópico intelectual barato), indiferente ante los problemas reales. La película narra la lucha de unos aborígenes australianos contra una gran empresa minera que les quiere quitar sus tierras. Un geólogo acabará sintiendo simpatía por ellos, pero la clave es que hay un programa de radio que habla del famoso e ínclito Argentina-Perú de 1978.

El gol más cinematográfico, sin embargo, lo marcó Archie Gemmill, centrocampista escocés, en el Escocia 3- Holanda 2, victoria pírrica de la selección escocesa frente a los que luego serían subcampeones (necesitaban ganar por 3 tantos de diferencia para pasar a la segunda fase), que aparece en la película Trainspotting como metáfora sexual del momento cumbre del fútbol escocés. Danny Boyle, eres un genio. [Espléndida entrevista con Gemmill en el programa Fiebre Maldini, donde cuenta la anécdota de Trainspotting]

Y no, no hay ninguna película española sobre el fallo del bueno de Julio Cardeñosa contra Brasil. Todavía. Quizá también por eso sigo idealizando aquel Mundial.

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Aquí van imágenes de los dos documentales peliagudos sobre aquel Mundial y las imágenes de Trainspotting con el gol de Gemmill, con declaraciones del propio Gemmill:

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