OPINIÓN

Danzando con dragones, con el calor que hace

Danzando con dragones, con el calor que hace
Danzando con dragones, con el calor que hace
Danzando con dragones, con el calor que hace

La editorial Gigamesh acaba de editar en España el nuevo libro de la famosísima saga de George R. R. Martin, y la primera reacción que tiene un lector ante «Danza de dragones» es «madre mía, como pesa esto». La segunda, es empezar a leer con una ansiedad frenética. La tercera, exclamar, con sucesivo y creciente perplejidad : «¿Pero este tipo quién es?, ¿pero esta tipa no estaba muerta?».

Han pasado unos cuantos años desde que en BAZINGA! terminamos de leer «Festín de cuervos», y los pequeños detalles se difuminan en nuestra memoria. A pesar de que el cuarto libro de la saga no está pensado para hacer una relectura rápida, usamos nuestras técnicas ninja de concentración para dar cuenta de él y meternos con «Danza de dragones» lo mejor preparado posible. Hay que señalar que la acción de «Danza de dragones» y «Festín de cuervos» es simultánea, así que nadie debe asustarse si al empezar el libro lee referencias a acontecimientos muy anteriores a los del final del anterior libro. «Danza de dragones» se centra especialmente en aquellos personajes alejados geográficamente de Desembarco del Rey y los siete reinos. Eso no quiere decir que en algunos momentos no volvamos a saber de algunos personajes que permanecen en la capital, como Cersei. Pero sí que el peso de la trama se la llevan otros personajes que no aparecían en «Festín de cuervos». Sin dar más detalles, y sin «spoilers», hay personajes inesperados que regresan, otros que regresan tan cambiados que no parecen los mismos, y personajes nuevos. También algunos personajes secundarios cobran mayor importancia. Pero podemos decir que hay cuatro personajes principales que marcan el ritmo de esta nueva entrega de la saga: Jon Nieve, haciendo lo que ningún Lord Comandante de la Guardia de la Noche se ha atrevido a hacer jamás; Tyrion Lannister, seguramente el personaje más celebre de la saga, en sus horas más bajas; Daenerys Targayen, pásandolas canutas comprobando lo solo que se está en la cumbre; y cierto personaje, que para no reventar la sorpresa no citaré, de cuyo nombre ni él mismo quiere acordarse.

En general el libro, como es habitual, pasa de un momento de tensión a otro, terminando cada capítulo práctimente con un «cliffhanger» (qué bonita palabra), para pasar a otro personaje. En Danza de dragones, como ocurrió con Festín de cuervos, tenemos la sensación de encontrarnos ante un momento «bisagra», en el que pasamos de una situación drástica que ha supuesto un cambio radical de las situaciones de todos los personajes, a un periodo en el que se van a dar una gran cantidad de nuevas e inesperadas situaciones que nos llevará directamente hacia el final de la historia (de aquí a cinco o seis años, como mínimo). Podría decirse que en este libro, Martin vuelve a colocar las figuras sobre el tablero de ajedrez tras haberlo sacudido salvajemente. La genialidad de Martin es que va a cambiar este caballo por un dragón, este alfil por un nuevo maestre, todos estos peones por un ejército de salvajes.... Y cuando termina, es muy complicado que nadie se crea que sigue siendo el mismo juego, pero tras hablar con él, confiamos en que Martin sabe a dónde va. Pero hay que dejarse llevar. Es un «déjate, tonto, que te va a gustar» literario.

Danzando con dragones, con el calor que hace

Las otras dos cosas que nos gustan de «Danza de dragones» no tienen que ver con la trama en sí. Pero en cualquier caso, son dos cosas importantes. La primera: el libro pesa mucho: no es aconsejable ni para el metro, ni para la piscina, ni para gente con problemas de espalda (menos mal que existen varias ediciones, más manejables, para aquellos que preferimos gastarnos el dinero en libros y no en gimnasios); la segunda, «Vientos de Invierno», el sexto libro, no aparecerá publicado en español, al menos hasta 2015.

Esto es BAZINGA!, donde la vida es eso que ocurre entre libro y libro de George R. R. Martin.

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