OPINIÓN

'Billions': Paul Giamatti y Damian Lewis, lucha de egos

'Billions': Paul Giamatti y Damian Lewis, lucha de egos
'Billions': Paul Giamatti y Damian Lewis, lucha de egos
'Billions': Paul Giamatti y Damian Lewis, lucha de egos

Echaba de menos a Damian Lewis tras su desaparición en Homeland. Es cierto que no le ha ido nada mal con la miniserie Wolf Hall, por la que ha sido nominado al Globo de Oro, ejerciendo el poder absoluto como Enrique VIII, pero en Billions, su personaje multimillonario y arrogantemente sexy le va como anillo al dedo. No sólo porque vuelve a mangonear lo suyo si no porque tendrá un oponente a la altura pisándole los talones. El carismático Bobby Axelrod, el jefazo de la (dudosa) empresa Axe Capital, es un tiburón, un tipo ambicioso, padre de familia, con una mujer, amante, amiga y compañera (Malin Akerman), que consiguió su poderoso estatus “gracias” a ser el único superviviente de la firma tras el 11S. Renacer y ganar pasta contando esto con naturalidad a sus nuevos empleados es síntoma de una absoluta confianza en sí mismo. Y así es hasta que, al otro lado de la ecuación, aparece Chuck Rhoades (Paul Giamatti), el fiscal del distrito sur de Nueva York, motivado y dispuesto a ganarle la partida a Axe en su particular cruzada contra su imperio. Giamatti también sabe lo que es jugar con los poderes públicos, y enarbolar la bandera de la verdad y la decencia. Ya lo hizo como John Adams, uno de los padres fundadores de Norteamérica, papel por el que ganó el Globo de Oro. En medio de esta guerra testosterónica de egos (los cara a cara entre ambos actores es de lo mejor de la serie), encontramos una pieza fundamental: la mujer del abogado que, antes de que su marido fuese quien es, trabajaba ya para Axe. Con un buen puesto y mejor salario, Maggie Siff (Sons of Anarchy) es Wendy, una psiquiatra, la doctora Mojo la llaman, que conoce las fortalezas y, sobre todo, las debilidades de su jefe, ahora enemigo número uno de su marido, pero que, en principio, no pretende participar del juego. Bastante tiene en casa: el piloto de Billions esconde un arranque sorprendente, con Rhoades en cierta postura sexual sumisa dejándose humillar por una dominatrix, que adquiere su completo significado al final del episodio. Y con eso, con las apariencias y vanidades y envidias, juega esta serie sobre el mundo financiero, en el que el exitoso Axe, originario de Yonkers (el barrio obrero que nos descubrió David Simon en Show me a Hero), se pregunta: “¿Desde cuándo es delito tener éxito?”, y desafía a Rhoades evitando que "le castren" como hacen con su perro. Provocadora y con grandes actuaciones, Billions, de Showtime, ha confirmado una segunda temporada. No se emite en España.

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