David Hasselhoff en 'Dancing Ninja'

Por una vez todo internet está de acuerdo: David Hasselhoff es el puto amo... siempre que haga vídeos de 5 minutos. Porque después para tragarse enteros sus discos y películas... ya es otra cosa. El videoclip de True Survivor para la modesta película Kung Fury lo ha petado en internet (y apuesto a que en breve copiaremos aquí el concepto), pero las películas que ha ido haciendo los últimos años siguen pasando sin pena ni gloria. Ni siquiera están en Taringa! para descargar.

Es el caso de Dancing Ninja. Sus creadores pensarían que lo tenian TODO para petarlo en internet. Un título gracioso que promete un concepto chorradesco, guiños a cascoporro a animes y videojuegos, humor metacinematogáfico y la presencia de The Hoff como aliciente internetil. Y sin embargo, nadie le hizo NI PUÑETERO CASO.

En The Legend of the Dancing Ninja conocemos a un bebé muy especial, elegido para la gloria, pero perseguido por los malvados. Sus padres deciden abandonar al niño en Asia para que pueda sobrevivir. Y como todos sabemos, cualquier niño occidental abandonado en Asia acaba aprendiendo ninjitsu.

Criado por un pescadero, el niño crece para convertirse en el joven Ikki (OH, UN GUIÑO), un chaval con el pelo de punta y muchísima pluma que acaba aprendiendo nintitsu con los chavales del barrio. Es lo que tiene Japón, que aprendes ninjutsu en cualquier lugar.

Sin embargo, al chico, como a Billy Elliot, lo que le gusta es bailar. Bailar a ritmo del Dance Dance Revolution. Así, comienza a interesarse por la leyenda del ninja bailarín un tipo de arte marcial... o de estilo de baile... que combina ambos mundos: letales golpes combinados con pasos propios de unos N'Sync. Con esos conocimientos, Ikki decide ir a Hollywood a buscar a su familia verdadera. Allí se meterá en líos con los lugareños, se convierte en este guerrero con ritmo, y se dedica a hacer el bien y la justicia en su barrio / ciudad / lo que sea.

Claro está, esto tenía que llamar la atención de los señores del crimen locales. Entre ellos, David Hasselhoff. Él será el villano de la función, un mafioso que también hace artes maricales. Un ridículo y sobreactuado Iván Drago que se dedica a extorsionar al padre de Ikki... y se hace con el protagonismo de la película. Que por algo es El resto de la película os lo imagináis: entrenar, alguna cita con la chica y muchas, muchas secuencias de baile. Que para algo chorradas.

Como hemos dicho al principio, el film está realizado con un ojo en el frikerío, tratado de replicar el éxito de un Sharknado que cayó en gracia a saber por qué. El momento más bajo y chaquetero lo tenemos cuando Hasselhoff se lía a dar patadas a unas figuras de cartón de... ¡Jean Claude-Van Damme y CHUCK NORRIS! ¡Jo, tío, que risa! Uno casi puede oir a los guioinistas fliparse solos al incluir esta escena en el guión, convencidos de convertir esto en un vídeo viral de otra peli "que te meas si la ves to fumao". Tanta gracia les hace que lo meten hasta tres veces. Por sino has pillado lo gracioso que es. Les falta plantarse en tu casa, darte un codazo en la tripa y señalar la patalla.

Por desgracia para todos, The Legend of the Dancing Ninja es cine chungo del peor. Del aburrido, del falto de talento y del que llega a dar vergüenza. En este caso, de la falta de gracia para tratar de ganarse a su autoelegido público. La falta de ideas y el bajunismo se plasman con especial intensidad en el momento en el que Hasselhoff se dedica a cantar su famoso Hooked on a Feeling sin venir a cuento, moviendo el paquete. En 2013 ya habíamos visto todos el videoclip original cincuentamil veces y ni soprende ni hace especial gracia.

El resto del film transcurre entre los intentos de ligar del chaval con su novia y un montón de ensoñaciones que éste tiene, combatiendo a base de swing y hip hop, o imaginándose como un guerrero a lo Naruto en unas secuencias de puro anime zaragozano.

Es una pena: en realidad la idea es divertida, el chico baila bien, hay buenas coreografías y Hasselhoff está muy gracioso vestido como Ranma 1/2.