OPINIÓN

Día 2: 'El gran Vázquez' se queda pequeña

Día 2: 'El gran Vázquez' se queda pequeña
Día 2: 'El gran Vázquez' se queda pequeña
Día 2: 'El gran Vázquez' se queda pequeña

Ansiolíticos, por favor. Os escribo al borde del ataque de nervios, recién salida del ataúd en el que el director español Rodrigo Cortés ha metido a Ryan Reynolds. Burried (Enterrado), excepcional película no apta para claustrofóbicos ni personas con problemas de ansiedad.

Pero empecemos por el principio. Tomo aire. Es difícil, después de esta hora y media de angustia bajo tierra, verme saliendo del Kursaal, de la proyección de El gran Vázquez con expresión taciturna, con ojeras y cierta sensación de desencanto. ¿Y con esta película me estreno en la Sección Oficial? Igual van a tener razón los críticos agorereros, ésos que dicen que el Festival de San Sebastián cada vez tiene menos chicha... Percibo las buenas intenciones de Óscar Aibar en este biopic amargo sobre Manuel Vázquez, histórico (sic) historietista, padre de Anacleto y las Hermanas Gilda, pero no es suficiente.

Mientras divago me encuentro con unos periodistas amigos, con el desayuno atragantado porque acaban de ver I Saw the Devil, del surcoreano Kim Jee-Woo, que también concursa en la Sección Oficial. Les acompaño un rato por el boulevard y me hablan de ultraviolencia sin sentido, miembros descuartizados sin la gracia de un Tarantino y algún que otro detalle sangriento ante el que la descarto de mis opciones para las 12.00.

Donosti está de suelos mojados, con nubarrones acechando y, después del último trabajo de Òscar Aibar, yo tampoco me encuentro con fuerzas para animar a nadie. Opto por ir a ver una película de Zabaltegi y voy hacia el Teatro Principal, una sala majestuosa y con solera en el casco antiguo, algo recelosa. Nunca me he fiado de las películas con nombres raros y Happythankyoumoreplease no sólo tiene uno (y encima largo) sino que además es la ópera prima de un tal Josh Radnor. Hasta que veo en pantalla a Ted Mosby. Sorpresón. El papá batallitas de Cómo conocí a vuestra madre se ha marcado una película tan chula que cuando salgo del cine he reído, llorado, suspirado y hasta ha salido el sol. Emprendo la marcha hacia el Okendo, un clásico de pintxos del festival, en el que he quedado con los amigos de la mañana. Por el camino, veo pasar a la actriz Verónica Sánchez, sin maquillar y con cara de pocos amigos.

El Okendo me gusta porque está forrado de fotos de gente VIP. En un alarde metafotográfico elijo esta franja de la pared porque salen Luis Tosar y Quentin Tarantino bailando 'con el pipiribipipi'.

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En la comida se dice y se comenta. Uno de los periodistas ha entrevistado a Olivia Williams (El escritor), que ha venido a recoger el Premio Fipresci en nombre de Roman Polanski, que como es natural, intenta salir de casa lo menos posible. Coincidimos en que es la mejor profe (Academia Rushmore, An Education...) que ha dado la historia del cine en las últimas décadas. La actriz le ha contado que trabajar con el director polaco le ha abierto las puertas de Hollywood y ha sido tan maja que mi amigo se está planteando mandarle ramos de flores hasta que ella le ponga una demanda.

Salgo del Okendo y a pocos metros, Álex de la Iglesia (con Venecia aún reciente) recibe el Premio Nacional de Cinematografía de manos de la ministra Ángeles González Sinde. Yo pongo rumbo al Kursaal y a la Sección Horizontes Latinos. Mis fuentes me han recomendado Rompecabezas, de la argentina con apellido alcohólico, Natalia Smirnoff. El largo, que relata el despertar de una ama de casa que un día descubre que se le da fenomenal "armar" puzzles me deja satisfecha y feliz, preparada para el plato gordo del día, Buried (Enterrado).

Rodrigo Cortés presenta su película, dentro de Zabaltegi, en el teatro Victoria Eugenia y, por la gracieta que tiene (sale al escenario imitando la tonadilla de Lluvia de estrellas, dice "no hay mucho que contar de mi película porque sólo tiene un tío y una caja de madera") cualquiera diría que es el psicópata que ha dirigido el filme más angustioso que recuerdo. Es curioso porque la peli dura hora y media, y a mí me ha parecido que he estado sentada en mi butaca durante un día y medio.

Prometí que vería Poetry a las 23.00 pero me ha surgido otro plan. Esta noche hay fiesta en el Hotel Londres de El Gran Vázquez, a la que salgo corriendo ahora mismo para dar rienda suelta a la Gossip Girl que llevo dentro. Mañana más.

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