Podría ser la imagen de una nueva película: alguna de espías en Oriente o una nueva entrega de Lara Croft buscando tesoros por el mundo… Pero no, como ya sabemos, Angelina Jolie utiliza la fama y el dinero (muchísimo dinero) que gana con estas historias de acción para ayudar y pedir fondos para países desfavorecidos como embajadora de ACNUR. Después de promocionar Salt por todo el mundo, ha viajado a Pakistán para visitar los campamentos de refugiados para los afectados por las inundaciones y reclamar más ayuda a la comunidad internacional (ella ha dado 100.000 dólares a la Oficina de Ayuda Humanitaria de la ONU). Es su cuarta visita al país, al que hace un año donó junto a Brad Pitt, a través de su fundación, un millón de dólares para los desplazados por los conflictos en este mismo país. Un dinero bien empleado, eso seguro.
La letra pequeña de la solidaridad es que la pareja se ha gastado este verano 40 millones de dólares en una idílica villa en las colinas de Valpolicella, en Italia, no muy lejos de donde el amigo George Clooney tiene la suya, con 15 habitaciones, siete baños, dos piscinas, un gimnasio y un teatro. Casi ná… Un sencillo rinconcito donde pasar las vacaciones estivales y olvidarse de sus otras dos mansiones yankis (tienen una en Los Ángeles y otra en Nueva Orleans). Es lo que tiene cobrar más de 20 millones por película y arrasar en taquila.
Ahora, dicho esto, si hay dinero para todo… Peor es los que se gastan sólo la pasta en jugar al monopoly real. Así que sí, nos gustan los Brangelina y que sigan disfrutando de su villa italiana entre viaje y viaje humanitario. Olé.
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