Día 8: Cine con mala memoria

Puede que sea simplemente una coincidencia, pero ahí va un dato: cuatro películas –dos de la Sección Oficial y dos de Zabaltegi– tienen un mismo protagonista, el Alzheimer. Teniendo en cuenta que tampoco es que sea una enfermedad que tampoco tiene una extensa filmografía, la cosa sorprende. ¿Será la omnipresencia de este mal degenerativo un simil espontáneo del síndrome que aqueja al Festival? No, por favor, aparquemos el pesimismo que se respira estos días en San Sebastián, porque la octava jornada ha dejado motivos para ser (moderadamente) optimista.

De acuerdo, ha vuelto a haber esas 'chinadas' que te hacen plantearte si nuestro planeta no está dividido a su vez en varios, como Addicted to Love, que compite en la Sección Oficial, pero tampoco ha sido tan indigesta como su compatriota y sporífera Single Men (Zabaltegi). Un anciano al que su familia prácticamente ignora se reencuentra con el amor de su vida, pero la hija de esta señora les pone a ambos muchos obstáculos para retomar su romance. El motivo es que la dama en cuestión empieza a padecer, adivina, Alzheimer, y temen que se pierda por ahí. El simpático señor crea un sistema para ayudar a su novia otoñal a recordar. Todo esto aderezado con infinitos banquetes, visitas a una famosa cadena de pollo frito, paseos por el parque, partidas a la PSP –ver a un viejecito jugar a una consola es entrañable– y escapadas furtivas.

En Zabaltegi, aunque compitiendo por el Premio del Público –que todo apunta que ganará visto cómo van las votaciones–, Barney´s Version ha supuesto un oasis. Entre tanto cine experimental, exoticista, metalingüístico y afásico, encontrar una película contada de un modo convencional es una experiencia tan reconfortante que se corre el riesgo de encumbrar un título que es simplemente normal. Puede que sea el caso de Barney´s Version, protagonizada por un brillante Paul Giamatti y una creíble e inteligente Rosamund Pike. Es la caótica y surreal historia de un productor televisivo (Giamatti) que se casa demasiadas veces, fuma demasiados puros, se sirve demasiadas copas, tiene un padre excesivo, ex policia, putero y robaescenas (Dustin Hoffman), y vive obsesionado con una mujer (Pike). Ha medido que va alternando la reconstrucción de su vida en el presente se manifiestan los primeros síntomas de, ahí va, Alzheimer. ¿Veis como no mentía?

(Las otras dos películas con Alzheimer, para los curiosos, son el documental Bicicleta, cuchara, manzana y Poetry)

Aparte de eso, en la octava jornada se pudo ver también una película que lo tenía todo para ser antipática, pija y hagiográfica: ¿Cuánto pesa su edificio, Sr. Foster? Al final es básicamente un documental muy didáctico y atractivo sobre la obra del arquitecto Norman Foster, sobriamente narrado –la muerte de su primera esposa ocupa dos frases en una película de mas de hora y media; produce su segunda mujer, Elena Ochoa– y con unas imágenes tan elegantes como aleccionadoras. Ni una sombra sobre la figura de Foster, pero tampoco parece el momento ni el lugar para cuestionar cómo se financian unas obras tan monumentales como las suyas. Será cuestión, como le pasa a algunos personajes de San Sebastián, de mala memoria.